Introducción

Este blog es una herramienta orientada para todo tipo de profesionales de la educación, la psicología y la salud que trabajen con trastornos cognitivos de base orgánica y pretende convertirse en de base orgánica en una herramienta de consulta permanente.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Las caras:espejo de las emociones


Caras: Espejo de las emociones (1)

LA RAZON FUNDAMENTAL POR LA QUE DORMIMOS

¿Por qué necesitamos dormir? ¿Cuál es la razón de que este proceso sea tan fundamental para muchas especies? Existen varias teorías sobre la función del sueño, entre ellas la de que se necesita ese estado para realizar debidamente tareas de mantenimiento del cerebro (incluyendo la consolidación de recuerdos y la poda de los menos importantes), la de que el sueño es idóneo para revertir los daños causados por el estrés oxidante mientras estamos despiertos, y la de que el sueño estimula la longevidad. Ninguna de esas teorías está bien fundamentada, y muchas se excluyen mutuamente. Sin embargo, un nuevo análisis aporta una visión diferente sobre el sentido evolutivo de dormir.

Normalmente, el sueño se ha visto como algo negativo para la supervivencia, porque mientras un animal duerme puede ser vulnerable a los depredadores y se ve impedido de desarrollar las conductas que garantizarían su supervivencia. Estas conductas incluyen la alimentación, la procreación, el cuidado de los miembros de su familia, la observación del entorno para detectar peligros, y la búsqueda de presas.

Por eso se ha creído que el sueño obedece a alguna función fisiológica o neurológica aún no identificada, que no puede desempeñarse cuando los animales están despiertos.

El laboratorio de Jerome Siegel, profesor de psiquiatría y director del Centro de Investigación del Sueño en el Instituto Semel para la Neurociencia y la Conducta Humanas en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), ha llevado a cabo una investigación sobre la duración del periodo de sueño de una gran variedad de animales. El equipo ha llegado a la conclusión de que el sueño por sí mismo es notablemente adaptable, y se parece mucho a los estados inactivos observados en numerosas especies, incluyendo vegetales y microorganismos simples, los cuales, en muchos casos, ni siquiera poseen sistema nervioso. Esto constituye un desafío a la idea de que dormir es sólo cosa del cerebro.

La hibernación es un ejemplo de actividad que regula la conducta para sobrevivir. Al hibernar, un animal logra una eficaz reducción del consumo de energía y, por tanto, su necesidad de alimentos. Esto le permite permanecer refugiado en madrigueras subterráneas, a salvo de los depredadores.

A diferencia de la hibernación o el letargo, el sueño es rápidamente reversible, es decir, los animales pueden despertar de inmediato y recobrar las capacidades propias del estado de vigilia. Este beneficio de la reactivación rápida es una adaptación exclusiva que les permite responder con relativa velocidad ante bastantes señales sensoriales captadas mientras duermen.

Los humanos también encajamos en este análisis. Lo más significativo del sueño no es la vulnerabilidad o la falta de respuesta que produce ante ciertos estímulos, sino su capacidad para reducir el metabolismo corporal y cerebral, y, sin embargo, garantizar todavía ese alto nivel de respuesta ante el entorno.

Un ejemplo citado muy a menudo, es el de cómo los padres logran despertarse con los primeros quejidos de su niño pequeño, y, sin embargo, son capaces de dormir con los ruidos de una tormenta. Éste es un buen ejemplo que demuestra la habilidad del cerebro humano, mientras duerme, para procesar continuamente bastantes señales sensoriales y activar un despertar completo ante un estímulo significativo, en unos pocos cientos de milisegundos.

En los humanos, el cerebro constituye, como promedio, sólo el 2 por ciento del peso total corporal, pero consume el 20 por ciento de la energía gastada durante una jornada de vigilia con actividad física discreta. Por tanto, el ahorro de energía derivado del dormir tiene una gran relevancia adaptativa. Además de conservar energía, el sueño también trae beneficios para la supervivencia del ser humano, como son, por ejemplo, la reducción del riesgo de accidentes, una menor necesidad de consumir recursos, y menos probabilidades de ser detectado por los depredadores si el individuo está bien escondido de estos, o en un lugar fuera de su alcance.

Scitech News

LAS PERSONAS BILINGÜES NO PUEDEN "DESCONECTAR" SU SEGUNDO IDIOMA

Con un amplio porcentaje de la población mundial hablando más de un idioma, no es ninguna sorpresa que los psicólogos estén interesados en su efecto sobre el funcionamiento de los procesos cognitivos. Por ejemplo, ¿cómo cambia el cerebro humano de una lengua a la otra? ¿Podemos activar sin esfuerzo un idioma de manera uniforme y dejar de lado nuestros conocimientos sobre otros?

Según un estudio reciente, parece que los seres humanos no somos capaces de "desconectar" del todo una lengua, ni siquiera aunque no sea la nativa. Los psicólogos Eva Van Assche, Wouter Duyck, Robert Hartsuiker y Kevin Diependaele de la Universidad de Gante, en Bélgica, han descubierto que los conocimientos sobre una segunda lengua tienen en realidad un impacto ininterrumpido sobre la lectura en el idioma nativo.

Los investigadores seleccionaron a 45 estudiantes de la citada universidad cuyo idioma nativo era el holandés (oficial en esa zona de Bélgica) y la lengua secundaria era el inglés. Los psicólogos pidieron a los estudiantes que leyeran algunas frases que contenían palabras de control (palabras claras en su lengua nativa) y palabras "emparentadas" (palabras que tienen un significado y forma similar en ambos idiomas, a menudo descendientes de un mismo idioma antiguo); por ejemplo, la palabra inglesa "cold" (cuyo significado principal es frío) es pariente de la palabra alemana "kalt" (con ese mismo significado principal), ya que ambas descienden del inglés medieval.

Mientras los estudiantes leyeron las frases, sus movimientos oculares fueron grabados. Eso incluyó medir los lugares en que fijaban sus ojos, es decir, dónde en la frase sus ojos se detenían brevemente. Los investigadores constataron que los estudiantes miraban menos tiempo a las palabras emparentadas que a las de control.

Según los psicólogos, la coincidencia de las dos lenguas es la que acelera la activación cerebral de las palabras emparentadas. Así que, aunque los participantes no necesitaban usar su segunda lengua para leer en su idioma nativo, eran incapaces de “apagarla”. Parece ser, entonces, que la segunda lengua no sólo está siempre activa, sino que tiene un impacto directo sobre la lectura en cualquier otro idioma, aún cuando el lector sea más competente en una lengua que en la otra.

Scitech News

ALGUNOS RECUERDOS OLVIDADOS NO DESAPARECEN DEL CEREBRO




Es una situación común encontrarnos con que el rostro de una persona nos resulta familiar pero no logramos recordar su nombre o de qué la conocemos. Una nueva investigación indica que esa información no está borrada sino que tan sólo nos resulta inaccesible. Ya sabemos que eso es lo que sucede todas aquellas veces en las que finalmente acabamos recordando el nombre o el lugar. Pero el nuevo estudio va más allá, al identificar en la propia actividad cerebral la "sombra" del recuerdo olvidado.

Usando técnicas de escaneo cerebral mediante resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI), los científicos han descubierto que la actividad cerebral de una persona mientras recuerda un suceso es muy similar a la registrada cuando vivió tal evento, incluso si no logra recordar los detalles.

Si esos detalles aún siguen en el cerebro, puede haber un modo de acceder a ellos, aunque la persona siga sin poder recordarlos.

Investigar las "sombras" de recuerdos olvidados en personas jóvenes y sanas podría conducir a un mejor conocimiento sobre cómo se produce el deterioro de la memoria en la vejez y bajo los efectos de ciertas enfermedades.

El autor principal del estudio, Jeff Johnson, del Centro para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria, dependiente de la Universidad de California en Irvine, y Michael Rugg, director de dicho centro, colaboraron con expertos de la Universidad de Princeton, analizando mediante escaneos por fMRI la actividad cerebral de unos estudiantes.

El equipo de investigación mostró palabras a los voluntarios, quienes permanecían dentro de un escáner de fMRI, y les pidió que realizasen varias tareas: imaginar cómo un artista dibujaría el objeto referido por la palabra, pensar sobre cómo se usa el objeto, o pronunciar mentalmente la palabra hacia atrás. El escáner produjo imágenes de su actividad cerebral durante estos ejercicios.

Unos veinte minutos después, los estudiantes vieron las palabras por segunda vez, y se les pidió que intentasen recordar cualquier detalle relacionado con ellas. La actividad cerebral volvió a ser registrada.

Utilizando un método de análisis matemático de pautas cerebrales, los científicos asociaron las distintas tareas con distintos patrones de actividad cerebral.

Se comprobó que cuando un estudiante tenía un recuerdo claro de una palabra asociada a una tarea en particular, el patrón observado al recordarla era muy parecido al registrado cuando realizó la tarea. Cuando el sujeto sólo la recordaba vagamente, o incluso cuando no la recordaba en absoluto, el patrón percibido al confrontarle con esa palabra era menos marcado, pero todavía resultaba reconocible como tal, por su similitud con el patrón registrado cuando el individuo realizó la tarea en cuestión.

El método analizador de patrones cerebrales lograba por tanto identificar con precisión las tareas, basándose en las pautas cerebrales generadas, sin importar si la persona recordaba o no detalles específicos. Esto parece demostrar que el cerebro de cada voluntario almacenaba información sobre lo que había sucedido, aunque el sujeto fuese incapaz de acceder a ella y por tanto no consiguiera recordar nada.

UCI

Las Ondas Expansivas Pueden Causar Lesiones Cerebrales Aun Sin Impactos Directos


28 de Septiembre de 2009. Foto: U.S. Marine Corps Base Quantico/Lance Cpl. Sha'ahn WilliamsUna nueva investigación sobre los efectos de las ondas expansivas podría conducir a una mejor comprensión de las lesiones cerebrales y a mejores diseños de los cascos de protección.

