Introducción

Este blog es una herramienta orientada para todo tipo de profesionales de la educación, la psicología y la salud que trabajen con trastornos cognitivos de base orgánica y pretende convertirse en de base orgánica en una herramienta de consulta permanente.

lunes, 26 de octubre de 2009

Identificadas las áreas del cerebro relacionadas con la experiencia religiosa

Su hallazgo revela que la evolución influyó en la emergencia de la espiritualidad humana

Un equipo de científicos estadounidense ha logrado identificar una serie de áreas del cerebro vinculadas a diferentes actitudes religiosas. La investigación, que fue realizada con un total de 40 personas, reveló que realmente existe un sustrato neurológico subyacente a las diversas formas de afrontar la religiosidad, pero también que dicho sustrato no es exclusivo de la espiritualidad humana, sino que está compartido con otras habilidades cognitivas propias de nuestra especie. Por eso, los científicos señalan que las creencias religiosas surgieron como una extensión natural de avances evolutivos desarrollados en otros ámbitos: en el de la cognición social y en el del comportamiento. Por Yaiza Martínez.


Una relación íntima y positiva con Dios estaría relacionada con un mayor volumen del gyrus temporal medio. Fuente: PLOSONE.
Científicos del National Institute on Aging (NIA), de Estados Unidos, han identificado algunos de los mecanismos cognitivos y de los circuitos neuronales del cerebro que parecen relacionarse entre sí durante las experiencias religiosas.

La búsqueda de la explicación neuronal subyacente a los comportamientos y creencias propias de la religiosidad, un atributo que sólo se da en nuestra especie, ha despertado el interés de numerosos especialistas en los últimos años.

La neurociencia ha intentado, en las últimas décadas, comprender y explicar las experiencias religiosas y espirituales, aportando nuevas perspectivas. A medida que se ha ido avanzando en el desarrollo de técnicas de escaneo cerebral muy sofisticadas, el secreto parece estar cada vez más cerca de ser desvelado.

Áreas y arquitectura

La última investigación de la que hemos tenido noticia ha sido la realizada por el científico del NIA, Dimitrios Kapogiannis, y sus colaboradores.

Estos investigadores usaron una técnica de registro de imágenes de la actividad neuronal conocida como exploración de resonancia magnética funcional (fMRI) para localizar y analizar las áreas del cerebro humano que se activan al pensar en Dios y en la religión.

Los resultados obtenidos a partir de estas mediciones revelaron que componentes específicos de las creencias religiosas serían procesados por redes cerebrales ya conocidas por la neurología.

En concreto, las pruebas empíricas demostraron que la emergencia del fenómeno religioso en el ser humano se produce a partir de ciertos cambios en la capacidad neuronal de habilidades cognitivas como el lenguaje o el razonamiento lógico, entre otros procesos evolutivamente significativos.

En lo que respecta a la “arquitectura” del cerebro, según informa la revista Ars Technica los científicos descubrieron que diferencias en los volúmenes de las regiones corticales estaban relacionadas con algunos de los aspectos clave de la religiosidad.

Relación con la actividad neuronal

Concretamente, Kapogianis y sus colaboradores elaboraron en primer lugar un marco psicológico sobre las diversas percepciones que los participantes tenían de Dios, con el fin de explorar la neuroanatomía subyacente a estas creencias.

Estas percepciones fueron definidas a partir de tres preguntas, según explica Kapogianis en una entrevista: ¿está Dios implicado en mi vida o no?, ¿me parece un Dios amoroso o, por el contrario, amenazante y furioso? y, ¿en qué baso mis experiencias religiosas, en la imaginación, en circunstancias específicas o en conceptos abstractos (doctrinas)?

Utilizando la fMRI, los científicos asociaron las respuestas sobre las actitudes y creencias religiosas de los participantes con áreas de actividad neuronal del cerebro, descubriendo que dichas áreas habían sido relacionadas con anterioridad con capacidades cognitivas como la recuperación de memoria, la recreación de imágenes, las emociones o la semántica abstracta.

Un ejemplo: un sujeto que afirme estar sintiendo una conexión con Dios presentará niveles más altos de actividad dentro de una región cerebral denominada gyrus frontal medio derecho. Sobre esta área ya se sabía que está relacionada con las emociones positivas.

Cuatro actitudes

En una segunda parte del estudio, Kapogianis y su equipo hicieron una encuesta al mismo grupo de participantes sobre sus comportamientos religiosos, su educación, y otros aspectos particulares de su modo de ver el mundo o cosmovisión.

Mientras que en la primera investigación se intentaba establecer la actividad neuronal asociada a las experiencias religiosas, en esta segunda parte el objetivo era determinar si pequeñas variaciones en el volumen de la materia gris del cerebro se relacionaban con diversas facetas de la religiosidad de las personas estudiadas.

A partir de la encuesta realizada, se identificaron cuatro percepciones o actitudes distintas con respecto a la religiosidad: experimentar una relación íntima con Dios y el compromiso con un comportamiento religioso; tener una educación religiosa; dudar de la existencia de Dios; y sentir miedo de la ira de Dios.

Confrontando estas vivencias de la religiosidad con los resultados de las pruebas sobre la estructura del cerebro realizadas con la fMRI, se reveló que existía una relación entre ellas y el volumen del cerebro.

Estructura, volumen y religión

Los investigadores descubrieron, así, que tanto las creencias religiosas como las prácticas religiosas parecían estar relacionadas con redes neuronales implicadas en el procesamiento cognitivo social.

La fortaleza de estas redes variaba en cada individuo, reflejando el nivel subjetivo de religiosidad de cada uno de ellos. Dicha fortaleza parecía fluctuar con el tiempo, como respuesta a estímulos cambiantes.

Por otro lado, se descubrió que un sentido intenso de intimidad con Dios estaba relacionado con un incremento del volumen cortical del gyrus temporal medio derecho, que se sabe juega un papel clave en el mantenimiento de las relaciones íntimas.

Asimismo, los científicos encontraron una pronunciada relación entre el volumen cortical del precuneo izquierdo (área relacionada con la empatía, las respuestas emocionales y también con la regulación de las jerarquías sociales ) y el miedo a la ira de Dios (cuanto más pequeño era el volumen del precuneo izquierdo, más miedo tenían los individuos a Dios).

La religiosidad en la evolución

La suma de todos los resultados obtenidos sugiere que las creencias religiosas surgirían como una extensión natural de avances evolutivos desarrollados en la cognición social y el comportamiento.

Así, con el paso del tiempo, los mismos cambios en el volumen del cerebro que permitieron al ser humano demostrar empatía hacia otros individuos podrían haber posibilitado también la aparición del sentimiento de relación íntima con entidades sobrenaturales, y la emergencia de las religiones.

Las investigaciones fueron llevadas a cabo con cuarenta personas de sociedades y religiones occidentales, por lo que Kapogiannis señala que en adelante deberían ser estudiados individuos de otras culturas, como la asiática o las sociedades tribales, para determinar si se usan siempre las mismas áreas del cerebro para las experiencias religiosas, independientemente de cuáles sean éstas.

Los científicos explicaron sus hallazgos en un artículo aparecido en PlosOne de acceso libre.

Identificadas las áreas del cerebro relacionadas con la experiencia religiosa

Su hallazgo revela que la evolución influyó en la emergencia de la espiritualidad humana

Un equipo de científicos estadounidense ha logrado identificar una serie de áreas del cerebro vinculadas a diferentes actitudes religiosas. La investigación, que fue realizada con un total de 40 personas, reveló que realmente existe un sustrato neurológico subyacente a las diversas formas de afrontar la religiosidad, pero también que dicho sustrato no es exclusivo de la espiritualidad humana, sino que está compartido con otras habilidades cognitivas propias de nuestra especie. Por eso, los científicos señalan que las creencias religiosas surgieron como una extensión natural de avances evolutivos desarrollados en otros ámbitos: en el de la cognición social y en el del comportamiento. Por Yaiza Martínez.



Una relación íntima y positiva con Dios estaría relacionada con un mayor volumen del gyrus temporal medio. Fuente: PLOSONE.
Científicos del National Institute on Aging (NIA), de Estados Unidos, han identificado algunos de los mecanismos cognitivos y de los circuitos neuronales del cerebro que parecen relacionarse entre sí durante las experiencias religiosas.

La búsqueda de la explicación neuronal subyacente a los comportamientos y creencias propias de la religiosidad, un atributo que sólo se da en nuestra especie, ha despertado el interés de numerosos especialistas en los últimos años.

La neurociencia ha intentado, en las últimas décadas, comprender y explicar las experiencias religiosas y espirituales, aportando nuevas perspectivas. A medida que se ha ido avanzando en el desarrollo de técnicas de escaneo cerebral muy sofisticadas, el secreto parece estar cada vez más cerca de ser desvelado.

Áreas y arquitectura

La última investigación de la que hemos tenido noticia ha sido la realizada por el científico del NIA, Dimitrios Kapogiannis, y sus colaboradores.

Estos investigadores usaron una técnica de registro de imágenes de la actividad neuronal conocida como exploración de resonancia magnética funcional (fMRI) para localizar y analizar las áreas del cerebro humano que se activan al pensar en Dios y en la religión.

Los resultados obtenidos a partir de estas mediciones revelaron que componentes específicos de las creencias religiosas serían procesados por redes cerebrales ya conocidas por la neurología.

