Introducción

Este blog es una herramienta orientada para todo tipo de profesionales de la educación, la psicología y la salud que trabajen con trastornos cognitivos de base orgánica y pretende convertirse en de base orgánica en una herramienta de consulta permanente.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Es posible alterar los juicios morales

Cerebro

Los científicos identificaron la región del cerebro involucrada en los juicios morales.

Científicos afirman que es posible cambiar los juicios morales de la gente alterando una zona específica del cerebro con impulsos electromagnéticos.

Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) identificaron una región del cerebro detrás del oído derecho que al parecer controla la moralidad.

Y utilizando impulsos electromagnéticos para bloquear la actividad celular lograron alterar en los voluntarios la noción de lo correcto y lo equivocado.

Los detalles de la investigación aparecen publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) (Actas de la Academia Nacional de Ciencias).

Tal como explica la doctora Liane Young, quien dirigió el estudio "pensamos que la moralidad es una conducta de muy alto nivel".

"Así que poder aplicar un campo magnético a una región específica del cerebro y cambiar sus juicios morales es realmente sorprendente", expresa.

Esta región clave del cerebro es un nudo de nervios conocida como intersección temporoparietal derecha o RTJP.

En el estudio los científicos sometieron a 20 voluntarios a varias pruebas diseñadas para analizar su noción de correcto y equivocado.

En un escenario se preguntó a los participantes qué tan aceptable era que un hombre permitiera que su novia caminara por un puente que él sabía era inseguro.

Después de recibir un pulso electromagnético de 500 milisegundos en el cuero cabelludo, los voluntarios dieron veredictos basados en las consecuencias y no en el principio moral.

Es decir, si la novia lograba cruzar el puente de forma segura, no consideraron que el hombre hubiera hecho algo malo.

Esto refleja, dicen los investigadores, que los voluntarios no pudieron hacer un juicio moral para el cual se requiere un entendimiento de las intenciones de los demás.

Estudios previos han demostrado que la RTJP es muy activa cuando la gente está pensando en las creencias y pensamientos de los otros.

Corrientes eléctricas

El equipo del MIT identificó esta región en los voluntarios utilizando un sofisticado escáner cerebral de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).

Después se enfocaron en el área usando una técnica llamada estimulación magnética transcraneal (TMS) para crear corrientes eléctricas débiles que evitar temporalmente que las neuronas trabajen normalmente.

En una prueba, los voluntarios fueron expuestos a TMS durante 25 minutos antes de leerles historias sobre personajes moralmente cuestionables y pedirles que juzgaran sus acciones.

Cerebro

Los científicos utilizaron impulsos electromagnéticos para alterar la RTJP.

En un segundo experimento, los voluntarios fueron sometidos a una TMS mucho más corta de 500 milisegundos mientras se les pedía que hicieran un juicio moral.

En ambos casos los científicos encontraron que cuando se alteraba la RTJP los voluntarios solían juzgar a las acciones únicamente sobre la base de si éstas causaban daño y no porque éstas estuvieran moralmente equivocadas.

Los actos moralmente dudosos con un final "feliz" a menudo eran juzgados como aceptables.

Otros expertos afirman que el estudio es interesante.

"La investigación sugiere que esta región -la RTJP- es necesaria para llevar a cabo un razonamiento moral" afirma Sarah-Jayne Blakemore, experta en cerebro de la Universidad de Londres.

"Lo que es interesante es que ésta es una región que tarda mucho en desarrollarse -por lo general en la adolescencia o ya entrados los 20 años de edad".

"El siguiente paso ahora será analizar si acaso el desarrollo de la moralidad cambia cuando un niño pasa a la adultez, y si es así, cómo ocurre este cambio", expresa la experta.

El equipo del MIT está ahora investigando el papel del RTJP en los juicios de las personas que son moralmente afortunadas o desafortunadas.

Por ejemplo, un conductor ebrio que golpea y mata a un peatón es desafortunado, comparado con otro conductor igualmente ebrio que puede llegar a su casa sin causar un accidente.

Lo que los científicos quieren investigar es por qué el conductor desafortunado y homicida tiende a ser juzgado como más culpable moralmente que el otro conductor.

lunes, 29 de marzo de 2010

El Servet relaciona el colesterol con mayor deterioro cognitivo

El hospital Miguel Servet de Zaragoza ha colaborado en un estudio multicéntrico que demuestra, por primera vez, la relación directa entre los niveles de colesterol elevado en sangre y los trastornos de las funciones cerebrales superiores, fundamentalmente en el ámbito de la memoria y la atención. La investigación, que ha sido publicada en la revista científica The American Journal of Medicine, se ha presentado en el hospital Clinic de Barcelona, donde se ha centralizado una investigación llevada a cabo durante cinco años.