Usando simulaciones hidrodinámicas numéricas mediante ordenador, los científicos Willy Moss y Michael King, del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, junto a Eric Blackman, de la Universidad de Rochester, han descubierto que las ondas expansivas no letales pueden, sin embargo, inducir suficiente flexión sobre el cráneo como para generar presiones potencialmente dañinas en el cerebro, incluso sin un impacto directo en la cabeza.

Una lesión cerebral traumática es consecuencia de presiones mecánicas en el cerebro, a menudo sin fractura craneal, y causa síntomas complejos y persistentes.

Las lesiones cerebrales traumáticas en los civiles usualmente son causadas por impactos directos en la cabeza como consecuencia de accidentes de automóvil o durante la práctica de deportes.
Se ha investigado mucho sobre cómo los impactos en la cabeza, como los ocurridos en accidentes automovilísticos, pueden causar lesiones cerebrales traumáticas. Sin embargo, no se conoce mucho sobre los causados por ondas expansivas no acompañadas por un impacto sobre la cabeza.

Con el fin de paliar este desconocimiento, el equipo utilizó simulaciones hidrodinámicas 3D, y ha comprobado que la acción directa de la onda expansiva sobre la cabeza causa flexión del cráneo, produciendo cargas mecánicas en el tejido cerebral comparables a las producidas por los impactos que provocan lesiones, incluso con presiones no letales tan bajas como un 1 bar por encima de la presión atmosférica.

En particular, el equipo ha mostrado que las ondas expansivas afectan al cerebro de forma muy diferente a los impactos directos.

La fuente primaria de lesión en los impactos directos es la fuerza resultante de la aceleración de la cabeza. En cambio, una onda expansiva aprieta el cráneo, creando presiones tan grandes como las de los impactos que inducen lesiones, y gradientes de presión en el cerebro que son mucho más grandes. Esto ocurre incluso cuando las aceleraciones de la cabeza inducidas por una onda expansiva son mucho menores que las de un impacto directo.

Información adicional en:

El Pensamiento Mágico, y el Pensamiento Científico


Ronald y Nancy Reagan, cuando se hospedaban en la Casa Blanca fueron criticados por el simple hecho de que solían consultar a una astróloga. Pero, muchos otros gobernantes (además de ellos) durante el transcurso de la historia también han solicitado el asesoramiento de adivinos para predecir y encarar el futuro incierto con sus concomitantes enigmas.

Hoy, un grupo de científicos representantes distinguidos de las disciplinas más diversas, se reúnen regularmente en el espacio provisto por el Museo de Arte y Cultura en Santa Fe NM. Ellos están envueltos en un proyecto de proporciones mayores y de dimensiones extraordinarias. Se trata de adaptar el método de la investigación científica, para llegar a un entendimiento de aquellos fenómenos que pueden caracterizarse como ‘incognoscibles’.

Lo ‘conocido’ es lo primero que nos enseñaran en la escuela. Son los hechos pasados que fueron documentados o corroborados por otros. Estos conocimientos, a veces son susceptibles a las falsificaciones y a las distorsiones de conveniencia —- ya que eventos históricos son susceptibles a ser adulterados aún aunque éstos hayan sucedido en un pasado no muy distante. Por ejemplo, el gobierno japonés persiste en rehusar la enseñanza a sus hijos de los eventos históricos de todas las atrocidades de las que fuese culpable durante sus varias incursiones belicosas y conquistas sangrientas de los últimos cien años. Para ellos esas memorias es mejor suprimirlas, como si no existieran. No pudiendo formar parte de lo ‘conocido’ por sus futuros ciudadanos educados. Los rusos comunistas también han hecho uso de este método decepcionante. Ejemplos estos que ponen en duda la importancia absoluta de lo conocido.

Además de lo antedicho, asimismo permanece como verdad irrebatible la noción de que alguien puede ‘conocer’ (ni aun los cerebros egregios de Santa Fe) lo que realmente mañana nos traerá. Por ejemplo, cuántas personas morirán en un terremoto que no puede presagiarse, quién será el presidente del país en que viviremos dentro de diez años, qué enfermedades, hoy desconocidas, pronto nos van a amenazar — ello constituye el núcleo del dominio de lo que se considera como siendo ‘incognoscible’.

Pero, porque es tan vulnerable, y, porque hay tantas incertidumbres y amenazas furtivas que lo acechan por doquier, el ser humano ha elaborado, desde la aurora de su existencia, la creencia de que lo ‘incognoscible’ puede hacerse ‘conocible’ por medio de un mecanismo con el nombre improcedente (como se le conoce en algunos círculos psicoanalíticos) de ‘El Pensamiento Mágico’.

‘El Pensamiento Mágico’, constituye una forma de ideación arcaica, idiosincrásica y primitiva que se compendia en un conjunto de creencias (las cuales pueden ser compartidas por un grupo o sociedad) de que algunos eventos procederán de un modo satisfactorio como consecuencia del efecto de gestos cabalísticos, de ofrendas y sacrificios a los dioses, de oraciones, o de promesas personales a los santos, que se efectuarán para lograr de ellos la buena fortuna.

Por supuesto, si se tiene una vida que defender, una fortuna que proteger, un negocio que aumentar, una elección que (se puede) perder, una apuesta que se arriesga uno a hacer, un viaje en un avión que puede estrellarse. Uno necesita algunos parámetros, los cuales, si se aplican del modo apropiado, podrían disminuir las incertidumbres típicas que son parte de la Vida. El método científico nos sugiere que el mejor sistema para llegar a este logro es el de aplicar las estadísticas (aunque siempre exista la posibilidad de que el caso de uno sea el que constituya la excepción), o el de utilizar una serie de métodos hipotéticos, matemáticos y computacionales, de desarrollo reciente, cuyos logros aun permanecen en duda.

O uno puede leer el horóscopo personal que se publica en casi toda revista o periódico.

O uno puede visitar a alguien para que le lea la taza, o le lea la mano, o las cartas, o una bola de cristal.

O uno puede hacer ofrendas a los dioses en quien uno crea.

O uno puede pedirle a su terapeuta que le asista en analizar las causas de las ansiedades (como si éstas no fuesen justificables).

O uno puede llamar a un ‘experto’ en el mercadeo, o en el arte de la guerra, o en el mundo financiero.

O, también se puede comisionar una encuesta.

O uno puede, simplemente, admitir el hecho, de que basado en nuestra experiencia, El Pensamiento Mágico es una Defensa muy poderosa que asiste en adaptarnos a una existencia cuyo curso incierto no es siempre predecible. Y que este Pensamiento Mágico es una de las bases fundamentales de los métodos que usamos subconscientemente para reducir la ansiedad y para eliminar nuestras angustias.

Usaremos un ejemplo, extraído de los juegos terapéuticos de la psiquiatría infantil, para ilustrar el Pensamiento Mágico en acción.

El caso de Todd

De casi siete años de edad, hijo único de padres judíos conservativos, y nacido en medio de una familia con fortuna exorbitante, Todd estaba predestinado al éxito desde la cuna.

Lo conocí a la sazón de la reconciliación marital de sus padres, quienes celebraran el nacimiento de su segundo hijo, Noah, cuya concepción sucediera en el viaje de concordia que los llevara a Israel.

Todd, cuyas pruebas psicológicas lo ponían a nivel de ‘genio’, había sufrido una regresión catastrófica del desarrollo. Balbuceaba como un infante, quería beber leche de un biberón, se ensuciaba en sus ropas y se portaba como un bebé. Mi supervisor psicoanalista de niños recomendó terapia intensiva de cinco veces a la semana. En mi posición de candidato en el Instituto para el Psicoanálisis de Chicago, mi opción era una — la que aceptara con resignación.

Todd fue uno de mis mejores pacientes, ya que a mí, me enseñó tanto, como de mí aprendiera. Su inteligencia, era increíblemente excepcional y, para su edad temprana, su capacidad de introspección era única.

Una tarde, Todd llegó a su sesión acostumbrada, portando bajo su brazo un tablero de ajedrez y en su mano de niño, una caja con las fichas. Antes de que yo indagara, me dijo: ‘Anoche llegó mi abuelo, el que vive en Oyster Bay y me enseñó a jugar… juguemos…’

Yo le expliqué a Todd, lo que él ya sabía. La terapia de juegos es más terapia que juegos. Le dije que cuando yo asistía el bachillerato, en mi clase, yo fui campeón. No sería justo que él midiera sus talentos recién adquiridos con los míos — pero el Pensamiento Mágico se impuso en esta ocasión. Motivado, en su ceguera producto del conflicto de Edipo — ‘¡juguemos (me dijo), para ver quién gana!’

Le di las fichas blancas, las que aceptara, como cortesía. Para empezar, movió un peón dos pasos delante de su torre derecha. Le pregunté: ‘¿Por qué haces eso?’ Me respondió, ‘porque es así como me gusta hacerlo…’ Mis explicaciones para disuadirlo fueron inútiles. Moví un peón, liberando los movimientos de mi reina y el de mi alfil derecho. Todd, movió otro peón. Saqué mi reina, la que él tomara con su alfil. Moví mi alfil y le di jaque mate…

Todd aprendió esa tarde la lección más importante del Pensamiento Mágico — porque nosotros queramos que las cosas pasen como se nos antoja, no siempre pasan así…

En resumen

El Método Científico aún no explica las cosas del destino. ¿Pero, lo hará algún día en el futuro?… Veamos, ¿quién lo quiere predecir?