En concreto, las pruebas empíricas demostraron que la emergencia del fenómeno religioso en el ser humano se produce a partir de ciertos cambios en la capacidad neuronal de habilidades cognitivas como el lenguaje o el razonamiento lógico, entre otros procesos evolutivamente significativos.

En lo que respecta a la “arquitectura” del cerebro, según informa la revista Ars Technica los científicos descubrieron que diferencias en los volúmenes de las regiones corticales estaban relacionadas con algunos de los aspectos clave de la religiosidad.

Relación con la actividad neuronal

Concretamente, Kapogianis y sus colaboradores elaboraron en primer lugar un marco psicológico sobre las diversas percepciones que los participantes tenían de Dios, con el fin de explorar la neuroanatomía subyacente a estas creencias.

Estas percepciones fueron definidas a partir de tres preguntas, según explica Kapogianis en una entrevista: ¿está Dios implicado en mi vida o no?, ¿me parece un Dios amoroso o, por el contrario, amenazante y furioso? y, ¿en qué baso mis experiencias religiosas, en la imaginación, en circunstancias específicas o en conceptos abstractos (doctrinas)?

Utilizando la fMRI, los científicos asociaron las respuestas sobre las actitudes y creencias religiosas de los participantes con áreas de actividad neuronal del cerebro, descubriendo que dichas áreas habían sido relacionadas con anterioridad con capacidades cognitivas como la recuperación de memoria, la recreación de imágenes, las emociones o la semántica abstracta.

Un ejemplo: un sujeto que afirme estar sintiendo una conexión con Dios presentará niveles más altos de actividad dentro de una región cerebral denominada gyrus frontal medio derecho. Sobre esta área ya se sabía que está relacionada con las emociones positivas.

Cuatro actitudes

En una segunda parte del estudio, Kapogianis y su equipo hicieron una encuesta al mismo grupo de participantes sobre sus comportamientos religiosos, su educación, y otros aspectos particulares de su modo de ver el mundo o cosmovisión.

Mientras que en la primera investigación se intentaba establecer la actividad neuronal asociada a las experiencias religiosas, en esta segunda parte el objetivo era determinar si pequeñas variaciones en el volumen de la materia gris del cerebro se relacionaban con diversas facetas de la religiosidad de las personas estudiadas.

A partir de la encuesta realizada, se identificaron cuatro percepciones o actitudes distintas con respecto a la religiosidad: experimentar una relación íntima con Dios y el compromiso con un comportamiento religioso; tener una educación religiosa; dudar de la existencia de Dios; y sentir miedo de la ira de Dios.

Confrontando estas vivencias de la religiosidad con los resultados de las pruebas sobre la estructura del cerebro realizadas con la fMRI, se reveló que existía una relación entre ellas y el volumen del cerebro.

Estructura, volumen y religión

Los investigadores descubrieron, así, que tanto las creencias religiosas como las prácticas religiosas parecían estar relacionadas con redes neuronales implicadas en el procesamiento cognitivo social.

La fortaleza de estas redes variaba en cada individuo, reflejando el nivel subjetivo de religiosidad de cada uno de ellos. Dicha fortaleza parecía fluctuar con el tiempo, como respuesta a estímulos cambiantes.

Por otro lado, se descubrió que un sentido intenso de intimidad con Dios estaba relacionado con un incremento del volumen cortical del gyrus temporal medio derecho, que se sabe juega un papel clave en el mantenimiento de las relaciones íntimas.

Asimismo, los científicos encontraron una pronunciada relación entre el volumen cortical del precuneo izquierdo (área relacionada con la empatía, las respuestas emocionales y también con la regulación de las jerarquías sociales ) y el miedo a la ira de Dios (cuanto más pequeño era el volumen del precuneo izquierdo, más miedo tenían los individuos a Dios).

La religiosidad en la evolución

La suma de todos los resultados obtenidos sugiere que las creencias religiosas surgirían como una extensión natural de avances evolutivos desarrollados en la cognición social y el comportamiento.

Así, con el paso del tiempo, los mismos cambios en el volumen del cerebro que permitieron al ser humano demostrar empatía hacia otros individuos podrían haber posibilitado también la aparición del sentimiento de relación íntima con entidades sobrenaturales, y la emergencia de las religiones.

Las investigaciones fueron llevadas a cabo con cuarenta personas de sociedades y religiones occidentales, por lo que Kapogiannis señala que en adelante deberían ser estudiados individuos de otras culturas, como la asiática o las sociedades tribales, para determinar si se usan siempre las mismas áreas del cerebro para las experiencias religiosas, independientemente de cuáles sean éstas.

Los científicos explicaron sus hallazgos en un artículo aparecido en PlosOne de acceso libre.

Consiguen implantar falsos recuerdos en la memoria mediante técnicas de sugestión

Nuevas investigaciones desvelan el poder de la mente para recordar lo que nunca ocurrió

Investigadores de Estados Unidos han estudiado los mecanismos de la memoria y descubierto la forma de implantar falsos recuerdos en las personas, ya sea modificando episodios personales, ya sea fabricando sucesos que nunca ocurrieron pero que se recuerdan como reales. El 25% de la población es susceptible de asumir recuerdos imaginarios, incluidos los de episodios relativos al primer año de vida, mediante recursos que desvelan lo fácil que es engañar a la memoria. Por Eduardo Martínez.

Consiguen implantar falsos recuerdos en la memoria mediante técnicas de sugestión
Investigadores de la Universidad de California-Irvine en Estados Unidos han conseguido implantar falsos recuerdos en algunas personas y comprobado que la memoria humana es muy fácil de engañar. Los resultados del estudio demuestran que bastan algunas sugestiones para fabricar falsos recuerdos.

La investigación fue realizada por un equipo dirigido por Elizabeth Loftus, una de las expertas en memoria más controvertidas porque ha alertado de la fragilidad de los testimonios en los procesos judiciales debido a la facilidad con que la mente humana confunde los hechos reales con los imaginarios.

El experimento se realizó con un grupo de personas que, después de unos minutos de conversación, recordaban felices el día en que, siendo niños, Bugs Bunny los había abrazado en su visita a Disney World. Incluso sentían la piel del personaje y sonreían de pensar cómo acariciaban sus enormes orejas.

Más de una tercera parte de las personas que participaron en la investigación recordaron ese momento -- que es imposible que ocurriera porque el famoso conejo no es un personaje de Disney -- después de que un científico indujera deliberadamente esa falsa memoria.

Recuerdo y sensibilidad

Los investigadores sostienen que cuando a una historia se le añaden detalles relativos al tacto, gusto, olor y oído, las posibilidades de que sea considerada real por la mente aumenta considerablemente.

Elizabeth Loftus ha analizado la experiencia de más de 20.000 personas durante 25 años y ha publicado una veintena de libros y más de 200 artículos sobre las debilidades de la memoria humana, el último de los cuales acaba de aparecer en la revista Nature.

Las personas que adoptan falsos recuerdos no son ingenuos ni enfermos, ya que el proceso forma parte de los mecanismos naturales de la memoria humana, que fabrica recuerdos a partir de la experiencia y, también, a partir de sensaciones vividas como reales.

Los detalles sensoriales son la materia prima de los recuerdos, por lo que si a una historia falsa se la impregna de sensaciones, el proceso de la memoria se perturba y la gente recuerda cosas que nunca existieron.

Un 25% de la población

Según las investigaciones de Loftus, un 25% de las personas son susceptibles de vivir procesos de falsos recuerdos debido a sugerencias externas.

Aunque los procesos cerebrales no se conocen en toda su profundidad, se considera que la memoria está “almacenada” en la corteza cerebral.

Son estímulos externos o patrones de muy baja descarga eléctrica del cerebro los que activan los recuerdos, que de esta forma afloran al consciente.

Elizabeth Loftus dice que la información penetra en la memoria un corto período de tiempo, donde puede ser olvidada o guardada por relación y con buen resultado transferida después por un largo período de tiempo a la memoria.

Memoria traicionera

La información recuperada de la memoria luego de un largo período depende de pequeños indicios que permiten a la gente revisar diferentes partes del material requerido.

Elizabeth F. Loftus considera, sin embargo, que la memoria puede ser traicionera, no sólo porque es muy fácil olvidar, sino porque la mente puede confundir escenas imaginadas con la realidad. Los recuerdos se modifican más fácilmente, por ejemplo, cuando el paso del tiempo permite que el recuerdo original se desvanezca.

Los estudios muestran incluso la forma de implantar recuerdos falsos en las personas. Más aún, demuestran que la gente puede ser conducida a recordar el pasado de formas diferente a cómo ocurrió, e incluso que pueden ser inducidas para que también "recuerden" eventos completos que nunca sucedieron.

La investigación sobre los falsos recuerdos ha ido más lejos hasta llegar a lo imposible, jugando con episodios inmediatamente posteriores al parto.

Recuerdos imposibles

Es altamente improbable que un adulto pueda recordar memorias episódicas genuinas del primer año de vida, en parte porque el hipocampo, que juega un papel clave en la creación de recuerdos, no ha madurado lo suficiente como para formar y almacenar recuerdos de larga duración que puedan ser recuperados en la madurez.

Sin embargo, se ha desarrollado un procedimiento, por parte del finado Nicholas Spanos y sus colaboradores de la Universidad Carleton, para implantar recuerdos "imposibles" acerca de experiencias que ocurrieron poco después del nacimiento.

