Las células "de cuadrícula", las cuales actúan como un mapa espacial en el cerebro, han sido identificadas por vez primera en humanos. El logro se ha realizado en una nueva investigación que puede ayudar a explicar cómo creamos los mapas mentales de nuevos entornos. El estudio ha sido realizado por un equipo del Instituto de Neurociencia Cognitiva, dependiente del University College de Londres. En la investigación se han usado técnicas de obtención de imágenes cerebrales y de realidad virtual para tratar de identificar células de cuadrícula en el cerebro humano. Se cree que estas neuronas especializadas intervienen en la memoria espacial, y fueron identificadas previamente en el cerebro de roedores, pero su existencia en humanos no había sido documentada con evidencias hasta ahora. Las células de cuadrícula expresan la información relativa a dónde un animal está ubicado en su entorno, lo cual es comparado por los investigadores con tener un satélite de navegación en el cerebro. Estas neuronas emiten señales siguiendo patrones que se muestran como cuadrículas triangulares y geométricamente regulares cuando se dibujan sobre el mapa de una superficie por la que se ha circulado. Fueron descubiertas por un laboratorio noruego en 2005, y esa investigación sugirió que las ratas crean cuadrículas virtuales que las ayudan a orientarse en su entorno y a recordar nuevas ubicaciones en territorios desconocidos. Es como si las células de cuadrícula proporcionaran un mapa cognitivo del espacio. De hecho, estas células representan algo muy similar a las líneas de longitud y latitud que nos son familiares en los mapas normales, pero en vez de usar cuadrados como pautas parece ser que el cerebro utiliza triángulos. Las personas analizadas en el estudio que tuvieron las señales más claras de células de cuadrícula fueron las que lograron mejores resultados en una tarea de memoria espacial dentro de un entorno de realidad virtual, lo cual sugiere que las células de cuadrícula nos ayudan a recordar las posiciones de objetos. Caswell Barry, Christian Doeller y Neil Burgess han intervenido en el estudio. |
Científicos de Estados Unidos están a punto de iniciar un experimento clínico para tratar daños cerebrales con progesterona, la hormona femenina que alguna vez se utilizó en las píldoras anticonceptivas.
Investigadores que hablaron en la reunión anual de la Asociación Médica para el Avance de la Ciencia, en San Diego, California, dijeron que el tratamiento pudiera, eventualmente ser suministrado a los soldados con heridas en la cabeza, o a otros pacientes con traumas cerebrales.
La progesterona es una hormona esteroide que se produce en forma natural en las mujeres. Los científicos dicen que pequeñas cantidades de esa hormona existen en el cerebro de ambos sexos y es muy importante en el desarrollo de las nerunas.
Los investigadores explicaron, dijo el corresponsal de BBC, Matt McGrath, que la hormona tiene también un efecto protector en los tejidos dañados.
La nueva fase de este experimento, la Fase III, se realizará en 17 centros médicos en Estados Unidos y tratará a cerca 1.140 pacientes con daño cerebral durante un periodo de tres a seis años.
Ahora, científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory, están listos para probar en un ambiente controlado dentro de varios laboratorios, la hormona a gran escala, en un experimento en el que tratarán a más de mil pacientes con daño cerebral.
Los investigadores piensan que la progesterona suministrada inmediatamente después de que alguien haya sufrido un daño cerebral, puede reducir el porcentaje de muertes en un 50%.
El doctor David Wright, jefe de la investigación, dice que simplemente tomar una píldora anticonceptiva no ayudaría en nada si se trata de un daño cerebral serio.
La nueva fase de este experimento, la Fase III, se realizará en 17 centros médicos en Estados Unidos y tratará a cerca 1.140 pacientes con daño cerebral durante un periodo de tres a seis años.
Fase III
Este tipo de experimentos, cuando llegan a la Fase III, es un indicador de que se está en la última etapa antes de que el tratamiento pueda estar disponible para el público.
Durante un experimento previo, con apenas 100 pacientes, se demostró que la hormona inyectada inmediatamente después de sufrir un daño cerebral resultó un procedimiento muy seguro que redujo el riesgo de muerte, y la secuela de incapacidades a largo plazo.
Según estadísticas oficiales, en Estados Unidos un daño cerebral grave ocurre cada 15 segundos, lo que causa unas 50.000 muertes cada año, y más de 80.000 casos de personas que quedan incapacitadas.
Ningún tratamiento médico para este tipo de heridas ha sido aprobado en EE.UU. en los últimos 30 años.