No se puede confiar en un cerebro torturado

Las técnicas de interrogatorio coercitivas empleadas durante el mandato de Bush para obtener información de sospechosos de terrorismo es probable que hayan sido infructuosas y que hayan tenido muchos efectos negativos no intencionados en la memoria y las funciones cerebrales de los sospechosos. Así lo indica un nuevo estudio publicado hoy en la revista Trends in Cognitive Science.

cerebro

“Teniendo en cuenta nuestros conocimientos neurobiológicos cognitivos actuales, es improbable que los interrogatorios coercitivos que van acompañados de estrés extremo faciliten la obtención de información verídica procedente de la memoria a largo plazo”, explica Shane O’Mara, autor de la investigación y catedrático del Instituto de Neurociencias del Trinity College de Dublín (Irlanda).

Por el contrario, los resultados de este trabajo, publicados hoy en la revista Trends in Cognitive Science, muestran que estas técnicas provocan un estrés intenso, repetido y prolongado que pone en peligro el tejido cerebral que sustenta tanto la memoria como la toma de decisiones.

Los informes publicados por el Departamento de Justicia de EE UU en abril de 2009, en los que se daban detalles sobre técnicas de interrogatorio coercitivas, indican que los periodos prolongados de conmoción, estrés, ansiedad, desorientación y falta de control son más efectivos que las técnicas de interrogatorio habituales para hacer que los sujetos revelen información verídica procedente de su memoria.

“Esto se basa en la suposición de que los sujetos estarán más motivados para revelar información verídica y así poner fin al interrogatorio, y en que ese estrés, esa conmoción y esa ansiedad extremos no afectan a la memoria”, apunta O’Mara. “Pero las pruebas científicas no respaldan en absoluto este modelo”.

Los estudios psicológicos indican que durante los periodos de estrés y ansiedad extremos, la persona presa estará condicionado a asociar el hecho de hablar con periodos de seguridad. Para el captor, cuando el prisionero habla, el objetivo de conseguir información se habrá alcanzado y se verá liberado de la desagradable tarea de generar estas condiciones de estrés.

Por tanto, “es difícil o imposible determinar durante el interrogatorio si el prisionero está revelando información verídica o simplemente hablando para escapar de la tortura”, continua O’Mara. “Es más, la investigación también ha mostrado que el estrés extremo tiene un efecto dañino en el lóbulo frontal y está asociado con la producción de recuerdos falsos”.

La memoria queda afectada

El hipocampo y la corteza prefrontal, regiones cerebrales que son esenciales en los procesos de la memoria, son ricas en receptores de hormonas que se activan por el estrés y la falta de sueño y que se ha demostrado que tienen efectos perniciosos en la memoria. La literatura científica revela que el estrés prolongado y extremo inhibe los procesos biológicos que se cree que sirven de apoyo a la memoria en el cerebro.

“Por ejemplo, los estudios del estrés extremo llevados a cabo con soldados de las Fuerzas Especiales han mostrado que la recuperación de información previamente aprendida se veía mermada después del episodio de estrés. En concreto, la asfixia simulada con agua es una causa de estrés extremo y tiene la capacidad de desencadenar en el cerebro cambios inducidos por el estrés”, concluye O’Mara.

———-

Referencia bibliográfica:

O’Mara et al. “Torturing the Brain: On the folk psychology and folk neurobiology motivating ‘enhanced and coercive interrogation techniques’”. Trends in Cognitive Science, 21 de septiembre de 2009.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Consejos de una experta en Alzheimer

"Escucha, escucha". "Abraza a tu madre". "Peina a tu abuela".

Esos son algunos de los consejos que dio a los lectores de BBC Mundo la psicoterapeuta estadounidense Rita Bresnahan.

Rita Bresnahan, autora del libro "Alzheimer´s. Para acompañar a quien amamos"

Rita Bresnahan. Para ella, su madre se convirtió en una gran maestra.

"Quiero agradecer a todos por enviar sus preguntas y por el cuidado que ellas reflejan. Me emocionan más de lo que pueda explicar. Envío mis bendiciones a todas las personas a las que ustedes cuidan y para ustedes mismos en su camino personal. Cuídense. Namaste, amigos míos", comenzó diciendo la Dra. Bresnahan a los lectores de BBC Mundo.

Cuando su madre fue diagnosticada con Alzheimer, Rita Bresnahan decidó usar su experiencia como psicoterapeuta para enfrentar el viaje a una tierra extraña y para muchos aterradora.

En el marco del Día Internacional del Alzheimer, entrevistamos a Rita para disipar dudas de nuestros lectores y generar un espacio de charla e intercambio sobre un tema difícil de afrontar.

clic Lea también: Conviviendo con el Alzheimer

Rita es educadora y psicoterapeuta. Entre otros títulos, es licenciada en Educación, posee un doctorado en Trabajo Social Clínico, otro en Psicología y un diploma en Estudios Gerontológicos.

Actualmente trabaja extensamente con los problemas de los ancianos y sus cuidadores y ha dirigido más de cien talleres en diversos ambientes bajo el título de "La ancianidad como viaje espiritual".

La especialista respondió las preguntas de los lectores de BBC Mundo desde su casa en Seattle, Washington, EE.UU., donde vive desde hace más de veinte años.

Las respuestas de Rita Bresnahan

Es muy notoria la agitación en que los pacientes entran en las noches y no quieren dormir, a pesar de los sedantes. ¿Por qué el estado de agitación se acentúa en las noches? ¿Quizás es miedo de morir? (Gabby, Bogotá, Colombia).

Hola Gabby. No sé la razón, pero sospecho que se trata más de motivos físicos que psicológicos. O, si son psicológicos, se trata de una agitación general más que específica.

Tapa del libro "Alzheimer´s. Para acompañar a quien amamoas", de Rita Brenahan

Una peregrinación compartida.

Namaste, Rita. Quisiera saber si es bueno decirle a mi mami que sufre de Alzheimer. Ella se da cuenta de que se olvida de las cosas, pero no sé cómo informarle sobre su situación. Gracias adelantadas. (Liliana, Lima, Perú).

Hola, Liliana. Antes que nada: ¿Estás segura de que tu madre tiene Alzheimer? ¿Han consultado a un profesional acerca de sus problemas de memoria? Es importante recordar que olvidarse de las cosas no significa Alzheimer. Quizás esté atravesando cambios propios de la edad o quizás, en efecto, sean signos tempranos de Alzheimer.

Personalmente, preferiría no mencionarle la palabra “Alzheimer”, pues suele asustar a las personas y provocarles enfado o actitud defensiva. Seguiría utilizando la expresión que usaste, “olvidarse de las cosas”, e investigar qué ayuda se le puede dar. A muchos familiares les ayuda consultar a la Asociación de Alzheimer, donde hay profesionales que suelen responder ese tipo de dudas.

Mi abuela sufre de este mal, unos días peores que otros. La persona que más tiempo permanece con ella es mi madre, pues ya está pensionada y siempre está en casa. Algunos días veo que mi madre ya no puede más de la desesperación pues mi abuela siempre la busca y quiere estar cerca de ella. Quisiera recibir algunos consejos para que mi madre tenga más paciencia con mi abuelita, o yo como nieto en qué podría ayudar a ambas a sobrellevar esta terrible enfermedad. Muchas gracias. (Juan Medina, Cali, Colombia).

Dios te bendiga por tu amabilidad y cuidado. Se me ocurren al menos dos maneras de ayudar.. Una es que ayudes a tu madre a que se tome recreos, algún tiempo para ella, todos los días de ser posible. Que pase un rato con amigos, que salga a caminar, que vea una película, en fin, algo que le divierta. Para enfrentar el desafío de cuidar a alguien, primero debe cuidar de sí misma.

Las personas que cuidan de enfermos de Alzheimer suelen respirar mal y contener el aire, lo que aumenta el estrés

También recomiendo enérgicamente que asista a un grupo de apoyo, si es que existe alguna asociación de Alzheimer por la zona. Por lo que cuentas, parece que tu madre se siente sobrepasada y frustrada, y es de gran ayuda expresar esos sentimientos en un espacio donde puedas hacerlo sin sentirse culpable. Hazle saber que esos sentimientos son muy naturales y normales y no significan que quiera menos a tu abuela. Simplemente, es humana.

Otra forma de ayudar a tu madre es siendo amable y comprensivo con ella. Abrázala, tómale la mano y dile que entiendes lo duro que debe ser para ella todo esto. Además las personas que cuidan de enfermos de Alzheimer suelen respirar mal y contener el aire, lo que aumenta el estrés. Cuando estés con tu madre, recuérdale que cada día tome unos minutos para cerrar los ojos y respirar profundamente. De hechom, hazlo con ella. ¡Te ayudará a ti también!

Quisiera saber si hay algun remedio para sanar la enfermedad. (Pocho, Buenos Aires, Argentina).

Hola Pocho. Actualmente no existe la cura para el Alzheimer. Algunos medicamentos, como el Aricept y Namenda, pueden retardar los efectos. Le sirven a algunas personas, pero no a todas. De todas maneras, un médico sería la persona indicada para responder sobre este tema.

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Alzheimer? ¿Cuáles son las medidas preventivas para que tengan una vida de calidad? (Lorena Pérez, España).

PREVENCIÓN

  • Comer bien.
  • Controlar el estrés cotidiano.
  • Hacer ejercicio, tanto físico como mental.

Hola Lorena. Hablaré de los síntomas en la respuesta a Graciela más abajo, así que te diré alguns medidas preventivas. Hay muchísimas elecciones de vida que pueden ayudar. Te mencionaré tres: 1) Comer bien. 2) Controlar el estrés cotidiano. 3) Hacer ejercicio, tanto físico como mental. Por ejemplo, ¿sabías que realizar ejercicio físico habitualmente reduce hasta un 50% el riesgo de desarrollar Alzheimer? Los neurólogos señalan que el ejercicio mental, como hacer crucigramas, puede reducir la probabilidad hasta 70%.