Spanos y sus colaboradores descubrieron que la gran mayoría de los sujetos fueron susceptibles a estos procedimientos de implantación de recuerdos. Tanto los participantes que fueron hipnotizados como los guiados contaron recuerdos de la primera infancia.

Mecanismos de los falsos recuerdos

Estos estudios están comenzando a proporcionar un entendimiento de cómo se crean en personas adultas los recuerdos falsos.

Primero, hay exigencias sociales hacia los individuos para que recuerden: por ejemplo, cuando los investigadores ejercen alguna presión en los participantes en un estudio, para que terminen recordando.

Segundo, se puede fomentar explícitamente la construcción de recuerdos imaginando eventos cuando la gente tenga dificultad en recordar.

Y, finalmente, se puede recomendar a los individuos que no piensen acerca de si sus construcciones son reales o no.

Precaución terapéutica

Es más probable que se produzca la creación de falsos recuerdos cuando estos factores externos están presentes, ya sea que esto ocurra en un entorno experimental, en un entorno terapéutico, o en las actividades de la vida cotidiana.

Sin embargo, los mecanismos precisos por los cuales se construyen los recuerdos falsos quedan en espera de investigaciones posteriores. Puede verse al respecto la así llamada web de la memoria.

Aún queda mucho que aprender acerca del grado de confianza y de las características de los falsos recuerdos creados de esta forma, al mismo tiempo que queda por descubrir qué tipos de individuos son particularmente susceptibles a estas formas de sugestión y quiénes son resistentes.

Loftus destaca que los profesionales de la salud mental y otras personas deben ser conscientes de cuánto pueden influir en el recuerdo de episodios y de la gran necesidad de restringirse en situaciones en las cuales la imaginación se usa como una ayuda para recuperar recuerdos supuestamente perdidos.

La libertad es una ficción cerebral

Estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes naturales

La libertad es una ficción cerebral, según confirman las últimas investigaciones sobre neurociencias. Estas investigaciones han determinado que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (hasta 10 segundos) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento. Y aunque la falta de libertad es algo contraintuitivo, los experimentos indican que estamos determinados por las leyes de la Naturaleza. Por eso en Alemania algunos especialistas están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Y aunque sigamos encarcelando a los que violen las leyes, cambiará la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos. Por Francisco J. Rubia.

La libertad, la voluntad libre o el libre albedrío es una ficción cerebral. Eso es el resultado de experimentos realizados recientemente en neurociencia que indican que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (350 ms) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento (200 ms antes del movimiento). Esto quiere decir que la impresión subjetiva de la voluntad no es la causa del movimiento, sino que, junto con éste, es una de las consecuencias de una actividad cerebral que es inconsciente.

Los experimentos fueron realizados por Benjamín Libet en California hace más de 20 años; luego han sido confirmados sus resultados por un grupo de neurocientíficos en Inglaterra, y este mismo año, 2008, han vuelto a realizarse en Berlín con técnicas modernas de imagen cerebral, llegando a la conclusión que el cerebro se pone en marcha mucho antes que en los experimentos de Libet, a saber, que la actividad cerebral del lóbulo frontal tiene lugar hasta 10 segundos antes de la impresión subjetiva de voluntad.

El propio Libet intentó salvar su hipótesis de la existencia de la libertad diciendo que en los 200 ms que separan la impresión subjetiva del propio movimiento el cerebro podría ejercer un veto, es decir, inhibir el movimiento. Los críticos de esta hipótesis argumentaron que si el cerebro se tenía que activar de nuevo para ejercer el veto se emplearía de nuevo el mismo tiempo y eso era demasiado para los 200 ms que quedaban.

Frente a estos resultados se puede argumentar que todos y cada uno de nosotros tiene la impresión subjetiva, la intuición, la firme creencia, que somos libres para elegir entre varias opciones o que podemos hacer algo distinto a lo que hacemos en cualquier momento.

Antecedentes de creencias falsas

Pero las impresiones subjetivas, intuiciones o firmes creencias han resultado ser a veces falsas, como ha ocurrido a lo largo de la historia de la Humanidad.

Recordemos la creencia en la teoría geocéntrica, planteada por Aristóteles en el silgo IV a. C. y refrendada por Ptolomeo en el siglo II de nuestra era. Tuvieron que pasar nada menos que 20 siglos, hasta el siglo XVI, para que esta teoría fuera refutada por la teoría heliocéntrica de Copérnico y Galileo.

Nuestra impresión subjetiva estaba basada en la experiencia que todos tenemos de que el sol sale por Oriente y se pone por Occidente, un lenguaje que aún conservamos. Si le hubiésemos hecho caso a Aristarco de Samos, quien en el siglo IV a.C. ya había planteado que la tierra se movía alrededor del sol, no hubiera sido quemado Giordano Bruno en la Piaza Campo dei Fiori en Roma en 1600.

Por otro lado, que hayamos tardado 20 siglos en corregir esa impresión subjetiva falsa de que el sol giraba alrededor de la tierra la debemos, sin duda en parte, a la Sagradas Escrituras. En la Biblia (Josué 10, 13) se dice que Yahvé “paró el sol” para permitir que los israelitas terminasen de masacrar a los amorreos. Por tanto, si Dios paró el sol es porque este se movía y no la tierra.

Hay otros ejemplos de impresiones subjetivas que terminaron siendo falsas, como la teoría de la que la tierra es plana, que todavía hoy algunos desinformados sostienen. También la esfericidad de la tierra, sostenida por Eratóstenes (siglo III a. C.) chocó con las Sagradas Escrituras, tal y como sostenía el obispo de Salzburgo Virgilio o nuestro Isidoro de Sevilla.

Estamos determinados

No podemos, pues, fiarnos de nuestras impresiones subjetivas porque pueden ser falsas. A veces, como en este caso, la falta de libertad es algo contraintuitivo, como suele expresarse en inglés, pero los experimentos indican que, efectivamente, estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes deterministas de la Naturaleza.

Si asumiésemos, como hacen los dualistas, la existencia de un alma inmaterial que interacciona con la materia, en este caso el cerebro, entonces no habría ningún problema. Ese dualismo, que se remonta a los órficos, que consideraban que el cuerpo (soma) era ‘sema’ (la tumba) del alma, y que influyeron decisivamente sobre Pitágoras y Platón, dando lugar a un dualismo que ha durado hasta nuestros días, hoy día la neurociencia lo ha superado.

Las facultades mentales, antes anímicas, son consideradas hoy por la inmensa mayoría de neurocientíficos producto del cerebro. El gran problema del dualismo es que no ha habido posibilidad de explicar cómo es posible que un ente inmaterial, el alma, interaccione con la materia.

La razón es que para interaccionar con la materia se requiere energía y un ente inmaterial, por definición, no tiene energía. Por tanto, esa interacción violaría las leyes de la termodinámica. Además, no se ha descubierto en el cerebro ninguna región de la que pueda decirse que se activa por algún factor externo al cerebro, como sería el caso si fuera activada por el alma. Por tanto, el alma no es ninguna hipótesis neurocientífica.

Algunos filósofos, llamados compatibilistas, aceptan el determinismo del Universo y también del hombre, pero lo compatibilizan con el libre albedrío, que, según ellos, tiene el ser humano. La mayoría confunde lo que en biología llamamos ‘grados de libertad’ con la liberta propiamente dicha.

Todos los animales poseen diferentes grados de libertad, es decir, posibilidades de elegir entre varias opciones. El número de opciones depende del grado de encefalización del animal en cuestión. Nosotros tenemos muchos más grados de libertad que un perro, y éste más que un lagarto, y éste, a su vez, más que una ameba. Pero la posibilidad de escoger entre varias opciones no nos dice por qué elegimos la que elegimos, o, con otras palabras, si esta elección es voluntaria y consciente. En suma, poseer grados de libertad no significa ser libres.

El problema de la libertad es que está íntimamente ligada a la responsabilidad, la culpabilidad, la imputabilidad y el pecado. Este último es la base de las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islamismo. El concepto de culpabilidad es también la base del derecho penal internacional.

Neurociencias y Derecho


Esto explica por qué en Alemania, algunos especialistas en derecho penal están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Evidentemente no vamos a cambiar los castigos que hay que infligir a aquellos que transgredan las reglas que la propia sociedad se ha impuesto a sí misma. Seguiremos encarcelando a aquéllos que violen esas reglas. Pero lo que sí va a cambiar será la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos.

Que la libertad pueda ser una ficción no nos llama mucho la atención. Hace tiempo que sabemos que los colores no existen en la Naturaleza. En ella encontramos diversas longitudes de onda del espectro luminoso. Estas longitudes de onda inciden sobre fotorreceptores que poseemos en la retina y los impulsos nerviosos, llamados potenciales de acción, que son exactamente iguales que los provenientes del oído o del tacto, llegan a la corteza visual y allí se les atribuye una determinada cualidad, como la de rojo, azul o verde. Los colores, pues, son atribuciones de la corteza cerebral, pero no cualidades que existan en la Naturaleza. Algo que ya sabía Giambattista Vico, filósofo napolitano del siglo XVII, o el propio Descartes.

Para terminar quisiera citar a dos personalidades: un filósofo, Baruch Spinoza que sobre este tema decía: Los hombres se equivocan si se creen libres; su opinión está hecha de la consciencia de sus propias acciones y de la ignorancia de las causas que las determinan.