Desde Zaragoza, han colaborado en esta investigación el doctor Fernando Civeira, responsable de la Unidad de Lípidos del Servicio de Medicina Interna del Servet y profesor en la Universidad de Zaragoza, y el catedrático de Biología Molecular Miguel Pocoví.

El colesterol es un factor de riesgo evidente para las enfermedades cardiovasculares, indicó Civeira, quien añadió que este estudio demuestra que estos sujetos, además, tienen trastornos cognitivos iniciales.

Civeira, jefe del grupo de investigación de Dislipemias Primarias del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, explicó que en el trabajo se ha estudiado a pacientes de hipercolesterolemia familiar y se ha comprobado que los primeros tienen mayor frecuencia de deterioro cognitivo.

A los siete meses los bebés ya distinguen emociones a través de la voz

Según un estudio el cerebro de los bebés a los siete meses demuestra una sensibilidad ante la voz humana y las emociones comunicadas a través de la voz que es muy similar a la observada en el cerebro de los adultos. El estudio podría proporcionar información sobre los trastornos como el autismo.

Los científicos del Centro de Desarrollo Cerebral y Cognitivo de la Universidad de Londres, dirigidos por Tobias Grossmann, han realizadoun estudio en el que se prueban los orígenes del procesamiento de la voz en el cerrebro humano.

El equipo ha observado que los niños de siete meses muestran respuestas similares a las de los adultos en la corteza temporal como resultado de la voz humana en comparación con sonidos no vocálicos, lo que sugiere que la sensibilidad a la voz surge entre los cuatro y los siete meses de edad.

Los investigadores, que realizaron su estudio en el laboratorio de Angela D. Friederici en el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas Humanas y del Cerebro en Alemania,utilizaron espectroscopia cercana al infrarrojo para investigar cuándo durante el desarrollo las regiones de la corteza temporal se volvían sensibles a la voz humana. Estas regiones corticales específicas han tienen un importante papel en el procesamiento del lenguaje hablado en los adultos.

Otra cuestión importante a la que se dirige el estudio es si la actividad en las regiones cerebrales sensibles a la voz en los bebés está modulada por la prosodia emocional, la estructura rítmica emocional que puede reflejar los sentimientos de quien habla y que ayuda a transmitir el contexto del lenguaje. En humanos, la sensibilidad a la prosodia emocional es crucial para la comunicación social.

Los investigadores observaron que una región sensible a la voz en la corteza temporal derecha mostraba una mayor actividad cuando los bebés de siete meses escuchaban palabras con prosodia emocional (enfado o felicidad). Se cree que tal modulación de la actividad cerebral por las señales emocionales es un mecanismo fundamental del cerebro para priorizar el procesamiento de estímulos significativos en el entorno.


viernes, 26 de marzo de 2010

Señales Cerebrales Más Potentes al Usar una Interface Cerebro-Máquina

26 de Marzo de 2010. Foto: University of WashingtonUtilizar las señales cerebrales para controlar teclados, robots o dispositivos protésicos es un área activa de la investigación médica. Ahora, un equipo de investigadores en la Universidad de Washington ha completado un análisis de señales en la superficie cerebral de varias personas mientras éstas ejecutaban movimientos imaginarios para controlar un cursor. Los resultados muestran que ver a un cursor responder a nuestros pensamientos induce señales cerebrales más fuertes que las generadas en la vida cotidiana.
Bookmark and Share

Los culturistas adquieren músculos mayores de lo normal levantando pesas. A la luz de lo descubierto en el nuevo estudio, parece ser que algo similar sucede con la mente: Las personas que interactúan durante un tiempo suficiente con un ordenador, usando para ello una interface mente-máquina, acaban siendo capaces de generar señales cerebrales más potentes que las de las personas normales. Y los primeros resultados llegan muchísimo antes que con el culturismo.

"Usando estas interfaces, los pacientes crean poblaciones superactivas de células cerebrales", señala Kai Miller, del equipo de investigación.

El hallazgo promete ayudar a la rehabilitación de pacientes que han sufrido derrames cerebrales u otros daños neurológicos. También sugiere que un cerebro humano podría volverse rápidamente experto en manipular un dispositivo externo como la interfaz de un ordenador o un dispositivo protésico.

El equipo de expertos en computación, físicos, fisiólogos y neurocirujanos estudió a ocho pacientes que esperaban ser sometidos a una cirugía inminente para tratarles sus problemas de epilepsia en dos hospitales de Seattle. Los pacientes tuvieron electrodos pegados a la superficie de sus cerebros durante la semana de la cirugía y consintieron en participar en la investigación que analizaría la conexión de cerebros a ordenadores.