Mi pregunta es: ¿Cómo puedo darme cuenta si mi mamá está en un proceso inicial de Alzheimer? ¿Hay alguna característica específica, en los comienzos de esta enfermedad? (Graciela Orellana, Buenos Aires, Argentina).

Hola Graciela. Tu pregunta es muy amplia. Tampoco sé qué recursos hay disponibles en América Latina. Te sugiero que consultes a tu asociación de Alzheimer más cercana.

Dicho esto, uno de los síntomas iniciales más comunes que advierte a los familiares es la pérdida de memoria que altera la vida del paciente, especialmente olvidar información recibida hace poco tiempo. Otras personas olvidan fechas o acontecimientos importantes. También el preguntar una y otra vez lo mismo. Los problemas de concentración y la pérdida de capacidad para organizarse o hacer planes son otros indicadores.

¿Cómo nos podemos enterar del "grado" de gravedad de esta enfermedad? Por ejemplo, yo veo a mi abuela, ella tuvo un infarto cerebral, pero al mismo tiempo da la impresión de que probablemente esté demente. No habla, sus frases son incompletas e incoherentes, su actitud es de indignación y de inconformidad. Estas dos últimas parecen "normales" ante su situación. Esta incertidumbre de no saber a ciencia cierta lo que ocurre en su cerebro es nefasta, ¿qué siente? ¿Está demente? (Jacqueline, Guatemala).

Te sugiero que te hagas otras preguntas que sí puedas responder, como “¿cómo puedo hacerle sentir bien ahora mismo?” ¿Peinándola? ¿Cantándole una canción? ¿Rezando junto a ella? ¿Mostrándole fotos familiares?

Hola Jacqueline. Creo que un médico que examine a tu abuela es el único que puede hablar de la gravedad de la enfermedad. Hacerte esas preguntas imposibles seguramente te provocará angustia. Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurre en su cerebro, ni tampoco cómo se siente. Sin embargo, podemos intuir que además de indignada debe sentirse confundida, desorientada y frustrada. Quizás se sienta sola y poco querida.

Ser amable es la mejor ayuda que se le puede ofrecer. Te sugiero que te hagas otras preguntas que sí puedas responder, como “¿cómo puedo hacerle sentir bien ahora mismo?” ¿Peinándola? ¿Cantándole una canción? ¿Rezando junto a ella? ¿Mostrándole fotos familiares? ¿Qué le gusta? ¿Qué le hace sentir bien?

Hola amiga Bresnahan, ¿cómo hago para tener tu libro? Mi padre tiene la enfermedad del Alzheimer. Que Dios la bendiga. Gracias. (Wilmer, Piura, Perú).

Wilmer, gracias por tu pregunta. Se puede comprar en Grupo Editorial Lumen, de Buenos Aires: clic www.lumen.com.ar.

Doctora, ¿cómo ha modificado su práctica clínica esta relación, habría tratado diferente a sus pacientes si no hubiese convivido con su mamá? Gracias. (Pedro Luis Ramírez, Ciudad Ojeda, Venezuela).

Hola, Pedro. Creo que cualquier experiencia como esta cambia nuestra vida tanto a nivel personal como profesional. A mí principalmente me dio una perspectiva y un entendimiento que no habría tenido si sólo me hubiera informado a través de libros, clases, etc.

¿Qué hacer cuanto el enfermo no nos reconoce? ¿Debemos recalcarle quiénes somos? Mi madre sufre mucho porque mi abuela no la reconoce, y le insiste una y otra vez que es su hija. Creo que mi madre debería dejar de insistirle, pero creo que le cuesta aceptar la realidad de que su madre ya no la reconoce. (Rosario, Buenos Aires).

Hola Rosario. Coincido en que la situación mejoraría si tu madre aceptara el hecho de que tu abuela ya no reconoce a nadie, ni siquiera a su hija, ya que a esta altura parecería que ya no reconoce ni reconocerá a nadie. Por lo tanto, la pregunta sería cómo tu madre puede empezar a aceptar esta realidad. Podrías recordarle que no es bueno insistir, ya que a lo sumo eso sirve para agitar más a tu abuelita y le hace sufrir aún más en una situación de por sí difícil. Aceptar esto puede darle paz en medio de todo este problema.

CONSEJOS

Manos

"Lo que más necesita tu abuela es amabilidad: acariciarla, quizás masajear sus manos con crema. Cantarle sus canciones favoritas".

Nuevamente recomiendo contactar a alguna asociación de Alzheimer en busca de apoyo y darle tiempo tuyo a tu madre. Decirle que entiendes que le lastime ver que su madre no la reconozca. Trata de comprender a tu madre. Déjala llorar, descargarse. Escucha, escucha. Luego dile, con tacto, que tu abuela no la lastima a propósito sino que no puede evitarlo.

Lo que más necesita tu abuela es amabilidad: acariciarla, quizás masajear sus manos con crema. Cantarle sus canciones favoritas, hacer algo que a ella le gustaba cuando estaba bien. Una pregunta que puedes acérquela tu madre es: “¿Cómo te gustaría ser tratada si esto te ocurriera a ti?” Y luego hagan un pacto de tratar así a la abuela. Esa será la Regla de Oro. Todos se sentirán mejor con sí mismos.

Mi abuela tiene Alzheimer y aunque no nos reconoce a ninguno de la familia, recuerda perfectamente episodios o canciones de su infancia. ¿Cómo se explica este fenómeno? (María, Londres).

Hola, María. Esa es una observación muy común. La memoria a largo plazo parece permanecer mucho más intacta que la de corto plazo. Los pacientes suelen tener más contacto con el pasado que con el presente.

Quisiera sintetizar mi experiencia y la de mis tres hermanos con nuestra madre, la cual disfrutamos hasta el último día de su vida con alegría y aunque se olvido de sí misma, nunca perdió su carácter placido y su bella sonrisa y al tomar sus manos y cantándoles su canción favorita la ayudamos a despedirse en paz. (Belén Rodríguez, Caracas, Venezuela).

Hola Belén, qué bonito. Rezo para que tu ejemplo sirva a quienes tengan seres queridos con Alzheimer y, como tú, puedan ver la vida a través de los ojos del amor. Gracias.

El cerebro aprende más de los éxitos que de los fracasos, según un estudio


La sabiduría popular nos dice lo contrario, pero las células del cerebro podrían aprender de la experiencia sólo cuando se hace algo bien y no cuando se falla, según un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Neuron'.

Los investigadores han conseguido captar el proceso de aprendizaje que muestra cómo las células individuales cambian sus respuestas en tiempo real como resultado de la información sobre cuál es la acción correcta y cuál la equivocada. Los científicos realizaron experimentos con monos en los que se proporcionaba a los animales la tarea de examinar dos imágenes alternantes en una pantalla de ordenador. En el caso de una de las imágenes, los animales eran recompensados cuando conducían su mirada hacia la derecha. En el caso de la otra imagen, se suponía que tenían que mirar a la izquierda. Los monos utilizaban el ensayo y el error para descubrir qué imágenes requerían los distintos movimientos.

Los investigadores descubrieron que si las respuestas de los animales eran correctas o erróneas resonaban ciertas partes de sus cerebros con las repercusiones de sus respuestas durante varios segundos. La actividad neuronal que seguía a una respuesta correcta y a una recompensa ayudaba a los monos a realizar mejor el ensayo que aparecía segundos después.

«Si el mono conseguía responder bien, una señal se mantenía en su cerebro que parecía decirle 'lo hiciste bien'. Justo después de una respuesta correcta, las neuronas procesaban la información de forma más enérgica y eficaz y el mono era más propenso a responder bien a la próxima cuestión. Pero después de un error no se producía mejora. En otras palabras, sólo después de los éxitos y no de los fracasos el procesamiento cerebral y la conducta de los monos mejoraba», explica Earl K. Miller, coautor del estudio.

PROCESAMIENTO PARA EL APRENDIZAJE

La corteza prefrontal organiza los pensamientos y las acciones en correspondencia con los objetivos internos mientras que el ganglio basal está asociado con el control motor, la cognición y las emociones. Este trabajo muestra que estas dos áreas cerebrales, que se sospechaba que jugaban papeles claves en el aprendizaje y la memoria, tienen toda la información para realizar el procesamiento neural necesario en el aprendizaje.

Los investigadores descubrieron actividad en muchas neuronas de estas dos áreas cerebrales que reflejaban la administración o retención de una recompensa que duraba varios segundos, hasta el siguiente ejercicio. Las neuronas individuales en ambas áreas transmitían información de forma sostenida durante cuatro o seis segundos, completando el espacio entre ejercicios.

La selectividad de la respuesta era más fuerte en un determinado ejercicio si el ejercicio anterior había recibido recompensa o más débil si había sido un error. Esto se producía cuando el animal estaba aprendiendo la asociación o ya era bueno en ella.

Después de una respuesta correcta, los impulsos eléctricos que procedían de las neuronas de estas áreas cerebrales eran más fuertes y transmitían más información. «La tasa de señal-ruido mejoraba en ambas regiones cerebrales. La fuerza de la respuesta les llevaba a conseguir acertar en el siguiente ejercicio. Esto explica a un nivel neural por qué parece que aprendemos más de nuestros éxitos que de nuestros fracasos», concluye Miller.

La pérdida de sueño está vinculada con un aumento de las placas en Alzheimer

La deprivación crónica de sueño en modelo de ratón con enfermedad de Alzheimer provoca que las placas beta amiloides aparezcan antes y más a menudo, según ha descubierto un equipo de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. Hoy publican en Science los resultados del trabajo, en el que también han determinado que la orexina, una proteína que regula el ciclo del sueño, está directamente relacionada con alteración en el número y temporalidad de las placas.