Y la de un científico, Albert Einstein: “El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera”. Y también: El hombre se defiende de ser considerado un objeto impotente en el curso del universo, pero, ¿debería la legitimidad de los sucesos, tales como se revela más o menos claramente en la naturaleza inorgánica, cesar su función antes las actividades de nuestro cerebro?.

Un psicólogo alemán, Wolfgang Prinz ha acuñado la frase: No hacemos lo que queremos, sino que queremos lo que hacemos.

F. J. Rubia es Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich, así como Consejero Científico de dicha Universidad. Este texto fue leído por su autor en el encuentro de bloggers de Tendencias21, celebrado en Madrid el pasado 21 de noviembre. F.J. Rubia es el editor del blog Neurociencias de Tendencias21.

sábado, 24 de octubre de 2009

¿Qué es lo que me hace ser lo que soy?

Prof. Marcus du Sautoy

El científico se sometió a experimentos en busca de su propia conciencia.

Durante los últimos meses realicé un viaje extraordinario para encontrar lo que me hace ser lo que soy.

Mi cerebro ha sido escaneado, engañado, electrocutado y drogado en una plétora de experimentos diferentes. Todo para encontrar qué es lo que provoca la sensación de que hay alguien dentro de mi mente.

La ciencia lo llama la búsqueda de la conciencia. Yo lo llamo la búsqueda de mi "yo".

No siempre fui consciente de mí mismo como ser humano separado de los que me rodean.

Pero ¿en qué momento se inició esta conciencia de mí mismo?

Un experimento fascinante en la Universidad de Portsmouth indica que entre los 18 y 24 meses de nacido el cerebro de un niño alcanza una etapa en la que súbitamente se hace consciente de sí mismo como individuo.

Para comprobarlo cada niño es colocado frente a un espejo y alentado a jugar. Hay un punto en que el niño probablemente comenzará a interactuar con su imagen en el espejo.

Una vez que esta interacción ha sido establecida, el investigador aleja al niño del espejo y mientras le limpia la nariz coloca disimuladamente una marca roja en la cara del niño en un lugar en el cual éste no puede verla o sentirla.

Posteriormente el pequeño regresa a jugar frente al espejo.

En el caso de Owen, de 16 meses de edad, comenzó nuevamente a interactuar con su imagen en el espejo y en ningún momento se mostró particularmente preocupado porque la imagen que veía tenía una gran marca roja en su rostro.

Sin embargo, Bethan, de 22 meses, miró su imagen en el espejo y su mano de inmediato se dirigió hacia su cara para explorar la extraña marca que veía en su mejilla.

Esta fuerte reacción es una señal de que Bethan reconoce la imagen y piensa "ésa soy yo".

En cierto punto del desarrollo cerebral algo ocurre que nos hace ser autoconscientes, pero qué es este algo, continúa siendo un misterio.

El precio que se paga

¿Acaso somos los humanos los únicos que tenemos este sentido del "yo"?

Chimpancé

Además de los humanos y los orangutanes, sólo los chimpancés están conscientes de su "yo".

La Prueba del Espejo del Autorreconocimiento fue diseñada en los años 70 por el profesor Gordon Gallup.

Su objetivo original era probar la conciencia en animales, no en niños.

"Un día que me estaba rasurando frente al espejo se me ocurrió que sería interesante ver si los chimpancés podían reconocerse a sí mismos en un espejo" dijo.

Y de hecho sí pueden hacerlo. Así que ¿cuántos otros animales pasan la prueba de la autoconciencia?

Además de los chimpancés y los humanos, sólo los orangutanes pueden hacerlo.

Por supuesto que la mayoría de los dueños de mascotas probablemente argumentarán que su perro, su gato o su hámster está consciente de sí mismo.

No pasar la prueba del espejo no necesariamente significa que otros animales no sean autoconscientes, pero un resultado positivo es evidencia convincente de que el cerebro ha desarrollado el sentido del "yo".

Es sorprendente que los chimpancés comienzan a fallar la prueba cuando llegan a los 30 años de edad, a pesar de que sólo les quedan 10 o 15 años de vida.

La razón es que la autoconciencia tiene un precio.

La conciencia permite al cerebro tomar parte en un viaje mental a través del tiempo.

Podemos pensar sobre lo que éramos en el pasado e incluso proyectarnos hacia el futuro.

Y es por esto por lo que Gallup cree que en su vida adulta los chimpancés prefieren perder la capacidad de concebirse a sí mismos.

"El precio que pagas por ser consciente de tu propia existencia es tener que enfrentarte con la inevitabilidad de tu propio fin".

"La conciencia de la muerte es el precio que pagamos por la autoconciencia".

Pero ¿qué es lo que en el cerebro nos hace ser conscientes?

Investigando el sueño

El experimento que me ha acercado más a una respuesta consistió en tomar una siesta en el Centro del Sueño y la Conciencia de la Universidad de Madison.

El sueño profundo es un periodo en el que renunciamos a nuestra conciencia.

Pero ¿cómo poder plantear preguntas al cerebro cuando éste duerme?

Prof. Marcus du Sautoy

La consciencia podría estar en la compleja red neuronal de nuestra mente.

Como me explicó Marcello Massimini para lograrlo tenía que someter a mi cerebro a descargas de pulsos eléctricos en una técnica llamada estimulación magnética transcraneal (EMT).

Me preocupaba un poco, siendo matemático, someter a mi cerebro -una herramienta esencial en mi trabajo- a choques eléctricos.

Pero Marcello afirmó que era perfectamente seguro. "Me lo he hecho a mí mismo muchas veces" dijo.

La primera parte del experimento consistió en aplicar EMT a una pequeña región de mi cerebro cuando estaba despierto y consciente.

Colocaron electrodos en mi cabeza para registrar el efecto y Marcello me mostró los resultados.

"Es importante notar que distintas áreas alejadas del sitio estimulado se activan en distintos momentos en un patrón complejo".

El cerebro está interactuando como una red compleja.

Después tuve que quedar dormido y una vez que alcancé la "fase cuatro" del sueño profundo Marcello sometería a mi cerebro a más descargas.

Desafortunadamente fracasé en esta parte del experimento.

Es muy difícil irse a dormir con 60 electrodos en la cabeza, mientras se te filtra un "ruido blanco" por los oídos y un equipo de filmación murmura: "¿ya se quedó dormido?".

Quizás tenía tantas ganas de someterme al experimento que no pude rendir mi conciencia.

A pesar de haber fracasado, Marcello me mostró los resultados de otros participantes más obedientes.

A diferencia de lo que ocurre en el estado consciente, la actividad eléctrica no se propaga a otras regiones del cerebro.

Es como si la red se hubiera descompuesto. Y esto implica que quizás la conciencia tiene que ver con la compleja integración del cerebro.

Por supuesto que esto plantea la interesante pregunta de si algo como internet, una vez que alcance un umbral determinado, podría también en algún momento del futuro reconocerse a sí mismo cuando se mire en el espejo.

Como matemático mi cerebro prefiere la idea de que la complejidad matemática de la red neuronal en nuestra mente podría ser la clave de ese "yo" secreto.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El abuso de anfetaminas en la adolescencia repercute en la memoria adultaEl abuso de anfetaminas en la adolescencia repercute en la memoria adulta

"Las ratas expuestas a elevadas dosis de anfetaminas en una edad que corresponde a los últimos años de la adolescencia presentan déficits significativos de memoria en la edad adulta mucho después de que finalice la exposición a estas sustancias.La adolescencia es un periodo en el cual el cerebro está en desarrollo; por ello, la exposición a las drogas en esa fase podría tener consecuencias"

Los resultados del estudio, coordinado por Joshua Gulley, de la Universidad de Illinois, fueron presentados ayer en la reunión anual de la Sociedad para la Neurociencias, que se celebra en Chicago.

Los investigadores han analizado dos tipos de exposición a las anfetaminas: intermitente (una dosis cada día) y "atracón escalonado".

El hallazgo revela algunas de las potenciales consecuencias a largo plazo del abuso de anfetaminas por los adolescentes y podría ser relevante para aquéllos que toman anfetaminas con propósitos terapéuticos para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

"La adolescencia es un periodo en el cual el cerebro está continuamente en desarrollo hacia su forma madura; por ello, la exposición a las drogas durante esa fase podría tener consecuencias negativas duraderas", ha señalado Gulley.

lunes, 19 de octubre de 2009

Pra mantener la mente joven, permanezca optimista y activo


Image Para evitar el declive mental relacionado con la edad avanzada, participe en actividades que estimulen el intelecto, mantenga una perspectiva optimista y tenga una vida social activa. Esos son los hallazgos de lo que los investigadores afirman es la reseña de estudios sobre el envejecimiento y el cerebro de mayor tamaño jamás llevada a cabo.

La reseña, que abarcó tres décadas y cubrió más de 400 estudios, encontró que permanecer física, mental y socialmente activos tiene un impacto sustancial en si los adultos mayores experimentan declives en la memoria y la cognición, lo que incluye la capacidad de aprender y resolver problemas.

"La manera en que la gente pasa su vida realmente afecta la manera en que envejece su cognición", aseguró el coautor del estudio, Robert S. Wilson, profesor de ciencias neurológicas y de la conducta del Centro médico de la Universidad de Rush en Chicago. "Los estudios de observación sugieren que en la gente que está más activa de forma intelectual, socialmente integrada, físicamente activa y que está más o menos libre de emociones negativas como la depresión y la ansiedad, todo esto parece estar relacionado con un mejor envejecimiento cognitivo".

