Introducción

Este blog es una herramienta orientada para todo tipo de profesionales de la educación, la psicología y la salud que trabajen con trastornos cognitivos de base orgánica y pretende convertirse en de base orgánica en una herramienta de consulta permanente.

domingo, 9 de octubre de 2011

La gran influencia del índice de masa corporal de la madre sobre el de sus bebés

Los bebés de madres con un mayor índice de masa corporal (IMC) antes del embarazo, están más gordos y tienen más grasa en el hígado. Así lo indican los resultados de una investigación efectuada por especialistas del Imperial College de Londres.

El efecto del índice de masa corporal de la madre sobre la gestación de sus bebés podría predestinarles a tener de por vida un mayor riesgo de sufrir ciertos problemas de salud.

El equipo de Neena Modi, del departamento de medicina del Imperial College de Londres, se valió de escaneos mediante resonancia magnética para evaluar 105 bebés.

Los bebés fueron examinados mientras dormían, y se midió la cantidad de grasa en sus células hepáticas, la cantidad total de grasa en sus cuerpos y su distribución. Modi y sus colegas descubrieron que la grasa en las células hepáticas de los bebés y la grasa total, especialmente en torno al abdomen, aumentaban en consonancia con el índice de masa corporal de sus respectivas madres.

Se sabe que los hijos de madres con obesidad o sobrepeso tienen un mayor riesgo de acumular kilos de más, y de experimentar problemas metabólicos de salud tales como la diabetes tipo 2. Modi y sus colegas sugieren que la correlación que han descubierto entre el índice de masa corporal de las madres y los patrones descritos de acumulación de grasa en sus bebés podría ser una señal de los primeros cambios biológicos que, si se combinan con un estilo de vida poco saludable, pueden conducir a los bebés de las madres con sobrepeso hacia una vida adulta con mala salud.

Esto significa que la prevención de la obesidad debe comenzar en el útero.

Actualmente, casi la mitad de las mujeres en edad fértil del Reino Unido tienen sobrepeso o son obesas.

El índice de masa corporal se calcula dividiendo nuestro peso en kilogramos por el cuadrado de nuestra altura en metros. La Organización Mundial de la Salud clasifica un índice de masa corporal de entre 18,5 y 25 como el peso normal, entre 25 y 30 como sobrepeso y por encima de 30 como obesidad. De las 105 madres examinadas en el estudio, 5 tenían un peso por debajo de lo normal, 69 eran de peso normal, 23 tenían sobrepeso, y 8 eran obesas.
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Los hijos de madres con obesidad o sobrepeso tienen un mayor riesgo de acumular kilos de más. (Foto: ICL)

Los videojuegos pueden mejorar la capacidad visual en adultos con "Ojo Vago"

En una investigación reciente, se ha constatado que jugar con videojuegos ayuda a mejorar la agudeza visual de los adultos que padecen de ambliopía, u "Ojo Vago", como se conoce popularmente. La ambliopía es una disminución anómala de la agudeza visual sin lesión orgánica o patológica que la provoque.

En el estudio, llevado a cabo por el equipo de los doctores Roger Li y Dennis Levi, de la Universidad de California en Berkeley, se ha comprobado que los participantes en los experimentos mejoraron en su agudeza visual y percepción tridimensional después de pasar sólo 40 horas jugando con videojuegos corrientes.

Que se sepa, este estudio es el primero en demostrar que jugar con videojuegos es útil para mejorar la visión borrosa en los adultos que padecen de ambliopía.

Aunque en los niños se puede tratar con éxito la ambliopía mediante terapia de oclusión (poniendo un parche sobre el "ojo bueno" para forzar al cerebro a usar el "ojo vago" y lograr que se acostumbre también a trabajar con éste) hay pocas opciones para los adultos con este trastorno.