David M. Holtzman, coordinador del Departamento de Neurología en la Facultad de Medicina del citado centro, cree que la orexina o los compuestos con los que ésta interactúa podrían convertirse en nuevas dianas farmacológicas. Además, opinan que los resultados obtenidos también sugieren que los tratamientos para trastornos del sueño deberían tener prioridad no sólo por sus efectos, sino también por el impacto potencial, a largo plazo, en la salud cerebral.

Según el día y la noche
Gracias a la microdiálisis in vivo, los autores han medido los niveles de placas beta amiloides en el cerebro de ratones modificados genéticamente para padecer Alzheimer. Estos niveles aumentaban y decrecían según los periodos de sueño y vigilia: por la noche eran mayores (los ratones están despiertos en este momento), mientras que por el día, cuando duermen, decrecían.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La demencia mundial ha sido subestimada

La carga de salud que enfrentará el mundo en los próximos años debido a enfermedades como Alzheimer y otras formas de demencia, ha sido subestimada.

Ancianos

Para el 2050 habrá 115 millones de personas con demencia en el mundo.

Según científicos del King's College de Londres, para el año 2050 habrá más de 115 millones de personas en el mundo padeciendo esta enfermedad.

Es decir, la cifra es 10% más grande que lo que se había establecido en estudios publicados en 2005.

Y el aumento, afirman los investigadores, se debe principalmente a las nuevas cifras establecidas en América Latina y el sur de Asia.

La investigación, que es una de las más amplias que se han llevado a cabo sobre el impacto de la enfermedad, descubrió que la situación es particularmente preocupante en esas regiones del mundo.

"Uno de los aspectos clave de esta investigación es el énfasis que estamos poniendo en los países de bajos y medianos ingresos" dijo a la BBC el doctor Robert Stewart, profesor de psiquiatría del King's College y uno de los autores de la investigación.

"Y en la necesidad urgente de llamar la atención de estos países para que comiencen a pensar en la demencia, porque la vejez está aumentando rápidamente en estas regiones, en particular América Latina, China e India".

"Creemos que allí el trastorno tendrá un impacto enorme en un lapso de tiempo muy corto", expresa el investigador.

Poco tiempo

El informe del King's College calcula que hoy en día 35 millones de personas viven en el mundo con Alzheimer y otras formas de demencia, y este número se duplicará cada veinte años, a 65,7 millones de enfermos en 2030 y 115,4 millones para 2050.

La vejez está aumentando rápidamente en estas regiones, en particular América Latina, China e India. Creemos que allí el trastorno tendrá un impacto enorme en un lapso de tiempo muy corto

Dr. Robert Stewart

Y mientras los países más desarrollados han tenido unos 100 años (desde que fue descrito por primera vez el Alzheimer) para prepararse para enfrentar este aumento, los países de medianos y bajos ingresos tendrán sólo unos 20 años para buscar formas de enfrentar esta carga de salud.

Gracias a los avances en cuidados de salud y nutrición, la longevidad de las poblaciones de países de medianos ingresos está aumentando rápidamente.

Actualmente, se calcula que poco más del 50% de las personas que sufren demencia vive en países de bajos o medianos ingresos, pero se espera que para el 2050, más de 65% de los enfermos vivirán en estas regiones.

Además, los autores creen que en algunas partes del mundo la proporción de personas de edad avanzada que tienen demencia es más alta de la que se piensa, por lo que las cifras podrían incluso ser mayores.

El problema, como explica el doctor Stewart, es que en muchos países se sigue confundiendo a la demencia con el deterioro cognitivo normal que ocurre en la vejez.

"En muchos de estos países ya se han establecido organismos de ayuda para los parientes de enfermos de demencia y una de las cosas que más trabajo les ha costado hacer entender es que la demencia no es parte normal del proceso de envejecimiento" dice el psiquiatra.

"Y el problema es que cuando este mensaje no llega a la población, la gente que inevitablemente debe cuidar a un enfermo de demencia a menudo se siente muy aislada y estigmatizada por la comunidad que los rodea que no entiende la enfermedad".

Establecer planes

Mujer mayor

Los autores urgen a los gobiernos a establecer planes para enfrentar la demencia.

La tarea, afirma el investigador, no es fácil y el primer paso es convencer a los gobiernos nacionales para que estén más conscientes del impacto de la enfermedad.

"Este informe está particularmente dirigido a los gobiernos, porque les estamos dando, además de las cifras de enfermos, el costo que tendrán que pagar por ellos" dice el doctor Stewart.

"Por eso, y por el hecho de que la enfermedad es incurable, creo que no es del interés de los gobiernos ignorar el problema"

"Se están llevando a cabo muchas investigaciones para encontrar una cura para la demencia, pero mientras tanto, esta enfermedad es el principal motivo de cuidados médicos en la vejez en todo el mundo" dice el psiquiatra.

"Y no podemos ignorar los costos informales de este trastorno -en particular en países de bajos y medianos ingresos donde no hay mucha provisión social del estado- donde las personas que cuidan al enfermo están renunciando a una vida económicamente productiva para cuidar a sus seres queridos con demencia".

Los autores están urgiendo a la Organización Mundial de la Salud a declarar a la demencia una prioridad de salud, para que más gobiernos establezcan planes y estrategias de salud para enfrentar el impacto de la demencia.

Los Riesgos Para el Cerebro de Aguantar la Respiración


Foto: JAPEn un nuevo estudio se ha comprobado que los buzos de un grupo analizado que contuvieron la respiración durante varios minutos presentaron luego niveles elevados de una proteína que puede ser un signo de daño cerebral. Sin embargo, la presencia de esta proteína, la S100B, fue transitoria, lo que deja la incertidumbre de si la apnea prolongada (aguantar la respiración) puede dañar el cerebro a largo plazo.

Los autores del estudio son Johan P.A. Andersson, Mats H. Linér y Henrik Jonsson, de la Universidad de Lund en Suecia.

Los resultados del estudio indican que la apnea voluntaria prolongada afecta a la integridad del sistema nervioso central, y puede tener efectos acumulativos. La liberación de la S100B en la sangre sugiere que aguantar la respiración por un largo tiempo perturba la barrera hematoencefálica, la cual es una protección casi impenetrable del cerebro contra las infecciones.

La cuestión es que la exposición repetitiva a hipoxia severa (bajo suministro de oxígeno) puede provocar daños neurológicos con el paso del tiempo. Se impone, pues, tal como recomiendan los autores del estudio, tratar de hacer un seguimiento de personas que a menudo buceen sin suministro de oxígeno, preferentemente desde el inicio de su actividad en la juventud, y durante un número suficiente de años, para verificar la posible aparición de daños neurológicos.

En Japón y algunas otras partes del mundo existe desde hace siglos la tradición de bucear sin suministro de oxígeno (lo que se conoce como buceo libre), aunque cada vez la practica menos gente. Estos buceadores recolectan algas, mariscos y otros productos del fondo marino, haciendo docenas de inmersiones por día. Algunos descienden normalmente a profundidades de hasta 27 metros con una sola inspiración, mientras que otros lo hacen en el rango de los 5 a los 10 metros aproximadamente.

Más recientemente, el buceo libre se ha convertido en un deporte competitivo. Las competiciones giran en torno a retos como cuánto tiempo los buceadores pueden permanecer bajo el agua, cuán lejos pueden nadar bajo ella y hasta qué profundidad pueden sumergirse. Los participantes deben recibir un entrenamiento intenso para incrementar la capacidad de sus pulmones, al mismo tiempo que aprenden medidas de seguridad cruciales.

Información adicional en:

Un Código Neuronal Humano Muy Parecido Para Imágenes y Sonidos

Foto: U. MontrealSegún un nuevo estudio, los sonidos y las imágenes comparten un código neuronal muy similar en el cerebro humano. Un equipo de científicos, de la Universidad de Montreal y del Instituto Neurológico de Montreal en la Universidad McGill, explica cómo el mismo código neuronal en el cerebro permite al Ser Humano distinguir entre los diferentes tipos de sonidos, como el habla y la música, o entre imágenes distintas.

Para el estudio, se reclutaron participantes cuyos cerebros fueron escaneados mediante resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI, por sus siglas en inglés), una forma no invasiva de trazar el mapa del cerebro. Esta técnica fue utilizada en estos experimentos para determinar cómo el cerebro reconoce las diferentes características de instrumentos musicales, las palabras en las conversaciones, o los sonidos ambientales, y cómo reacciona ante cada clase de estímulo.

Resulta que el cerebro usa la misma estrategia para codificar los sonidos que para codificar las diferentes imágenes. Esto hace más fácil para las personas combinar sonidos e imágenes que pertenecen al mismo objeto.

El próximo paso para el psicólogo Marc Schoenwiesner y su equipo es determinar cómo exactamente el cerebro distingue entre los ritmos de percusión del Rock y los instrumentos de cuerda en una sinfonía clásica, o entre una conversación en francés y otra en inglés. La meta es desentrañar detalladamente cómo el cerebro procesa y clasifica estos diferentes tipos de sonidos. En el futuro, esta línea de investigación puede que permita reconstruir una canción que una persona ha oído, a partir tan sólo de los patrones de actividad en su cerebro.

A medida que los científicos avanzan en la descodificación de los modelos de activación del cerebro, cabe imaginar aplicaciones increíbles. Schoenwiesner cree que si, a partir de la lectura de un escaneo por fMRI, se logra reconstruir una canción que una persona ha oído, no estaremos entonces tan lejos de poder grabar patrones de actividad cerebral de una persona dormida, y luego reconstruir un sueño que ha tenido. "Eso sería realmente maravilloso, aunque esta posibilidad está lejos, a décadas de investigación", matiza.