Los investigadores primero registraron los patrones cerebrales cuando los sujetos realizaban varias acciones físicas.

Luego, los científicos registraron los patrones cerebrales cuando los sujetos se imaginaban realizando las mismas acciones. Estos patrones eran similares a los patrones de las acciones reales pero mucho más débiles, como se esperaba por lo descubierto en estudios anteriores.

Finalmente, los investigadores analizaron las señales cuando los sujetos se imaginaban realizando la acción y esas señales cerebrales eran usadas para mover un cursor hacia un objetivo en la pantalla de un ordenador.

Después de menos de diez minutos de práctica, las señales cerebrales de los movimientos imaginarios se volvieron significativamente más fuertes que las emitidas cuando los sujetos estaban realizando los movimientos físicos.

Rajesh Rao también ha intervenido en el estudio.

Información adicional en:

El Cerebro Procesa Por Separado el Inicio y el Cese de un Sonido

26 de Marzo de 2010. Foto: U. OregonUn equipo de investigadores de la Universidad de Oregón ha aislado un canal de procesamiento independiente de sinapsis en el interior de la corteza auditiva del cerebro, que se ocupa específicamente de desactivar el procesamiento de los sonidos en los momentos apropiados. Tal regulación es vital para la audición y para comprender el lenguaje hablado.


El descubrimiento contradice una suposición que se ha tenido por válida desde hace mucho tiempo, la de que la señalización de la aparición de un sonido y la señalización de la extinción del mismo son manejadas por la misma vía neuronal. El nuevo hallazgo, que apoya a una teoría en auge, según la cual un conjunto separado de sinapsis es responsable de la señalización del cese de un sonido, puede conducir a nuevas terapias, orientadas de manera específica a uno u otro conjunto de sinapsis. También podrían verse beneficiados algunos dispositivos para personas con problemas auditivos.
Para realizar la investigación, Michael Wehr, Ben Scholl y Xiang Gao monitorizaron en ratas la actividad de las neuronas y sus sinapsis mientras exponían los animales a ráfagas de sonidos de milisegundos de duración, con el fin de detectar sus respuestas cerebrales al inicio de cada sonido y también al final del mismo. Probaron varias duraciones y frecuencias de sonidos en una serie de experimentos.

Resultó claro, según comprobaron los investigadores, que un conjunto de sinapsis respondía de manera muy fuerte a la aparición de los sonidos, en tanto que otro grupo diferente de sinapsis respondía al brusco cese de tales sonidos. No hubo superposición de los dos conjuntos de sinapsis. El final de un sonido no afectó a la respuesta frente a un nuevo sonido. Esto confirma la sospecha de la existencia de canales de procesamiento separados.

Tal como señala Wehr, ser capaces de percibir con eficacia cuándo cesan los sonidos es muy importante para el procesamiento del lenguaje hablado. Uno de los problemas verdaderamente difíciles en el habla, aunque a la mayoría de la gente le pueda resultar difícil de creer, es percibir los límites entre las diferentes partes de las palabras. No se sabe muy bien cómo el cerebro consigue hacerlo.

Lo descubierto en este nuevo estudio puede resultar útil para los terapeutas que trabajan con niños que sufren de déficit en el lenguaje hablado y en el aprendizaje, y también para el diseño de audífonos e implantes cocleares.

Información adicional en:

lunes, 22 de marzo de 2010

Podemos mover máquinas sólo con el pensamiento´

Un debate titulado "¿Es posible controlar máquinas con el cerebro?", cerró ayer la décima edición de la Semana del Cerebro

Director del Instituto de Neurociencias. Un debate titulado "¿Es posible controlar máquinas con el cerebro?", cerró ayer la décima edición de la Semana del Cerebro. El encuentro, que se desarrolla simultáneamente en todo el mundo, tiene como objetivo acercar la investigación a la sociedad.

PINO ALBEROLA La X edición de la Semana del Cerebro llegó ayer a su fin en el Club INFORMACIÓN. El broche de oro lo puso un debate titulado "¿Es posible controlar las máquinas con el cerebro?", a cargo de los doctores Ricardo Chavarriaga y Miguel Maravall. Un sugerente coloquio para unas jornadas que se celebran, simultáneamente, en todo el mundo y que tienen como objetivo difundir las investigaciones que se han hecho en el estudio del cerebro para la gente en general.