En el nuevo estudio, los investigadores usaron un videojuego de acción, que requería que los sujetos dispararan contra objetivos, así como un videojuego que no era de acción, el cual requería que los usuarios construyeran algo. En los experimentos participaron un total de 20 sujetos con ambliopía, con edades de entre 15 y 61 años.

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Jugar con videojuegos ayuda a mejorar la agudeza visual de los adultos que padecen de ambliopía. (Foto: UC Berkeley 
En el primer experimento, 10 participantes jugaron con el videojuego de acción dos horas en cada sesión, durante un mes, alcanzando un total de 40 horas jugadas. En un segundo experimento, otros tres participantes jugaron con el videojuego que no era de acción, durante la misma cantidad de tiempo. Mientras jugaban, los participantes llevaban un parche sobre su ojo bueno.Ambos experimentos tuvieron como resultado un aumento del 30 por ciento en la agudeza visual.


Para verificar que los resultados se debían específicamente a los videojuegos y no eran una simple consecuencia del uso del parche sobre el ojo, los investigadores llevaron a cabo un tercer experimento en el que siete participantes usaron un parche sobre su ojo bueno durante 20 horas, mientras realizaban actividades cotidianas como por ejemplo ver televisión, leer libros y navegar por internet. Después de alcanzar esas 20 horas, no mostraron mejoría en las pruebas de visión. A esos mismos sujetos se les pidió luego que usaran un parche mientras jugaban con videojuegos durante un total de 40 horas. Y cuando se les realizó la prueba de agudeza visual, mostraron el mismo nivel de mejoría que los otros participantes del estudio.

El mecanismo que permite al cerebro refrenar las reacciones impulsivas

La forma en la que el cerebro controla las reacciones impulsivas puede ser muy diferente a como los psicólogos la han concebido durante los últimos 40 años.

Esa es la inesperada conclusión de un estudio realizado por un equipo internacional de neurocientíficos.

El control de los impulsos es un aspecto importante de las funciones ejecutivas del cerebro, las cuales son los procedimientos que usa para controlar su propia actividad. Los problemas con el control de los impulsos son típicos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y también de enfermedades mentales como la esquizofrenia. En este estudio, los investigadores se propusieron comprender mejor cómo está programado el cerebro para controlar las reacciones impulsivas.

Hay dos tipos de neuronas que controlan el modo en que procesamos lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos o tocamos, y el modo en que reaccionamos a ello. Las de una de esas dos clases, las neuronas sensoriales, responden a diferentes tipos de estímulos del entorno. Están conectadas a neuronas motoras, las cuales generan una acción cuando la información que les llega desde las neuronas sensoriales alcanza cierto umbral. El tiempo de respuesta a los estímulos varía considerablemente en función de varios factores. Por ejemplo, cuando la precisión es importante, crecen los tiempos de respuesta. Cuando la velocidad es importante, se acortan los tiempos de respuesta.

Existe una clara evidencia del vínculo existente entre variaciones del tiempo de reacción y ciertos trastornos mentales.

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Palmeri, Logan y Schall. (Foto: Vanderbilt University)

Desde la década de 1970, los científicos han considerado que el cerebro controla estos tiempos de respuesta mediante la modificación del umbral a partir del cual las neuronas motoras generan una acción: Cuando se prefiere una acción rápida, se reduce el umbral, y cuando se necesita una mayor precisión, se aumenta el umbral.

Sin embargo, Jeffrey Schall, Gordon Logan y Thomas Palmeri, los tres de la Universidad Vanderbilt, así como Pierre Pouget del Instituto Nacional francés de Salud e Investigación Médica (INSERM), Leanne Boucher de la Universidad Nova del Sudeste (en Estados Unidos), y Martin Paré de la Queen's University en Ontario, Canadá, han comprobado que esa teoría no es correcta. Ellos han encontrado que las diferencias en el momento en que las neuronas motoras empiezan a acumular la información proveniente de las neuronas sensoriales (y no las diferencias en el umbral) son las que parecen explicar el ajuste en los tiempos de reacción.