Información adicional en:



lunes, 21 de septiembre de 2009

Las máquinas juegan a ser humanas

Un concurso anima a crear personajes virtuales que actúen como personas reales

‘Unreal Tournament 2004’.

HAL 9000, el ordenador de 2001: Una odisea en el espacio, inició una lucha contra los humanos cuando fue consciente de que estos iban a desconectarlo. HAL 9000 no hubiera tenido problemas para superar la prueba desarrollada por Alan Turing en 1950, que consideraba que se podría hablar de inteligencia artificial cuando un humano no fuese capaz de distinguir si el interlocutor con el que hablaba, sin verlo, era otra persona o un robot. El concurso BotPrize, cuya final ha tenido lugar en Milán (Italia), parte de la prueba de Turing y la adapta al mundo de los videojuegos con el objetivo de mejorar la inteligencia artificial que se emplea en los mundos virtuales.

El reto para los participantes consiste en desarrollar un programa que sea capaz de controlar a un personaje del videojuego Unreal Tournament 2004 y que los jueces designados no puedan distinguir si lo que hay detrás del enemigo en cuestión es una persona o un ordenador.

En la final del concurso, cada uno de los cinco jueces inicia una partida contra dos contrincantes: una persona y un programa informático o bot. Tras unos 15 minutos de juego, el juez debe identificar a sus oponentes.

En esta segunda edición de BotPrize, al igual que ya sucediera en la primera y con el test de Turing original, ninguna de las máquinas presentadas ha logrado engañar al 80% de los jueces del concurso. En todo caso, todos los bots finalistas sí consiguieron convencer de su humanidad al menos a uno de ellos.

Los expertos consideran que uno de los mayores triunfos del juego on-line reside en que los aficionados prefieren enfrentarse a jugadores reales que a la inteligencia artificial del videojuego. Un estudio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) destaca que las posibilidades de juego on-line y la inclusión de aspectos sociales son más relevantes al elegir un título que los gráficos.

Participación española

El profesor de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad Carlos III de Madrid Raúl Arrabales pertenece a uno de 15 equipos que ha participado en esta edición de BotPrize. "Concursos como este permiten comprobar los avances realizados en inteligencia artificial de forma empírica", explica.

El investigador destaca la complejidad a la hora de generar comportamientos humanos, ya sea en el trabajo con robots o con videojuegos. "Es necesario combinar diferentes capacidades cognitivas: emociones, atención o la capacidad que tienen los humanos para atribuir modelos del yo al otro (la teoría de la mente)".

Explorar nuevas fórmulas de inteligencia artificial mediante videojuegos supone para esta industria la creación de rivales más interesantes e inesperados, que no cuentan con una forma de juego predefinida ante las mismas circunstancias. En este sentido, Arrabales considera que parte del éxito de un juego está en crear un programa equilibrado: "Algunos bot pueden aburrir al contrincante humano, porque son demasiado tontos, o bien excesivamente listos".

Creadores y participantes de BotPrize añaden que los trabajos realizados tienen aplicación más allá de los videojuegos, que servirían como un entorno de simulación para investigar proyectos de inteligencia artificial.

Peter Molyneux, el rey de la complejidad

 Los videojuegos desarrollados por Peter Molyneux están considerados como referentes de inteligencia artificial.

Creador de los llamados ‘simuladores de Dios’, inició este camino con ‘Populous’, en el que se guía a la población usando dotes como la manipulación.

Su juego ‘Black and White’ fue el primero en el que cada acción (o la ausencia de la misma) influye en la imagen que tienen del jugador los personajes protagonistas. Las decisiones tomadas cambian el curso de los acontecimientos que se producen más tarde.

La saga ‘Fable’ amplía este concepto y aumenta la interacción entre el protagonista, el entorno y el resto de personajes, creciendo también el número de posibilidades.

viernes, 18 de septiembre de 2009

La lucha por una mejor calidad de vida

“Por más afecto que le tengas a una persona, el día a día va desgastando ese vínculo y tiene que existir mucho amor detrás para mantenerlo”. Federico Estol ha observado y sentido en carne propia los efectos que la enfermedad de Alzheimer ha tenido sobre su abuela en los últimos siete años.

IMAGEN PREMIADA

"Neli smiling"

Federico Estol obtuvo el primer premio en un concurso internacional de fotos sobre Alzheimer con esta imagen de la sonrisa de su abuela Neli.

Ampliar imagen

“Es como un niño chico, ya no es la persona que era antes”, agregó Estol, quien ganó un concurso de fotos organizado por la asociación británica Alzheimer's Disease International con la imagen de la sonrisa de su abuela Neli.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que destruye las células del cerebro, provocando la pérdida de memoria y problemas de comportamiento. No tiene cura y avanza con el tiempo. Afecta fundamentalmente a personas mayores de 65 años.

Uruguay, al ser el país más envejecido de América Latina, es también el que tiene mayor prevalencia de la enfermedad.

“No hay cifras oficiales específicamente sobre el Alzheimer, pero las cifras vinculadas a las edades de nuestra población hacen prever que la incidencia del Alzheimer va a seguir creciendo en los próximos años”, dijo a BBC Mundo Lizardo Valdez, director de salud mental de la Administración de los Servicios de Salud del Estado.

Poco apoyo

En Uruguay 18% de la población es mayor de 60 años, 14% es mayor de 65 años y se estima que en los próximos 20 años la vida media de la población se incremente en cinco años, según un informe de la CEPAL que indica que el grupo de mayor crecimiento será el de 80 años y más.

¿Se está preparando el país, y la sociedad uruguaya, para apoyar al creciente número de pacientes y familiares? La respuesta parece ser: poco.

Representantes de la Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares (AUDAS) consideran que las propuestas de atención y rehabilitación son muy escasas en el país, fundamentalmente en el ámbito público.

Nancy Secco

Nancy Secco, directora de AUDAS.

“Hay que concientizar a la población en general y a la clase política. Eso cuesta mucho porque la palabra demencia da cierto miedo. Se esconde al enfermo, o sobre todo se niega que tenga esta enfermedad”, explicó su directora, Nancy Secco, a BBC Mundo.

Desde el Estado se han iniciado algunas acciones tendientes a mejorar la detección precoz de la enfermedad y la información disponible para los que cuidan de pacientes con Alzheimer.

Valdez explicó que desde hace tres años existe un carné del adulto mayor, que “pauta una serie de controles con diversos especialistas como fisiatra, geriatra, psicólogo, que se deben hacer con cierta periodicidad después de determinada edad”.

Como incentivo para que los prestadores de salud públicos y privados realicen estos controles, se les otorga un pago adicional del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Sin embargo, a final de cuentas depende de la voluntad de cada persona que quiera realizarse o no los chequeos de forma preventiva.

Por otra parte, el Ministerio de Salud Pública publicará a fines de este mes una guía para cuidadores de adultos mayores. En ella habrá un capítulo sobre cómo tratar pacientes con Alzheimer, informó a BBC Mundo Eugenia de Marco, directora del Programa Nacional del Adulto Mayor.

El problema de quién cuida

Según AUDAS, la ausencia de programas educativos especializados y la escasez de cuidadores entrenados en el ámbito público son dos de los principales problemas que enfrentan los familiares de los pacientes.

“Muchas veces se debe acceder a este personal en el ámbito privado lo cual está fuera de las posibilidades económicas de muchas familias, generando una desigualdad en el acceso a la atención”, aseguró Secco.

Es desgastante, más que nada para mi madre

Federico Estol

A medida que la enfermedad avanza, el enfermo de Alzheimer va perdiendo la capacidad de desenvolverse de forma independiente en su vida diaria y pasa a depender de otras personas. En muchos casos los familiares se encargan de su cuidado, pero el requerimiento de atención es tal que se hace necesario tener ayuda las 24 horas del día.

“Por suerte mi abuela tiene una jubilación más o menos buena, pero los costos siguen incrementando”, relató Federico Estol. Una persona cuidaba de su abuela en las noches ya que como vivía sola, “si se caía podía quedar tirada toda la noche”. Ahora se encuentra en una casa de salud.

“Hay veces que familiarmente se vuelve, quizás, una carga. Mi madre y yo estamos como responsables por lo que pase con la vida de ella, y tomamos las decisiones que mejor nos parecen pero ella no reconoce el esfuerzo que está haciendo ahora su familia. Es desgastante, más que nada para mi madre”, relató Estol.

clic Lea también: Alzheimer, ese ladrón nocturno

Un lugar para ayudar

Secco, quien al igual que la casi totalidad de las personas que trabajan en la asociación lo hace de forma honoraria, explicó que la enfermedad afecta lo social, lo económico y lo afectivo.

“Familiares y amigos empiezan a retirarse porque ya no soportan ver a la persona de esa forma, que ya no es la misma, y queda el cuidador solito con el enfermo. Por eso existen en el marco de AUDAS los grupos de autoayuda que son fundamentales para estos casos. Es un espacio para conversar y llorar con personas que viven en situaciones similares”.

En el ámbito público, Valdez dijo que el trabajo con los familiares de los enfermos de Alzheimer se hace “cuerpo a cuerpo; se generan instancias de formación y contención, y cuando hay dificultades familiares se brindan alternativas de residencias asistidas”.

Evento AUDAS

AUDAS realiza grupos de apoyo y cenas para compartir experiencias entre pacientes y cuidadores.

Agregó que para el año próximo la idea es realizar algunos grupos de apoyo y estimulación cognitiva para los pacientes, y de continencia para sus familiares y cuidadores en todo el país, “con la idea de que pueda extenderse en el futuro”.

AUDAS aspira a que se cree un centro diurno donde los pacientes reciban atención y estimulación.