¿Por qué es importante difundir la investigación del cerebro a la sociedad?
Porque la ciencia también es cultura. Hay un empeño en todos los países, alentado por los científicos, por decirle a la gente lo que están haciendo, a qué conclusiones están llegando y cómo se está progresando. Los estudios científicos son muy caros y quien los financia es la sociedad. Entendemos que es justo que ésta sepa lo que estamos haciendo con el dinero que pone a nuestro alcance. El Instituto de Neurociencias lo tiene muy claro y está muy comprometido con esa labor de divulgación. Respecto al programa de la X Semana del Cerebro, la primera ponencia llevaba el sugerente título de "Olores, sabores y picores: neurociencia básica para disfrutar de la cocina". La segunda charla tuvo que ver con algo más prosaico como la enfermedad de Alzheimer. El último día se ha celebrado una mesa redonda, patrocinada por la Cátedra Profesora Remedios Caro Almela, con el título "¿Es posible controlar máquinas con el cerebro?". Yo creo que la respuesta a esta pregunta es sí y hay muchos ejemplos que lo ponen de manifiesto. Aunque todavía de manera rudimentaria, pero se puede, sólo con el pensamiento, mover manos robóticas, sillas de ruedas... Esto se pude hacer gracias a dos avances fundamentales en los últimos años. Uno es en el conocimiento de cómo funciona el cerebro y otro es un avance fundamental en la bioinformática, que nos permite mejorar la potencia de los ordenadores actuales, miniaturizarlos y diseñar programas que interpreten las ondas cerebrales y comandar máquinas de acuerdo con éstas. Todo esto está a nivel rudimentario, pero en pocos años va a tener una repercusión importante.

¿Es difícil para los científicos bajar a la arena y explicar al público en general en qué consiste su trabajo?
Es difícil, pero no debe serlo. La actividad de divulgación es difícil porque un científico, que está en un nivel de pensamiento intenso, lo sacas de su abstracción y tiene que explicar con 50 palabras lo que probablemente explicaría con dos. Pero hay científicos que son magníficos comunicadores, capaces de explicarle a la gente, con un lenguaje llano, lo que están haciendo y cuáles son sus repercusiones. Creo que este aspecto es una obligación para los científicos. Pero, obviamente, los científicos, lo que tenemos que hacer es ciencia y tampoco podemos ocupar nuestro tiempo en actividades que son buenas, pero que no son lo que tenemos que hacer. Tendría que haber estructuras que faciliten la comunicación entre ciencia y sociedad.

¿Sigue siendo el cerebro el gran desconocido?
Lamentablemente sí. Esto plantea una reflexión en estos días en los que estamos asistiendo a si los recortes en I+D+I son más o menos severos o si se potencia más la innovación a costa de la investigación básica. Si dejamos de estudiar el cerebro a nivel básico, vamos a tener un problema de solventar enfermedades mentales, de entenderlas y de poder curarlas. Esto es particularmente evidente en el cerebro, donde los principios no están todavía determinados. La sociedad no es otra cosa que el entendimiento entre cerebros y si sabemos cómo funcionan y cómo se pueden entender, posiblemente podamos poner las bases para los entendimientos.
¿Qué hace del cerebro un órgano tan perfecto?
Sus miles de años de evolución. La evolución cerebral es lo que ha hecho al hombre ser tan exitoso en la naturaleza. No hay ningún animal capaz de modificar la naturaleza, excepto el hombre, quien se ha constituido, gracias a su cerebro, en el rey de la naturaleza, en el sentido de que la puede modificar y a veces catastróficamente.

lunes, 15 de marzo de 2010

Preparativos Para Mapear el "Cableado" del Cerebro Humano


15 de Marzo de 2010. Foto: Christine DaniloffEl C. elegans, un diminuto gusano de aproximadamente un milímetro de largo, no tiene mucho de cerebro, pero sí posee un sistema nervioso, formado por 302 neuronas. En la década de 1970, un grupo de investigadores en la Universidad de Cambridge decidió crear un "diagrama de cableado" completo de cómo están conectadas entre sí cada una de esas neuronas. Tales diagramas de cableado han sido bautizados recientemente como "conectomas". El conectoma del C. elegans, publicado en 1986, tardó más de una docena de años de intenso trabajo en ser conseguido. Ahora un puñado de investigadores de diversas partes del mundo está afrontando un proyecto mucho más ambicioso.
Bookmark and Share

El proyecto en cuestión es conseguir los conectomas de cerebros más similares al humano, y, por tanto, con una cantidad muy superior a 302 neuronas. Los científicos, incluyendo varios del MIT, están trabajando en las tecnologías necesarias para acelerar el lento y laborioso proceso que los investigadores que se ocuparon del C. elegans usaron originalmente para obtener el conectoma de ese gusano. Con estas tecnologías, piensan lograr los conectomas de nuestros primos animales, y quizás al final incluso intenten conseguir el de los seres humanos. Los resultados de esta línea de investigación podrían modificar de un modo sustancial los conocimientos actuales sobre el cerebro.