A medida que la población de EE. UU. envejece, poder mantener el declive mental a raya incluso un poco más podría tener implicaciones significativas de salud pública.

Hace cien años, apenas alrededor del cuatro por ciento de la población de los EE. UU. tenía más de 65 años. En 2000, ese grupo alcanzó más del doce por ciento. Se calcula que para 2030 un veinte por ciento de la población tendrá más de 65 años de edad.

Además de esto, Wilson advirtió que se espera que la prevalencia de enfermedad de Alzheimer se cuadruplique durante los próximos 40 años.

"Esto representará una inmensa carga de gente de edad avanzada con discapacidad cognitiva", señaló Wilson. "Si podemos desarrollar estrategias que retrasen el inicio de esta enfermedad en seis meses, o un año o dos, podemos reducir el sufrimiento humano y el costo de la atención de manera sustancial".

El estudio, que aparecerá en la revista Psychological Science in the Public Interest, fue hecho público el 24 de junio en Washington, D.C.

Identificó varios aspectos del estilo de vida de una persona que pueden tener un impacto importante sobre la función mental, entre ellos el ejercicio, permanecer socialmente integrado, participar en actividades que estimulen la mente, y mantener una actitud optimista, agradable y orientada a las metas.

Aunque el ejercicio tuvo un potente impacto sobre la salud mental, el tipo de ejercicio marcaba una diferencia.

En estudios que preguntaban a la gente mayor qué tanta actividad física hacían, los que informaron hacer más ejercicio tenían un funcionamiento mental ligeramente mejor que el de los más sedentarios, pero el efecto no era dramático.

Sin embargo, la gente que participó en estudios que los asignaba a un programa de ejercicio aeróbico regular experimento mejoras sustanciales en el funcionamiento mental.

Entre los adultos mayores, es probable que incluso los que hacen relativamente más ejercicio que sus pares no hagan demasiado, apuntó Wilson.

"Por sí mismos, la mayoría de los adultos mayores de este país no hará tanto ejercicio", aseguró Wilson. "Cualquier ejercicio es bueno, pero hacer realmente un programa regular de ejercicio aeróbico es mejor".

Caminar, el ejercicio más comúnmente citado, puede formar parte de un programa de ejercicio aeróbico, pero el paso debe tener suficiente viveza para acelerar el ritmo cardíaco.

Investigaciones recientes han evaluado si productos o programas específicos, como videojuegos, mejoran el funcionamiento cognitivo entre los adultos mayores. Aunque no se ha comprobado de forma científica que ningún producto del mercado mejore las capacidades de memoria y pensamiento, Wilson opina que éstos podrían estar disponibles pronto.

Pero no hay que salir a comprar algo para participar en actividades que estimulen el intelecto, aseguró el Dr. Gary Kennedy, director de psiquiatría geriátrica del Centro médico Montefiore en la ciudad de Nueva York.

Hacer un crucigrama, jugar ajedrez o aprender un nuevo idioma pueden ser la receta. La investigación muestra que participar en actividades novedosas, desafiantes y que conlleven una conexión personal puede tener un impacto duradero sobre el funcionamiento mental.

"La realidad es que a medida que envejecemos los procesos cognitivos se hacen más lento", señaló Kennedy. "Tal vez tarde más, y quizás tenga que practicar más tiempo para aprender algo nuevo, pero la esperanza es tener la salud y el tiempo para hacerlo".

Aunque antes se consideraba el declive cognitivo como parte inescapables del envejecimiento, la percepción pública comienza a cambiar, con el respaldo de estudios recientes.

"Los cerebros de la mayoría de personas están bajo ataque en la edad avanzada, y las cosas del estilo de vida no parecen detener esa patología", señaló Wilson. "Pero el estilo de vida sí parece ayudar al cerebro a tolerar esa patología. Ayuda a sacar más de lo que queda, y a adaptarse a los cambios del cerebro, y parece hacer una gran diferencia".

En un editorial acompañante, Jonathan W. King y Richard Suzman, del Instituto Nacional del Envejecimiento de EE. UU., dijo que los hallazgos del estudio revelan un panorama "bastante optimista".

"Tal vez sea factible diseñar intervenciones que, cuando se combinen con cambios adecuados en el estilo de vida, posiblemente puedan al menos ralentizar el índice de declive cognitivo", escribieron. HealthDay, traducido por Hispanicare

En estado vegetativo se puede aprender

Paciente hospitalizado

Un estudio científico reveló que algunos pacientes en estado vegetativo pueden aprender.

El estado vegetativo es una de las condiciones clínicas más desconocidas para la ciencia y en la actualidad no existe un método para diagnosticar con exactitud la gravedad de un paciente con daño cerebral.

Ahora un grupo de científicos argentinos y británicos creó un método que ayuda a establecer con más precisión las posibilidades de recuperación de estos pacientes.

Los expertos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad de Cambridge, entre otras instituciones, utilizaron un método de condicionamiento clásico –también llamado pavloviano- para determinar si los sujetos aún tienen conciencia.

Trabajando con 22 personas en estado vegetativo o de mínima conciencia –un número elevado para este tipo de estudios- los científicos midieron las respuestas de los pacientes a un estímulo determinado y comprobaron que algunas personas sin evidencia de conciencia mostraron capacidad de aprendizaje.

Uno de los autores del estudio, el doctor Diego Shalóm, investigador de la UBA y del Instituto de Neurología Cognitiva de Argentina, dijo a BBC Mundo que esta capacidad de aprendizaje es un buen indicador de la posibilidad de restablecimiento del enfermo.

"Observamos que los pacientes que mostraron mayor nivel de respuesta fueron los que más progresaron", afirmó Shalóm, cuyo trabajo fue publicado en la prestigiosa revista científica Nature Neuroscience.

Método objetivo

Diego Shalóm, investigador de la Universidad de Buenos Aires.

"Observamos los pacientes que mostraron mayor nivel de respuesta fueron los que más progresaron"

Diego Shalóm, investigador de la Universidad de Buenos Aires.

Uno de los problemas del diagnóstico de los llamados "desórdenes de la conciencia" es que en la actualidad se realiza a través de una serie de pruebas clínicas cuyos resultados se determinan "a ojo".

"Es muy subjetivo: distintos médicos le dan al paciente distintos diagnósticos", señaló Shalóm.

Es por eso que los investigadores crearon un método que busca ser más objetivo.

Utilizando un aparato llamado un electromiógrafo, midieron la actividad muscular que los pacientes generaron en respuesta a un particular estímulo: un sonido, seguido de un ligero soplido de aire en uno de sus ojos.

La reacción de cerrar el ojo ante un soplido es un acto reflejo, que se da incluso en estado de inconciencia.

Pero los investigadores repitieron ambos estímulos unas 70 veces para determinar si los sujetos tenían capacidad de eventualmente vincular el sonido con el cierre del ojo.

De esa forma establecieron que algunas personas en estado vegetativo, que según las pruebas tradicionales no mostraban señales de conciencia, seguían teniendo capacidad de aprender.

Ventajas

Una herramienta de diagnóstico más precisa para los trastornos de conciencia no sólo tendría implicaciones científicas, sino también éticas, ya que podría permitir a los médicos y a los familiares tomar decisiones más informadas respecto al futuro de sus seres queridos.

Según el doctor Shalóm, esta nueva metodología podría aplicarse "en cualquier hospital del mundo" ya que el aparato que requiere es "pequeño, portátil y barato".

Tras el estudio con 22 pacientes realizados en hospitales de Buenos Aires, el equipo de expertos ha comenzado a ampliar sus pruebas y prepara un gran ensayo clínico junto con colegas en Estados Unidos y Bélgica.

Láser crea “falsos recuerdos” en el cerebro de moscas

Un destello de luz láser puede alterar el cerebro de las moscas de la fruta para que aprendan a temer un dolor que en realidad nunca sintieron

Gero Miesenböck, de la Universidad de Oxford y sus colegas, modificaron genéticamente a unas moscas de la fruta de modo que un puñado de sus células nerviosas se disparen al ser iluminadas con un láser.

Esto les permitió registrar el falso “recuerdo” de un dolor en el cerebro de estas moscas. “Estos recuerdos producen una modificación duradera en el comportamiento de las moscas”, dice Miesenböck.

Se sabe que la liberación de dopamina por neuronas en el “cuerpo seta” (corpora pedunculata en latín y mushroom body en inglés) —que es iuna parte del cerebro de la mosca de la fruta— es fundamental para el aprendizaje. Pero no se sabía aún si la conducta puede resultar condicionada por la estimulación de estas neuronas directamente, sin tener ninguna experiencia de vuelo real.

Lecciones de dolor

Para investigar esto, Miesenböck y sus colegas comenzaron poniendo moscar de la fruta ordinarias en una pequeña cámara, mientras se bombeaban dos olores diferentes de cada lado, para crear dos corrientes separadas de olor.

Los investigadores aplicaron una descarga eléctrica cada vez que una mosca se desviaba de un flujo de olor particular, enseñando a las moscas a preferir el otro, lo que hizo que las moscas aprendieran a moverse con un 30 por ciento de menor frecuencia en la dirección del olor relacionado con la descarga.

Una vez que se demostró que las moscas habían aprendido a evitar el dolor, Miesenböck decidió ver si se podía crear un condicionamiento similar mediante la estimulación de las neuronas, sin llegar a herir a las moscas.