“Ya hay experiencias en el mundo donde se trabaja con personal especializado. Se hacen trabajos de estimulación cognitiva, ejercicio físico, musicoterapia, que son excelentes para el enfermo y también para el familiar que cuida del paciente porque va a tener un tiempo libre. Nosotros siempre insistimos en que hagan algo que los gratifique porque también los cuidadores se enferman”, dijo Secco.

La asociación está buscando la forma de financiar a los especialistas que trabajen en ese centro diurno y para comprar los elementos para las actividades como instrumentos, equipos de audio y video.

Este lunes 21, coincidiendo con el Día Mundial del Alzheimer, AUDAS lanzó la “Semana de la Memoria” con actividades de información y difusión sobre la enfermedad. “Hemos invitado a autoridades nacionales, y a partir de ahí vamos a ir a golpear puertas” para lograr que se concrete su anhelo de ofrecer una mejor atención a los pacientes y sus familias, dijo Secco.

“Hay que brindarles apoyo para que tengan una mejor calidad de vida”.

En BBC Mundo estamos recogiendo testimonios sobre el impacto que tiene esta enfermedad en la vida de los afectados. Especialmente en familiares y amigos y no sólo en los enfermos. Si piensas que tu experiencia puede ayudar a otros, compártela con nosotros.

lunes, 14 de septiembre de 2009


Durante toda la historia de la psiquiatría y, particularmente, en los últimos años, ha existido una tendencia a diagnosticar síndromes, basados en la adaptación de figuras mitológicas, de personajes actuales, de cuentos de hadas, de historias extraídas del folklore y de todo lo que se nos antoje, para caracterizar los hallazgos que en nuestra experiencia clínica se considerarían originales, amén de interesantes para, con otros, ser compartidos.

En mi opinión, esta tendencia encuentra justificación en el hecho de que como psiquiatras, todos gozamos de lo que creemos sea un fondo de riquezas culturales muy vasto.

Además, de que nuestros antepasados profesionales, exteriorizaban la misma tendencia a exhibir sus talentos multifacéticos personales y estéticos.

Hoy, en esta lección, nos ocupa otro nuevo síndrome y otra nueva categoría diagnóstica, la que con nuestros lectores aquí conoceremos.

El nombre del síndrome está basado en el carácter de la novela más famosa de las que Oscar Wilde escribiera, como más adelante tendremos la oportunidad de apreciar.

El Síndrome de Dorian Gray

El Síndrome de Dorian Gray se aplica a un conjunto de síntomas de origen sociocultural que se caracteriza por la preocupación excesiva de muchos individuos con su apariencia personal distorsionada (dismorfofobia).

La última se refiere al miedo extremo de sufrir deformidad alguna.

Acompañado por dificultades en la aceptación del proceso del envejecimiento y de aceptar asimismo las demandas del crecimiento y la madurez emocional.

Los individuos que se creen ‘sufrir’ de este síndrome se consideran inclinados al uso excesivo de los cosméticos y de los procedimientos quirúrgicos, en un esfuerzo — a veces, vano — para preservar su apariencia lozana y juvenil.

De mucha importancia es que éste y muchos otros síndromes que tanto abundan en la literatura, no se reconoce por DSM-IV (la Biblia de los diagnósticos psiquiátricos) como entidad diagnóstica establecida.

Definición

El síndrome de Dorian Gray se define por una tríada diagnóstica que abarca los siguientes criterios:

  • Signos de dismorfofobia.
  • Rasgos de personalidad narcisista.
  • Fijación en el desarrollo psicosexual del tipo característico encontrado en las parafilias.

En adición, hoy se incluye, como parte de los ‘síntomas’ el uso excesivo de sustancias y procedimientos estéticos para retrasar el envejecimiento.

Su historia

Esta condición fue descrita por la primera vez, por Brosig en el año 2000 en un simposio dedicado al estudio de las drogas que se utilizan para ocultar la vejez y al avance de la ‘medicina estética’.

El nombre, como ya sabemos, alude a la novela famosa de Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Gray, en la cual el protagonista, como hombre muy bien parecido, admira su retrato recién pintado y expresa el deseo de que sea el lienzo –– quien, en su lugar — envejezca.

El diablo lo escuchó y le concedió sus deseos.

Entonces, habiendo vendido su alma, para no envejecer. Con angustia, Dorian, se vuelve testigo de los estragos que, al retrato, infligen su vida disipada y su alma despiadada y narcisista.

Mientras que Dorian no envejece o cambia, el retrato, de manera progresiva, luce como monstruosidad repugnante.

En la trama de la novela, Wilde condensa en la metáfora provista por el retrato, el rejuego de motivos narcisistas y grandiosos. Plasmados entre sí en la necesidad de la belleza eterna y en la abolición del proceso del envejecimiento natural.

La descripción de Dorian Gray, en su carácter ficcional sirve como la inspiración para el epónimo y la descripción de este síndrome.

Causas

Psicodinámicamente, existe una interacción entre tendencias narcisistas: el deseo por la eterna belleza, sumada a una inhabilidad de crecer y madurar, más el miedo de envejecer — eso todo lo encapsula.

Como defensa contra los procesos naturales mencionados, surge el uso de los cosméticos y de los procedimientos estéticos destinados a lograr el objetivo básico: el de borrar o de retardar todo cambio que signifique no ser joven y no ser ‘hermoso.

Por razones no bien establecidas, los arquitectos de este ‘síndrome’ proponen la coexistencia de la dismorfofobia, con el narcisismo y la parafilia — las dos primeras se entienden — pero, la última requiere explicación.

Mientras que, para quienes manifiestan este síndrome, se postula, que poseen un componente psicodinámico característico, que se define por la defensa inconsciente contra la maduración y el envejecer.

Eso afecta muchas personas por todos conocidas.

De acuerdo a Brosig, este síndrome, se ha confirmado que existe en un 3% de la población alemana.

La proporción sexual aun no se ha determinado.

También se desconoce si existe en otras culturas y, si está relacionado en su apariencia con otras condiciones, como son la obesidad u otras disorexias — ya que las últimas pueden causarnos alteraciones físicas poco halagüeñas.

El diagnóstico

Los siguientes criterios de índole operacional tienen que establecerse rigurosamente para llegar al diagnóstico:

  • Signos de dismorfofobia.
  • Estancamiento e inhabilidad de aceptar el crecimiento o la madurez emocional.
  • Utilización de por lo menos dos de los siguientes productos, o maniobras

1. Restauradores del crecimiento del pelo (finasterida)

2. Agente anti-adiposidad (orlistat)

3. Medicación contra la disfunción eréctil (sidenafil)

4. Elevadores del afecto (fluoxetina)

5. Dermatología cosmética en cualquiera de sus formas

6. Cirugía estética (liposucción o estiramiento facial).

Secuelas

Los episodios depresivos y crisis suicidas se observan con frecuencia en este síndrome. Esto sucede si los métodos utilizados por el ‘paciente’ fallan en sus propósitos de retardar el envejecimiento o resaltar la belleza.

Si el paciente continúa en su evolución progresiva hacia el envejecimiento aborrecido — a pesar de sus esfuerzos — la depresión o la rabia narcisista pueden sobrevenir con todas sus consecuencias adversas.

En los últimos casos la posibilidad de actos autodestructivos por sobredosis o abuso de las drogas y el suicidio pueden ser una complicación final.

Descubren dos genes que ayudan a combatir la esclerosis en placa

CHICAGO — Investigadores estadounidenses descubrieron dos genes involucrados en la restauración del sistema nervioso central de ratones afectados por esclerosis en placa, según un estudio presentado el viernes en una conferencia en Alemania.

El hallazgo alienta nuevas esperanzas en el desarrollo de terapias más eficientes y predecir la forma en que los pacientes responderán a esta dolencia degenerativa autoinmune.

"Es posible que la identificación de estos genes pueda suministrar el primer indicador importante de por qué ciertos pacientes afectados por la enfermedad reaccionan bien y otros no", explicó el autor del estudio, Allan Bieber, especialista en neurociencias en la clínica Mayo, en el estado norteño de Minnesota.

El equipo de Allan Bieber estudió a ratones que padecían una forma crónica de enfermedad evolutiva asimilable a la esclerosis en placa y estudió los genes de aquellos que reparaban espontáneamente los daños causados por la enfermedad.

Los investigadores descubrieron dos factores genéticos determinantes en esta evolución positiva.

El estudio fue presentado en el Congreso del Comité Europeo para el tratamiento y la investigación de la esclerosis en placa en Düsseldorf en Alemania.

"Leeremos y manipularemos el cerebro como queramos"


Este prestigioso científico es experto en los mecanismos del dolor y el funcionamiento del cerebro. Cree que las posibilidades de manipularlo y estimularlo serán pronto un desafío ético.

Imagine un mundo sin dolor. Un mundo en el que podamos elegir el carácter y la vocación profesional de nuestros hijos. Un mundo en el que los asesinos en serie se transformen en buenas personas y en el que podamos borrar nuestros recuerdos más traumáticos. Un mundo en el que los lesionados cerebrales recuperen sus conexiones neuronales y en el que las sensaciones de felicidad y placer sustituyan al malestar y la depresión.

No es tan difícil imaginar un panorama como éste tras una charla con Carlos Belmonte. En realidad, muchas de esas cosas ya están casi al alcance de nuestra mano y abren interrogantes éticos y sociales más que inquietantes.

Cuando llegamos al despacho de Belmonte nos lo encontramos debajo de la mesa. Está intentando instalar un ventilador bajo el ordenador. Se ha estropeado el aire acondicionado en todo el edificio del Instituto de Neurociencias de Alicante debido a la cantidad de energía utilizada para un experimento con animales. No parece muy preocupado por ello. Está contento con el premio que le acaban de otorgar (el Premio Nacional Gregorio Marañón de Medicina) y con hablar del avance de la ciencia.