Trazar un mapa de los millones de kilómetros de "cables" neuronales en el cerebro puede ayudar a los investigadores a averiguar cómo esas neuronas dan lugar a la inteligencia, la personalidad y la memoria. Así lo cree Sebastian Seung, profesor de neurociencia computacional en el MIT. Durante los tres últimos años, Seung y sus colaboradores han estado creando herramientas que, según esperan, permitirán que los investigadores desentrañen algunas de esas conexiones. Para conseguir los conectomas, los científicos necesitarán emplear una vasta potencia de computación en el procesamiento de imágenes que muestran secciones internas del cerebro. Pero primero, tienen que enseñar a los ordenadores qué buscar.

Para ensamblar las piezas de esos rompecabezas que en algunos aspectos son los conectomas, se requiere analizar inmensas cantidades de imágenes de capas finas del cerebro, tomadas mediante microscopios electrónicos, y rastrear las enredadas conexiones entre neuronas, una labor laberíntica si se tiene en cuenta que cada neurona puede poseer conexiones directas con otras células a varios centímetros de distancia.

Algunos neurocientíficos creen que la cartografía de los conectomas podría tener repercusiones tan importantes para la humanidad como las que ha tenido y tendrá la secuenciación del genoma humano.

De un modo muy parecido a cómo los investigadores genéticos pueden ahora comparar genes de personas para buscar las variaciones que puedan explicar ciertas enfermedades, los investigadores del cerebro podrían descubrir qué diferencias en los diagramas de cableado son importantes en enfermedades como el mal de Alzheimer y la esquizofrenia, tal como señala Srinivas Turaga, del equipo de investigación.

Información adicional en:

Las emociones negativas impactan la actividad cerebral

Reflexionar sobre las emociones ayuda a reducir el impacto negativo en el cerebro y en el psiquismo

Un estudio realizado en Estados Unidos ha revelado que las emociones impactan el cerebro, concretamente las regiones de la amígdala y la corteza insular. Pero también ha demostrado que no estamos indefensos ante ellas, porque dependiendo de la actitud que tomemos ante determinadas situaciones podemos controlar la actividad neuronal que las emociones nos provocan. Gracias a dichas actitudes podemos aumentar nuestro bienestar, y disminuir el impacto de las situaciones dolorosas. Por Yaiza Martínez.

Las emociones negativas impactan la actividad cerebral

Las emociones son fenómenos psicofisiológicos continuos que nos permiten adaptarnos a ciertos cambios de nuestro entorno. Psicológicamente, alteran la atención, condicionan nuestras conductas e incluso activan la memoria.

Desde el punto de vista fisiológico, además, las emociones producen respuestas en el cuerpo, en la forma de expresiones faciales o tonos de voz, por ejemplo. Pero, ¿qué influencia tienen las emociones en el cerebro?

Una investigación realizada en la Universidad de Standford, en Estados Unidos, ha analizado el efecto sobre el cerebro de nuestra capacidad de regular las emociones según sigamos dos estrategias distintas: la reconsideración cognitiva y la represión expresiva.

Según explican los científicos del departamento de psicología de dicha universidad, Philippe Goldin y James Gross, en un artículo aparecido en la revista Biological Psychiatry, la estrategia de reconsideración cognitiva (pensar sobre lo que está pasando) tendría un impacto temprano en el proceso de generación emocional, mientras que la represión expresiva (evitar que se note lo que estamos sintiendo) sería una estrategia de comportamiento cuyo impacto es tardío, dentro del proceso de generación emocional.

Imágenes cerebrales de las emociones

La reconsideración, según Goldin, es una estrategia cognitiva que altera la significación de una situación potencialmente desquiciante, y ha sido asociada anteriormente con niveles reducidos de emociones negativas e incremento positivo del bienestar.

Goldin pone el siguiente ejemplo para comprender esta estrategia en un comunicado de la Universidad de Stanford: si vemos a un médico suturando una herida de alguien, justo antes de dejarnos llevar por el horror de la visión de la sangre, podemos pensar que el paciente está siendo ayudado y que se recuperará.

Por el contrario, la represión es una estrategia del comportamiento que implica la inhibición de la expresión física (no llorar o reír, por ejemplo) provocadas por las emociones. En anteriores estudios, esta represión emocional ha sido asociada con el incremento de la respuesta fisiológica a las emociones, así como con la reducción del bienestar. Es decir, cuando una emoción es reprimida, el cuerpo puede manifestar un síntoma específico y por lo general la persona disminuye su nivel de bienestar o felicidad.

Pero, hasta la fecha, explican los científicos en Biological Psichiatry, no se había realizado un estudio que investigase directamente las bases neuronales de estas estrategias emocionales. Para conseguirlo, recurrieron a la exploración por resonancia magnética funcional (fMRI, una técnica que permite medir la respuesta hemodinámica o de los flujos sanguíneos, relacionada con la actividad neuronal del cerebro.