Ideas brillantes

Su equipo modificó genéticamente un segundo grupo de moscas de la fruta para que sus células cerebrales productoras de dopamina generaran una proteína de membrana llamada P2X 2. Cuando P2X 2 se une a una molécula llamada ATP, la neurona que la ha producido se activa, como si fuese tocada por una descarga eléctrica.

Posteriormente, el equipo modificó también esas neuronas P2X 2 para que fuesen sensibles a la luz, inyectanmdo a las moscas una forma de ATP que se sólo activa mediante un láser. Inyectando el ATP sensible a la luz en diferentes neuronas en diferentes moscas, pudieron producir moscas con diferentes combinaciones de neuronas sensibles a la luz.

Los investigadores entonces pusieron a estas moscas genéticamente modificadas en la cámara de olor. Esta vez, cuando las moscas se desviaban hacia un flujo de olor en particular, los investigadores las iluminaban con un haz de láser en lugar de dispararles una descarga eléctrica, como lo habían hecho con las moscas normales.

Muchas de las moscas no reaccionaron. Pero las moscas que tenían 12 neuronas en particular sensibilizadas a la luz optaron un 28 por ciento menos por avanzar en la dirección del olor relacionado con el láser, casi exactamente el mismo resultado que en las moscas no modificados que fueron expuestos a descargas eléctricas.

Miesenböck concluyó que la liberación de dopamina estimuladora en esas 12 neuronas tiene el mismo efecto que tuvo la la aplicación de descargas eléctricas a las moscas. En otras palabras, estas moscas temían ese olor, como si hubieran sido condicionados a que asociaran una descarga eléctrica con él. “Con sólo estimular esas neuronas se les da a las moscas el recuerdo de un acontecimiento desagradable que nunca ocurrió”, dijo.

¿Las moscas son como los humanos?

Él dice que es probable que los recuerdos se formen en una forma similar en los seres humanos. “Me sorprendería si la manera en que los seres humanos aprenden de los errores resulta ser fundamentalmente diferente de la manera en que las moscas aprenden de los errores”.

“Los científicos han identificado una discreta población de células nerviosas que, al parecer, son el origen de la ‘memoria’”, añade Richard Baines, un neurocientífico en la Universidad de Manchester, Reino Unido. “Esto representa una demostración más de la potencia que tiene la utilización de organismos como la mosca de la fruta para comprender cómo funciona el cerebro humano”.

Sin embargo, Wayne Sossin, que estudia las vías bioquímicas de formación de la memoria en el Instituto y Hospital Neurológico de Montreal —parte de la Universidad McGill, Canadá— señala que será difícil demostrar que la memoria humana trabaja de la misma manera. “No sería ético diseñar seres humanos transgénicos y decirles lo que tienen que recordar”, dice.

También dice que, además de estimular neuronas productoras de dopamina, puede haber otras maneras de formar recuerdos. “Este es un experimento muy prolijo, pero se necesita más investigación en algunas áreas”, dijo. “Ellos demostraron que es suficiente la activación de un pequeño subconjunto de neuronas para producir un aprendizaje, pero esto no demuestra que estas neuronas son realmente activadas durante el aprendizaje normal”.

Él cree que el equipo de Miesenböck también debería haber observado los recuerdos a largo plazo, que se pueden formar pormedio de vías bioquímicas diferentes.

El siguiente paso es identificar las células ubicadas “corriente arriba” que controlan la actividad de estas 12 neuronas, dice Miesenböck. Él dice que esto va a “señalar con un dedo” los sitios donde se almacenan físicamente los recuerdos de las moscas.

Referencia de publicación: Neuron , vol 33, p 15 ; Cell , DOI 10.1016/j.cell.2009.08.034

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti

Más información:

Una investigadora de la UPV/EHU analiza las proteínas relacionadas con la pérdida de memoria en enfermos de Alzheimer

La investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Naroa Anabitarte, ha analizado, en su reciente tesis doctoral, la localización de diversas proteínas relacionadas con las posibles causas de la pérdida de memoria en los enfermos de Alzheimer.

Según explicó la universidad vasca, se han realizado diversos estudios sobre la proteólisis de la proteína APP y sobre la localización de dicho proceso en el interior de la célula, si bien "todavía no está muy claro" dónde se produce la proteólisis o ruptura. Con la ayuda de un microscopio electrónico, Anabitarte ha estudiado la localización de las proteínas relacionadas con la enfermedad del Alzheimer, APP y PS1, en la zona de la membrana plasmática.

Para la realización de esta tesis, titulada 'Localización ultraestructural de las proteínas relacionadas con la enfermedad del Alzheimer: APP y PS1 en el hipocampo de las ratas maduras', la investigadora ha utilizado ciertos anticuerpos capaces de reconocer dos fragmentos de la proteína APP. Asimismo, ha empleado otro anticuerpo para analizar la localización de la proteína PS1.

En función de los resultados obtenidos, ambas proteínas se encuentran en grandes concentraciones en las membranas de las sinapsis. Estos resultados coinciden con los sugeridos por otros grupos, ya que sitúan las proteínas APP y PS1 en la sinapsis (proceso de comunicación entre neuronas).

La plasticidad sináptica, según indicó la UPV, es la propiedad que emerge de la naturaleza y funcionamiento de las neuronas cuando éstas establecen comunicación. Todos los procesos de memoria y de aprendizaje se basan en la citada propiedad.

Para que se produzca la plasticidad sináptica, han de participar varias moléculas, de las que la proteína APP es "una de las más importantes". Por eso, explicó, "es importante conocer cómo y dónde ocurre la ruptura o proteólisis de dicha proteína".

Dependiendo de las encimas que toman parte en la proteólisis de la proteína APP, se forman distintos fragmentos. Una de las encimas más relevantes que participa en dicho proceso es la Presenilina-1 (PS1). Los fragmentos que se forman tienen distintas funciones y algunas pueden provocar daños. Por lo tanto, según la autora de la tesis, es "de suma importancia" conocer la vía por la cual se produce la proteólisis puesto que "está directamente relacionada" con la enfermedad de Alzheimer.

Naroa Anabitarte González (Tolosa, 1979) es licenciada en Bioquímica y en la actualidad trabaja como investigadora del del departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Odontología de la UPV/EHU.

viernes, 16 de octubre de 2009

UN VIDEO FALSIFICADO PUEDE HACER "RECORDAR" A MUCHAS PERSONAS ALGO QUE JAMAS VIERON

Unos investigadores en la Universidad de Warwick han descubierto que mostrar vídeos trucados presentados como prueba veraz de un hecho que el espectador en realidad no vio jamás como testigo, puede alterar de manera notable sus recuerdos de lo que realmente sucedió, e incluso convencerle para que actúe como testigo ocular y testifique haber visto ese suceso que nunca ocurrió.

La profesora Kimberley Wade del Departamento de Psicología dirigió el experimento para ver si la exposición a grabaciones falsificadas de un suceso puede inducir a las personas a acusar a otras de algo que nunca hicieron.

En el estudio, Wade descubrió que casi el 50 por ciento de las personas a las que se les mostró un vídeo manipulado de un suceso del que fueron testigos directos, estuvo inclinado a creer la versión mostrada en el video falsificado en vez de la que presenciaron realmente.

El equipo de investigación de Wade filmó a 60 sujetos mientras participaban en un juego de apuestas informatizado. Los sujetos fueron sentados sin saberlo al lado de un miembro del equipo de investigación. A todos se les dio un montón de dinero ficticio para apostar. Cada jugador debía depositar en la "banca" el dinero de cada apuesta que perdía.

Después de la sesión, la grabación de vídeo fue manipulada para hacer parecer que el miembro del equipo de investigación que estaba sentado al lado del sujeto estudiado hizo trampa al no depositar en la banca su dinero perdido.

A un tercio de los sujetos se les dijo que la persona que tuvieron sentada al lado era sospechosa de haber hecho trampas. A otro tercio se les dijo que la persona había sido grabada en el vídeo haciendo trampas. Y a los restantes se les mostró la grabación falsa a modo de prueba de esa conducta tramposa. A todos los sujetos se les pidió que firmaran una declaración sólo si habían visto hacer trampa al individuo acusado.

Casi el 40 por ciento de los participantes que habían visto el vídeo falsificado firmó. Otro 10 por ciento del grupo firmó cuando los investigadores les preguntaron por segunda vez.

Sólo el 10 por ciento de las personas a las que se les dijo que el incidente había sido captado por la cámara pero no se les mostró el vídeo aceptaron firmar.

Y tan sólo un 5 por ciento aproximadamente de las personas del grupo de control, a quienes sólo se les dijo que la persona que tuvieron sentada a su lado era sospechosa de haber hecho trampas, firmaron la declaración.

A lo largo de la última década, hemos visto rápidos avances en la tecnología de manipulación digital. Como resultado, casi cualquiera puede alterar fotos o grabaciones de vídeo de un modo que resulte convincente y no despierte sospechas de que ha habido manipulación.

Los resultados de este estudio son preocupantes, ya que demuestran hasta qué punto, cuando una filmación trucada parece auténtica de manera convincente, puede inducir a las personas a testificar que vieron algo de lo que nunca fueron testigos.

Scitech News

jueves, 15 de octubre de 2009

El Mal de Chagas es una “enfermedad invisible”. Lleva 100 años en la región latinoamericana y la padecen unos 15 millones de personas en el mundo, pero son pocos los que lo saben.