Imágenes desagradables

Un total de diecisiete mujeres en buen estado de salud se prestaron voluntariamente a colaborar en el estudio. Todas las participantes fueron mujeres porque, según los científicos, presentan un mayor grado de reactividad emocional que los hombres, lo que facilitó el trabajo de investigación.

La investigación consistió en mostrar a dichas mujeres una serie de vídeos de 15 segundos de duración, neutros (como de paisajes) o desagradables (como matanzas de animales u operaciones quirúrgicas), en una pantalla situada a sólo 15 centímetros de sus caras. A las voluntarias se les pidió que, ante las imágenes, siguieran una de las estrategias de regulación emocional antes mencionadas, es decir, que reprimieran sus expresiones faciales, aunque no sus emociones, o que reflexionaran sobre el significado de lo que estaban viendo.

Mientras veían las imágenes, una cámara colocada cerca de la pantalla de vídeo grabó las expresiones de sus rostros, registrando cada mueca o tic. Además, su actividad cerebral fue medida con la fMRI, lo que permitió a los científicos comparar las áreas del cerebro que se activaban según la estrategia emocional seguida por las participantes. Inmediatamente después de ver las imágenes, las mujeres informaron por último sobre el grado de experimentación emocional que habían sufrido.

Tal y como explica James Gross en el citado comunicado de Stanford, para poder comprender qué sucede cuando la gente controla emociones muy intensas en su vida diaria, los científicos tuvieron que provocar emociones potentes, de manera que pudieran distinguirse bien las partes del cerebro que se activaban por las emociones y también por las estrategias de regulación emocional.

Resultados

Las imágenes de la fMRI revelaron que, independientemente de la estrategia empleada por las voluntarias, dos áreas del cerebro están asociadas con la activación emocional: la amígdala y la ínsula o corteza insular.

Sin embargo, el grado de actividad neuronal en cada una de estas dos regiones, así como el tiempo de actividad, era marcadamente distinto dependiendo de si la persona seguía la estrategia de reconsideración cognitiva o la de represión.

Al final de cada video, la estrategia de reinterpretación consiguió reducir las emociones negativas, según las mediciones de las expresiones faciales de las participantes. Asimismo, redujo también la excitación neuronal, según las imágenes de fMRI tomadas. Estos datos fueron confirmados por las declaraciones de las propias voluntarias. De hecho, la técnica condicionó los sentimientos de las participantes muy rápidamente.

Por el contrario, la represión de la expresión facial resultó en un incremento de la actividad neuronal en la amígdala y la ínsula, aumentó la reactividad emocional durante la visión del vídeo, así como el tiempo en que resultó más difícil mantener el rostro “inexpresivo”. En resumen, sólo la reconsideración cognitiva resultó efectiva para controlar las emociones y redujo la respuesta fisiológica del sujeto, mientras que la represión realmente incrementó los niveles de estrés de las voluntarias.

A pesar de estos resultados, Groos y Goldin señalan que ambas estrategias funcionan bien en determinadas situaciones, mientras que en otras no. Por ejemplo, si alguien está sometido a abusos, no debe utilizar la reconsideración para justificar el comportamiento de la persona que lo daña. Por otro lado, la represión puede ser a menudo crucial para situaciones en las que las emociones realmente deben controlarse.

Las emociones juegan un importante papel en la vida humana, por lo que regularlas resulta esencial tanto para nuestra salud mental como para nuestra salud física. A la inversa, la dificultad para gestionarlas puede suponer el surgimiento de desórdenes mentales y de ansiedad.

Lo que realmente aporta de nuevo esta investigación es comprobar que las emociones no dejan indiferente a la actividad cerebral. Por otro lado, también ha establecido que la represión de las emociones activa la amígdala y la ínsula. Asimismo, que reflexionar sobre las emociones ayuda a reducir el impacto negativo en el cerebro y en el psiquismo.

Por último, los autores de esta investigación destacan que sus conclusiones no pueden generalizarse, ya que hay circunstancias especiales en las que, más que reflexionar sobre lo que nos hace sufrir, es preciso reaccionar, mientras que también hay otras en que la represión de las emociones ayuda a controlar una situación delicada.

Parkinson daña cerebro antes de manifestarse

 Parkinson daña cerebro antes de manifestarse
La enfermedad se detecta cuando el cerebro ha perdido 60% de dopamina según expertos



Los factores implicados en esta enfermedad neurodegenerativa son objeto de estudio por parte de un grupo de trabajo formado por expertos internacionales

El cerebro enfermo de Parkinson está dañado antes de que aparezcan los síntomas y, de hecho, se ha detectado hasta un 50% de muerte neuronal y disminución de dopamina antes de la aparición de los síntomas, según la presidenta de la Sociedad Española de Neurociencia, Carmen Cavada.