Los expertos tienen argumentos para explicarlo: los síntomas no se hacen notar y el Chagas es -según la definen- una “enfermedad de la pobreza”, para la que poco han evolucionado los diagnósticos y tratamientos.

Precisamente, en 2009 se cumple el centenario del descubrimiento del mal, y organizaciones no gubernamentales en conjunto con autoridades sanitarias emprendieron campañas para crear conciencia.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) acaba de firmar una resolución que es leída por algunos como un intento por achicar la brecha entre los pacientes y la cura: aprobada hace apenas unos días, establece el compromiso de los Estados miembro de adoptar estrategias más fuertes para hacer frente al Chagas.

“Mientras que un hombre descubrió mucho en muy poco tiempo, cien años después tenemos muy poco que celebrar. Nada se ha hecho porque es una enfermedad de la marginalidad”, reclama ante BBC Mundo el médico Tom Ellman, quien trabaja en la campaña “Chagas: es hora de romper el silencio” de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Hito médico

Vinchuca

La vinchuca o chinche picuda transmite el parásito que produce la enfermedad de Chagas.

El hombre en cuestión fue el médico brasileño Carlos Ribeiro das Chagas, quien descubrió la enfermedad infecciosa que lleva su nombre cuando en realidad investigaba una epidemia de malaria en pleno Amazonas.

Su trabajo científico se ha convertido en un hito de la medicina: fue un triple hallazgo realizado por una sola persona en tiempo récord. La enfermedad humana, el agente patógeno que la produce y el insecto que lo traslada o “vector”.

Así, Chagas estableció que el mal es causado por un parásito, el trypanosoma cruzi, mediante un “vector” que lo transporta: la chinche picuda o vinchuca, que habita entre la paja y el adobe de las casa rurales y sale a morder de noche para alimentarse de sangre.

Pero el ciclo es aún más complejo: si una vinchuca “sana” muerde a un ser humano portador del parásito, el insecto se contagia y retroalimenta el ciclo de difusión.

Asintomática

Casas precarias

Las zonas rurales con casas de paja y adobe son el habitat de la vinchuca que transmite el Chagas.

El “silencio” del Chagas se basa, en parte, en que la mayoría de los pacientes no manifiestan síntoma alguno al momento de la infección. Pero las estadísticas indican que un tercio de ellos tendrá, años después, afecciones cardíacas graves que pueden producir la muerte.

“La mayoría de la gente que vemos tiene la enfermedad desde hace 20 o 30 años y no lo sabían hasta que les hacemos el diagnóstico. Y no podemos anticipar quiénes de ellos desarrollarán la enfermedad, así que hay que tratarlos a todos”, señala el médico Ellman.

Se estima que el Chagas causa 14.000 muertes al año, y entre 10 y 15 millones de personas en el mundo están infectadas por el parásito. Aunque estos datos, precisamente por el carácter asintomático del mal en su primera etapa, son difíciles de cotejar.

En América Latina, la situación es crítica: según los especialistas, un 25% de la población regional corre el riesgo de contagiarse. Bolivia, Paraguay y Argentina son los países de mayor incidencia, y este último, al igual que Brasil y México, tiene registrados más de un millón de casos, según cifras de la OPS.

Diagnóstico urgente

Diagnosis del mal

Los expertos coiciden en que cuanto más temprano es el diagnóstico, mejor resultado da el tratamiento.

Para ganarle la batalla a la enfermedad, todos coinciden en señalar que haría falta incrementar de manera dramática los recursos destinados a investigación y desarrollo. Muchos reclaman que, como todas las enfermedades de la pobreza, interesan poco a los grandes laboratorios, concentrados en producir fármacos para “mercados que consumen”.

Según datos del Fondo Global para la Innovación en el Tratamiento de Enfermedades Olvidadas, de The George Institute, en 2007 se gastaron sólo US$10 millones en el estudio del Chagas, lo que representa apenas 0,4% de la ya magra suma que se dedica las dolencias “olvidadas”.

Como resultado, los tratamientos han avanzado poco y nada. Los dos medicamentos con que se combate el mal –benznidazol y nifurtimox- fueron desarrollados hace más de tres décadas y generan un sinnúmero de efectos secundarios.

“Los gobiernos prefieren invertir más en prevención, como el rociamiento con insecticidas o la mejora de viviendas precarias, pero deberían apostar por el diagnóstico y el tratamiento”, indica Ellman.

Sin embargo, hay quienes desaconsejan tratar el mal en pacientes adultos, argumentando que los efectos colaterales se incrementan y los resultados son menores cuantos más años hayan pasado desde el contagio.

Cochabamba

Con 1 de cada 9 habitantes infectados, Bolivia es el país con mayor prevalencia del mal y el ministerio de Salud trabaja en conjunto con organismos no gubernamentales para controlarlo.

Yo no sabía lo que era el Chagas hasta que me embaracé. Cuando me dijeron, me acordé que había vinchucas en la casa donde vivíamos con mi mamá

Alejandra Barón, paciente

Algunas cifras pintan el cuadro: por caso, en la localidad de Aiquile, del departamento de Cochabamba, 70% de las mujeres en edad reproductiva tiene la enfermedad.

“En el área rural la gente tiene más dificultades para ser tratada, mientras que en zonas suburbanas los pacientes son migrantes que vienen con su problema desde las zonas rurales”, detalla a BBC Mundo la enfermera Vilma Chambi.

“Yo no sabía lo que era el Chagas hasta que me embaracé. Cuando me dijeron, me acordé que había vinchucas en la casa donde vivíamos con mi mamá”, revela Alejandra Barón. Ella y sus hijos, de 2 y 3 años, estuvieron bajo tratamiento.

Según los médicos en el terreno, el peor escollo es la resistencia de los pacientes a continuar tomando las drogas cuando se manifiestan efectos adversos. Es un tratamiento largo, que exige método y constancia y no arroja resultados visibles.

“Estoy tomando dos tabletas y media por 60 días… esperando una buena respuesta con el tiempo”, confía Waldo Zenzano, quien va cada semana a un centro sanitario a recoger su medicación.

Para otros, ya es demasiado tarde. Como el caso de una joven de 39 años, que prefiere reservar su nombre: conoció el diagnóstico cuando el parásito había atacado su corazón. Necesita ahora colocarse un marcapasos, pero no se opera porque la intervención le da temor.

“Por eso también no he vuelto a ir al médico”, dice.

martes, 13 de octubre de 2009

El malabarismo mejora el cerebro

Las tareas complejas, como los juegos de malabares, producen cambios importantes en la estructura del cerebro, según una nueva investigación llevada a cabo en Reino Unido.

Malabarismo

El estudio encontró una mejora en la materia blanca de los malabaristas.

Los científicos de la Universidad de Oxford -que publican su investigación en Nature Neuroscinece- encontraron un aumento de 5% en la materia blanca cerebral.

La materia blanca es una parte del cerebro formada por fibras nerviosas que contienen mielina, la sustancia que permite transmitir más rápido los impulsos nerviosos.

Los investigadores esperan que estos resultados ayuden a desarrollar tratamientos para enfermedades como la esclerosis múltiple, en las que los conductos del sistema nervioso central se degeneran.

"Tendemos a pensar que nuestro cerebro se vuelve estático, o incluso comienza a degenerarse cuando llegamos a la adultez" afirma la doctora Heidi Johansen-Berg, quien dirigió el estudio en el Departamento de Neurología Clínica de la Universidad de Oxford.

"De hecho, descubrimos que la estructura del cerebro puede cambiar. Demostramos que es posible que el cerebro acondicione su propio sistema de conexiones neuronales para operar de manera más eficiente" afirma.

Vías y confluencias

La materia blanca del cerebro contiene grupos de fibras largas que transmiten impulsos eléctricos de una neurona a otra.

Se trata de una red enorme y densa de vías y confluencias.

Estudios previos han demostrado que el aprendizaje y práctica de nuevas habilidades, como los juegos de malabarismo, que utilizan la parte visual motora del cerebro, pueden conducir a cambios en la materia gris, donde ocurre el procesamiento y la computación cerebral.

Pero no se sabía si estas prácticas podrían también tener un impacto en la materia blanca.

En el nuevo estudio, los científicos utilizaron un método llamado imágenes de resonancia magnética de difusión (RMD), que puede medir el movimiento de las moléculas de agua en el tejido cerebral, para ver si los malabarismos podrían cambiar la materia blanca del cerebro.

Los individuos que participaron en el estudio fueron entrenados durante seis semanas y sometidos a escáneres cerebrales antes y después del experimento.

Los participantes, 24 adultos jóvenes sanos, ninguno de los cuales podía hacer malabarismo, fueron divididos en dos grupos.

Uno de los grupos recibió sesiones de entrenamiento semanas en el arte del malabarismo durante seis semanas y se le pidió que practicara durante 30 minutos cada día.

El otro grupo siguió su vida normal.

Después del entrenamiento, los 12 malabaristas fueron capaces de realizar al menos dos ciclos continuos de la clásica cascada de tres pelotas.

Ambos grupos fueron sometidos a escáneres de RMD antes y después del entrenamiento.

A las seis semanas, se encontró en el cerebro de los malabaristas un aumento de 5% en la materia blanca de la sección posterior del cerebro llamada sulcus intraparietal.

Cambiante

Se ha demostrado que esta área contiene nervios que reaccionan cuando alcanzamos o asimos objetos que están dentro de nuestra visión periférica.

Cerebro

Ya se ha demostrado que el entrenamiento mejora la materia gris del cerebro.

os investigadores encontraron una gran variación en la capacidad de los voluntarios para hacer malabarismos, pero todos mostraron cambios en la materia blanca.

El equipo de Oxford afirma que esto quizás se debe al tiempo que pasaron entrenando o practicando, y no al nivel de habilidad lograda.

Según la doctora Johansen-Berg "las imágenes de resonancia magnética son una forma indirecta de medir la estructura del cerebro así que no podemos estar seguros de qué es lo que está cambiando exactamente cuando esta gente aprende".

"Futuras investigaciones deben mostrar si estos resultados reflejan cambios en la forma o número de fibras nerviosas, o crecimiento en la capa aislante de mielina que rodea a las fibras".

"Por supuesto, esto no significa que todos debemos empezar a hacer malabarismo para mejor nuestro cerebro".

"Elegimos esta tarea puramente como una práctica compleja que conduce a que la gente aprenda nuevas habilidades". afirma la científica.

Los investigadores afirman que este trabajo puede tener aplicaciones clínicas pero en un futuro lejano.

Por su parte, la profesora Cathy Price del Centro de Neuroimágenes Wellcome Trust afirma que "es muy emocionante ver evidencia de que el entrenamiento puede cambiar las conexiones de la materia blanca humana".

"Este estudio apoya otros trabajos que ya han demostrado que la materia gris cambia con el entrenamiento y nos alienta a llevar a cabo más investigaciones para entender los mecanismos celulares que subyacen a estos efectos", dice la científica.

viernes, 9 de octubre de 2009

Localizan la Región Cerebral Responsable de Nuestro Sentido del Espacio Personal


9 de Octubre de 2009. Foto: Nature Neuroscience/Dan Kennedy (Caltech)En todas las culturas, las distancias interpersonales aceptadas pueden variar mucho. Entre las personas de culturas en cuyos países suele escasear el espacio libre (por ejemplo Japón), se tolera una distancia mucho más pequeña que entre individuos en cuyas naciones las poblaciones viven más holgadas de espacio, por ejemplo Estados Unidos.
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Aparte de esto, podemos renunciar temporalmente a nuestra distancia personal preferida, estando mucho más dispuestos a aceptar menos espacio en un atestado vagón de metro de lo que estaríamos dispuestos durante un paseo por el campo.

En un descubrimiento que aporta nuevos y esclarecedores datos sobre los mecanismos neurales implicados en el comportamiento social, unos neurocientíficos en el Instituto Tecnológico de California (Caltech) han localizado la estructura cerebral responsable de nuestro sentido del espacio personal.

El descubrimiento podría a su vez conducir a importantes hallazgos sobre el autismo y otros trastornos mentales donde la distancia social es una cuestión importante.

La estructura es la amígdala (un par de regiones en forma de almendra localizadas en los lóbulos temporales mediales.

Los científicos, dirigidos por Ralph Adolphs y Daniel P. Kennedy, fueron capaces de detectar esta relación con la ayuda de una paciente única, una mujer de 42 años a la que se refieren como SM, quien tiene una lesión extensa en la amígdala a ambos lados de su cerebro.

"SM es única, porque ella es una de las pocas personas en el mundo con una lesión bilateral tan clara de la amígdala, lo cual nos da la oportunidad de estudiar su papel en los humanos", explica Kennedy.

SM tiene dificultad para reconocer el miedo en la cara de los demás, y para valorar la honradez de una persona, dos consecuencias de las lesiones en la amígdala.

Durante los años en que la ha estudiado, Adolphs también ha comprobado que la muy extrovertida SM es casi demasiado amistosa, hasta el punto de "violar" lo que otros podrían percibir como su propio espacio personal. En otras palabras, que se acerca físicamente demasiado a las personas. "Ella es sumamente amistosa, y quiere acercarse a la gente más de lo normal. Es algo que resulta evidente de inmediato cuando se interactúa con ella ", explica Kennedy.

Los estudios anteriores en humanos nunca habían revelado una asociación entre la amígdala y el espacio personal.

Intrigado por el insólito comportamiento social de SM, Adolphs, Kennedy, y sus colegas diseñaron un experimento simple para cuantificar y comparar el sentido del espacio personal de ella con el de voluntarios sanos.

El experimento consiste en lo siguiente: La persona (SM o uno de otros 20 voluntarios, representando una muestra representativa en cuanto a edad, etnia, educación, y género) empieza a una distancia predeterminada de un experimentador, luego camina hacia él y se detiene cuando la distancia entre ambos es la que le resulta más confortable. La distancia entre el sujeto y el experimentador se mide entonces con un dispositivo digital láser.

Para los 20 sujetos normales, el promedio de la distancia preferida era de 64 centímetros. La distancia preferida de SM era de sólo 34 centímetros.

Adolphs y sus colegas usaron un escáner de resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para examinar la activación de la amígdala en un grupo separado de sujetos sanos que fueron confrontados a distancias variables al experimentador. La relación resultó evidente. Los resultados del estudio muestran que la amígdala está implicada en la regulación de la distancia social.

Información adicional en:

lunes, 5 de octubre de 2009

Otorgan el premio Nobel de Medicina a tres estadounidenses

Los tres biólogos fueron galardonados por sus trabajos sobre la telomerasa.

Estocolmo, Suecia.- El 100 premio Nobel de Medicina fue otorgado este lunes a tres estadounidenses -Elizabeth Blackburn (también de nacionalidad australiana), Carol W. Greider y Jack W. Szostak- por sus investigaciones sobre una enzima que protege a las células del envejecimiento.

Los tres biólogos fueron galardonados por sus trabajos sobre la telomerasa, una enzima que "protege a los cromosomas contra el envejecimiento", y que podría asociarse al mito de la inmortalidad.

Los telomeros, estructuras de ADN situadas en la extremidad de los cromosomas, controlan el principio del envejecimiento de las células y preservan la estabilidad del patrimonio genético, el genoma.

Los tres laureados, que enseñan en Estados Unidos, ganaron el premio por sus investigaciones que demuestran cómo los telomeros y la enzima telomerasa "protegen a los cromosomas del envejecimiento", indicó el comité Nobel.

En entrevista a la radio pública sueca, Carol Greider, que muy temprano por la mañana se dedicaba a tareas domésticas cuando supo que había obtenido el Nóbel, dijo que "estaba encantada".

"Creo que el reconocimiento de investigaciones científicas fundamentales, impulsadas por la curiosidad, es algo muy, muy bueno", añadió.

Por su parte, Elizabeth Blackburn explicó a la radio: "Hemos ido en busca de esa enzima (...). Me alegré mucho (cuando la descubrimos) y me di cuenta de que era algo muy interesante, que era un resultado muy importante, una sensación que no se tiene a menudo".

Jack Szostak, en fin, espera celebrar "muy pronto una gran fiesta".

Blackburn, nacida en 1948 en Tasmania (Australia), profesora en la universidad de California en San Francisco, y Jack Szostak, nacido en 1952 en Londres, ya demostraron en una investigación publicada en 1982 la manera en que el ADN -el código genético de la vida- de los telomeros protegía a los cromosomas. Se trata de una conclusión "excepcional", según el comité Nobel.

Dos años después, el día de Navidad de 1984, la misma Blackburn y su joven alumna de entonces 23 años, Carol Greider, descubrieron y dieron nombre a la telomerasa, una enzima a veces llamada "enzima de inmortalidad".

La telomerasa, objeto de investigación en el marco de la lucha contra el envejecimiento, está también presente en las células cancerígenas, que tienen una capacidad ilimitada de multiplicación, lo que sugiere que la enzima también tiene efectos negativos.

"Los descubrimientos de Blackburn, Greider y Szostak agregan una nueva dimensión a nuestra comprensión de las células, aclaran los mecanismos de la enfermedad y estimulan el desarrollo de nuevas terapias posibles", afirma un comunicado del comité Nobel.

Por estos trabajos, el trío ya había recibido en 2006 el premio Lasker, uno de los más prestigiosos galardones científicos, considerado frecuentemente como un "pre-Nobel".

Carol Greider enseña desde 1997 en la universidad de Johns Hopkins en Baltimore (noreste de Estados Unidos). Jack Szostak, que vivió su niñez y juventud en Canadá, es profesor en Harvard desde 1979 y también en el Hospital general de Massachusetts en Boston (noreste).

El año pasado, el Nobel había recompensado al alemán Harald zur Hausen y a los franceses Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier por sus trabajos separados sobre los virus responsables del cáncer del útero y sobre el sida.

En los próximos días deben anunciarse los premios Nobel de Física, Química, Literatura, de la Paz y de Economía, que clausurará la temporada el 12 de octubre. En cada categoría, el premio va acompañado de una recompensa de 10 millones de coronas suecas (1.434.000 dólares o 980.000 euros) que puede eventualmente ser compartida por un máximo de tres galardonados.

El de Medicina es tradicionalmente el primero de los premios Nobel que se entregan cada año. Los galardones a los logros en los campos de la ciencia, la literatura y la paz fueron otorgados por primera vez en 1901, de acuerdo al legado del inventor de la dinamita y empresario, Alfred Nobel.

La entrega de los premios debe tener lugar como cada año el 10 de diciembre en Estocolmo (Medicina, Física, Quimica, Literatura, Economía) y en Oslo el de la Paz.