Cavada, catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid, participó hoy en una jornada científica en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra, junto con miembros de la Clínica de la Universidad de Navarra, el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer de Barcelona y la Universidad de La Laguna (Islas Canarias) .


Según Cavada, los factores implicados en esta enfermedad neurodegenerativa son objeto de estudio por parte de un grupo de trabajo formado por expertos internacionales como Oleh Hornykiewicz, investigador del Instituto de Neurociencias de Viena, quien describió el déficit de dopamina en la enfermedad de Parkinson.


Actualmente, la enfermedad se diagnostica cuando el cerebro ya ha perdido entre un 60 y un 70 % de dopamina, y por este motivo el grupo de expertos ha puesto en marcha un proyecto multidisciplinar para estudiar el cerebro desde el punto de vista bioquímico y anatómico, informó la Universidad de Navarra en un comunicado.


El trabajo está coordinado por José A. Obeso, director del Laboratorio de Trastornos del Movimiento del CIMA, cuyo equipo ha desarrollado un modelo experimental para analizar la progresión de la enfermedad desde el estadio inicial.


"Si conocemos qué pasa en el cerebro antes de que aparezcan los síntomas, podremos paliar y sobre todo evitar que progrese la enfermedad" , explica Cavada.


Según Manuel Rodríguez Díaz, investigador de la Universidad de La Laguna, parece que el mal de Parkinson es causado por múltiples factores, pero se desconoce qué importancia tiene cada uno.


Los expertos consideran que el futuro de la investigación en este campo es muy prometedor: "Aunque suponga un esfuerzo, es preciso fomentar estos encuentros multidisciplinares, ya que todo lo que se avance en la enfermedad de Parkinson repercutirá en otras patologías neurodegenerativas" , asegura Rodríguez.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Anomalías Cerebrales Subyacentes en el Trastorno Dismórfico Corporal


Foto: UCLATodos nos miramos en el espejo, pero esa experiencia puede ser horrorosa para las personas que sufren de Trastorno Dismórfico Corporal, o TDC, una enfermedad mental que les induce a creer equivocadamente que son muy feas o incluso que están desfiguradas. Estas personas tienden a fijarse en los más mínimos detalles. Cada pequeña imperfección se vuelve descomunal. No saben ver su cara como un todo.


Ahora el psiquiatra Jamie Feusner y su equipo en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), han determinado que los cerebros de las personas con TDC tienen anomalías en el procesamiento de la información visual recibida, particularmente cuando revisan su propia cara. Es más, han descubierto que los mismos sistemas del cerebro que están hiperactivos en el TDC, lo están también en el trastorno obsesivo-compulsivo, sugiriendo ello un vínculo entre las dos afecciones.
Las personas con TDC se sienten constantemente avergonzadas, preocupadas y deprimidas. Se obsesionan con diminutos defectos en su cara o cuerpo que otras personas ni siquiera notarían nunca. Algunas se niegan a salir de casa, otras sienten la necesidad de cubrir partes de su cara o cuerpo, y no faltan las que pasan por múltiples cirugías estéticas. Casi la mitad de esta gente es hospitalizada en algún momento de sus vidas, y aproximadamente una cuarta parte intenta suicidarse.

A pesar de su incidencia, bastante mayor de lo que podría parecer (el TDC afecta aproximadamente a entre el 1 y el 2 por ciento de la población) y de sus graves efectos, poco se sabe sobre las anomalías cerebrales que contribuyen a la enfermedad.

En los experimentos realizados para este nuevo estudio, los patrones anormales de activación detectados indican que las personas con Trastorno Dismórfico Corporal tienen problemas al percibir o procesar la información general sobre los rostros.

Esto puede explicar su incapacidad de ver el cuadro completo, es decir su rostro como un todo. Se obsesionan con los detalles y piensan que todo el mundo notará cualquier leve imperfección en sus rostros. En pocas palabras, son incapaces de ver su cara de manera global.

Dado que algunos de los patrones también parecen ser similares a aquellos observados en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, cobran más credibilidad las hipótesis de que ambas dolencias comparten vías neuronales similares.

Información adicional en:

Scitech News


lunes, 1 de marzo de 2010

El alma de las neuronas

La controversia entre filósofos y científicos sobre la naturaleza de la conciencia, el cerebro, la mente y el lenguaje

El alma de las neuronas SILVERIO SÁNCHEZ CORREDERA La naturaleza de la conciencia aborda la reciente historia de una polémica entre científicos y filósofos. El encargado de reunir las partes de la polémica (2003-2007) es Daniel Robinson (introducción y capítulo final), quien nos presenta, por una parte, al científico Maxwell Bennett (Sidney) y al filósofo Peter Hacker (Oxford) y, enfrentados a éstos, los filósofos Daniel Dennett (Tufts) y John Searle (Berkeley), que entran en la polémica suscitada por los dos primeros. De este modo, la obra reúne seis escritos de los cuatro polemistas: dos con los argumentos de la polémica (Bennett y Hacker), seguidos de otros dos con las refutaciones (Dennett y Searle) y rematados por los dos finales de réplica (Bennett y Hacker). ¿Puede haber más emoción?

La controversia mantenida por estos expertos en neurociencia podría plantarse así: ¿qué papel juega en las actuales investigaciones neurocientíficas el antiguo concepto de «alma», traducido muchas veces por «conciencia» e, incluso, por «cerebro»? La extraña sensación sobreviene cuando, a medida que se leen los distintos argumentos, cada una de las partes enfrentadas parece convincente, pero, entonces, ¿quién tiene razón?

Resumanos para que el lector de esta reseña pueda hacerse su propia composición de lugar. El científico M. Bennett y el filósofo P. Hacker se alían para publicar «Philosophical Foundations of Neuroscience» (2003), extensa obra crítica dedicada a denunciar al reciente movimiento de neurociencia cognitivista que caería en lo que llaman la «falacia mereológica», o, en román paladino, en atribuir caracteres del todo (la persona) a una de sus partes (el cerebro). De esta manera, una extendida moda neurocientífica habría empezado a hablar con total oscuridad e imprecisión, y a decir cosas como que el cerebro «ve», «plantea hipótesis», «extrae conclusiones» o que «desea» y «decide». Pero para Bennett y Hacker, el cerebro no es una entidad a la que se le puedan aplicar predicados psicológicos.

De la amplia caterva de expertos (Crick, Gazzaniga, Sperry, Young, Blakemore, Zeki, Marr, Edelman, Damasio, etcétera) contra la que se dirigen Bennett y Hacker, dos de ellos les salen al paso: Dennett y Searle. De forma individual, tan sólo unidos por el enemigo común, acusarán a los autores de «Philosophical Foundations of Neuroscience» de cortedad teórica y de estrechez de miras, y de que la frontera entre la ciencia y la filosofía no es tan rígida como ellos la pintan, porque es obvio que lo que intentan hacer es establecer analogías y proponer metáforas entre la actividad de la conciencia y la del cerebro, y, además, porque es posible que entre las operaciones de la conciencia y las del cerebro puedan encontrarse los esquemas lógicos que permitan traducir lo uno en lo otro.

Bennett y Hacker vuelven a la carga y aclaran que ese propósito está muy bien pero que lo que ellos denuncian es, precisamente, que el esquema psicológico pueda ser trasladado al neuronal, y que al forzar el lenguaje de esa manera sólo introducen confusión. ¿Quién tiene, pues, razón?

Para dar la razón a cualquiera de las partes, antes hemos de interpretar bien de dónde proceden exactamente los argumentos. Los cuatro autores tienen fuertes nexos con la filosofía analítica, pero Bennett y Hacker representan el ala más estricta del análisis filosófico heredero de Wittgenstein y de Ryle, alineados además con una visión muy neopositivista de la función de la ciencia, donde el papel de ésta consiste en establecer verdades empíricas, ayudada, eso sí, de la clarificación conceptual que puede prestarle la filosofía, pero sin que esta ayuda se convierta en intromisión. Enfrentados a esta estricta visión, Dennett y Searle prefieren una relación más permeable entre el quehacer filosófico y el científico, y entienden que la filosofía también trabaja en el plano de la verdad empírica y que la ciencia también establece determinados contornos conceptuales. Así pues: ¿quién tiene razón?

Nos acercaremos a ser jueces más justos si, además, consideramos que lo que une a los cuatro polemistas es la neurociencia pero que lo que los separa es el distinto ángulo en el que inciden en esta disciplina. El científico Bennett (y el filósofo Hacker que acude a ayudarle en el montaje conceptual) se sitúa en el estudio de la neurociencia que investiga los fenómenos en su escala neuronal, mientras que la perspectiva de Dennett y Searle, partiendo de los datos neuronales, se sitúa en el análisis de la conciencia. Así pues, una pregunta previa a resolver, sobre el trasfondo de las filosofías aristotélica y cartesiana a la que respectivamente parece que acuden unos y otros, ha de ser: ¿se mantiene algún tipo de espiritualismo?, ¿se defiende el fisicalismo?, ¿se parte de una ontología monista, dualista o pluralista? Una vez resuelto esto podríamos intentar distribuir las razones que asisten a unos y a otros.