Muestra las instalaciones del Instituto de Neurociencias con indisimulado orgullo. Ocupa un edificio nuevo y vistoso situado frente al hospital de San Juan y con el tiempo se ha convertido en un importante centro de investigación, especialmente en cerebro, en el que trabajan 200 científicos y en el que el inglés es la lengua franca. Pertenece a la Universidad Miguel Hernández y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publica cada año un mínimo de cuatro trabajos en Science y Nature, las más prestigiosas revistas científicas del planeta.

Belmonte fue el fundador de este instituto, en 1989, y su director hasta hace dos años. "Cuando llevas tanto tiempo en un cargo así empiezas a levitar y eso no es sano", bromea. Ha recibido varios premios, entre ellos el Jaime I de Investigación y, este año, el Gregorio Marañón, que suele distinguir una trayectoria completa. Hace dos años fue nombrado presidente de la Organización Internacional para la Investigación del Cerebro (IBRO en sus siglas inglesas), que aglutina a 70.000 neurocientíficos de más de 80 sociedades científicas de 111 países, un puesto muy adecuado para una persona a la que quitan el sueño los desafíos éticos a los que el mundo tendrá que enfrentarse en breve, dadas las posibilidades de manipular el más complejo de nuestro órganos: el cerebro.

Este catedrático de Fisiología ha dedicado la mayor parte de su labor investigadora a los mecanismos del origen del dolor y su transmisión en el sistema nervioso, pero considera que la trascendencia real de su aportación a la ciencia española ha sido su capacidad de generar proyectos y formar equipos. Así que se jacta de que la media de edad en el Instituto de Neurociencias es de 36 años, de que el ambiente laboral es bueno e intenso, con un 20% de científicos siempre llegados del exterior, y de que los catedráticos de Fisiología que se formaron en su departamento de Valladolid son mejores científicos que él.

Es buen conversador. En realidad, habla por los codos. Y tiene un evidente afán divulgador. No es de esos científicos que levantan la nariz con arrogancia cuando se les plantea cuestiones generales o poco atinadas científicamente. Cualquier pregunta es buena para intentar explicar con pasión y con sentido del humor la ciencia, lo que a todas luces le divierte, sobre todo si sus hallazgos suponen un beneficio directo para el ser humano. Es médico, al fin y al cabo.

¿Qué ha aprendido usted del dolor durante todo este tiempo de investigación? ¿Es totalmente controlable? El 95% del dolor es controlable. Ya hace mucho tiempo que se descubrieron los opioides como analgésicos y se ha avanzado muchísimo en el tratamiento del dolor. Pero todavía estamos muy detrás de lo que deberíamos estar porque hay unas influencias culturales que frenan su desarrollo. Por ejemplo, se sigue infrautilizando la morfina, que es un estupendo analgésico, por miedo de los médicos, cuando científicamente tenemos muy claro que se puede utilizar en periodos largos y grandes concentraciones. Se teme que genere dependencia, por ejemplo, cuando en los pacientes con dolor intenso se ha comprobado que aquélla se reduce. Hoy se están descubriendo nuevos analgésicos excelentes, con menos efectos secundarios.

De hecho es en lo que ustedes han trabajado. Sí. Ahora estamos haciendo una cosa muy interesante: buscando la relación entre dolor y frío. Estamos analizando cómo el frío genera dolor y cómo el frío a nivel visceral puede producir sensaciones muy desagradables, como cuando se toma uno un helado o una horchata granizada.

¿Se puede anular por completo el dolor, inhibiendo la parte del cerebro donde se genera esa sensación? Totalmente. La señal del dolor va de la periferia (la piel, por ejemplo, cuando te quemas) a la médula espinal y ahí va dando saltos en distintos niveles del sistema nervioso hasta que llega a la corteza, que es donde se aloja la sensación consciente de dolor. Hay otras zonas que alojan las emociones del dolor. Son zonas separadas, de forma que se pueden separar selectivamente unas u otras. Así que hay pacientes que tienen dolor, pero no lo viven emocionalmente como desagradable, y, al revés, dolores en principio nimios son insoportables para algunos.

¡Así que son mecanismos totalmente independientes! Son paralelos, pero están separados. Una de las cosas que hacemos en la neurociencia actual es descomponer lo que parecía único. Así estamos entendiendo los mecanismos que la generan. La memoria tampoco es una sola. Hay diez tipos distintos de memoria con mecanismos neurológicos completamente distintos.

¿Están ustedes fotografiando cada milímetro cuadrado del cerebro como otros fotografían cada palmo de la Tierra? Sí, estamos descomponiendo, desarmando. En el caso del dolor hay otra parte interesante. Nosotros disponemos de un sistema para defendernos del dolor. Cuando un animal es atacado, puede defenderse o huir, y para ninguna de las dos cosas es recomendable que sienta dolor. De hecho, no lo siente. Es bien conocido que en la batalla los soldados no sienten dolor cuando son heridos. En esas situaciones extremas se activa un sistema del organismo que inhibe el dolor. Lo elimina interrumpiendo la subida de la información dolorosa a la corteza cerebral. De hecho, la morfina activa ese mismo sistema, que es endógeno, nuestro.

De manera que el desafío e

"Leeremos y manipularemos el cerebro como queramos"

GABRIELA CAÑAS 13/09/2009

Este prestigioso científico es experto en los mecanismos del dolor y el funcionamiento del cerebro. Cree que las posibilidades de manipularlo y estimularlo serán pronto un desafío ético.

Imagine un mundo sin dolor. Un mundo en el que podamos elegir el carácter y la vocación profesional de nuestros hijos. Un mundo en el que los asesinos en serie se transformen en buenas personas y en el que podamos borrar nuestros recuerdos más traumáticos. Un mundo en el que los lesionados cerebrales recuperen sus conexiones neuronales y en el que las sensaciones de felicidad y placer sustituyan al malestar y la depresión.

No es tan difícil imaginar un panorama como éste tras una charla con Carlos Belmonte. En realidad, muchas de esas cosas ya están casi al alcance de nuestra mano y abren interrogantes éticos y sociales más que inquietantes.

Cuando llegamos al despacho de Belmonte nos lo encontramos debajo de la mesa. Está intentando instalar un ventilador bajo el ordenador. Se ha estropeado el aire acondicionado en todo el edificio del Instituto de Neurociencias de Alicante debido a la cantidad de energía utilizada para un experimento con animales. No parece muy preocupado por ello. Está contento con el premio que le acaban de otorgar (el Premio Nacional Gregorio Marañón de Medicina) y con hablar del avance de la ciencia.

Muestra las instalaciones del Instituto de Neurociencias con indisimulado orgullo. Ocupa un edificio nuevo y vistoso situado frente al hospital de San Juan y con el tiempo se ha convertido en un importante centro de investigación, especialmente en cerebro, en el que trabajan 200 científicos y en el que el inglés es la lengua franca. Pertenece a la Universidad Miguel Hernández y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publica cada año un mínimo de cuatro trabajos en Science y Nature, las más prestigiosas revistas científicas del planeta.

Belmonte fue el fundador de este instituto, en 1989, y su director hasta hace dos años. "Cuando llevas tanto tiempo en un cargo así empiezas a levitar y eso no es sano", bromea. Ha recibido varios premios, entre ellos el Jaime I de Investigación y, este año, el Gregorio Marañón, que suele distinguir una trayectoria completa. Hace dos años fue nombrado presidente de la Organización Internacional para la Investigación del Cerebro (IBRO en sus siglas inglesas), que aglutina a 70.000 neurocientíficos de más de 80 sociedades científicas de 111 países, un puesto muy adecuado para una persona a la que quitan el sueño los desafíos éticos a los que el mundo tendrá que enfrentarse en breve, dadas las posibilidades de manipular el más complejo de nuestro órganos: el cerebro.

Este catedrático de Fisiología ha dedicado la mayor parte de su labor investigadora a los mecanismos del origen del dolor y su transmisión en el sistema nervioso, pero considera que la trascendencia real de su aportación a la ciencia española ha sido su capacidad de generar proyectos y formar equipos. Así que se jacta de que la media de edad en el Instituto de Neurociencias es de 36 años, de que el ambiente laboral es bueno e intenso, con un 20% de científicos siempre llegados del exterior, y de que los catedráticos de Fisiología que se formaron en su departamento de Valladolid son mejores científicos que él.

Es buen conversador. En realidad, habla por los codos. Y tiene un evidente afán divulgador. No es de esos científicos que levantan la nariz con arrogancia cuando se les plantea cuestiones generales o poco atinadas científicamente. Cualquier pregunta es buena para intentar explicar con pasión y con sentido del humor la ciencia, lo que a todas luces le divierte, sobre todo si sus hallazgos suponen un beneficio directo para el ser humano. Es médico, al fin y al cabo.

¿Qué ha aprendido usted del dolor durante todo este tiempo de investigación? ¿Es totalmente controlable? El 95% del dolor es controlable. Ya hace mucho tiempo que se descubrieron los opioides como analgésicos y se ha avanzado muchísimo en el tratamiento del dolor. Pero todavía estamos muy detrás de lo que deberíamos estar porque hay unas influencias culturales que frenan su desarrollo. Por ejemplo, se sigue infrautilizando la morfina, que es un estupendo analgésico, por miedo de los médicos, cuando científicamente tenemos muy claro que se puede utilizar en periodos largos y grandes concentraciones. Se teme que genere dependencia, por ejemplo, cuando en los pacientes con dolor intenso se ha comprobado que aquélla se reduce. Hoy se están descubriendo nuevos analgésicos excelentes, con menos efectos secundarios.

De hecho es en lo que ustedes han trabajado. Sí. Ahora estamos haciendo una cosa muy interesante: buscando la relación entre dolor y frío. Estamos analizando cómo el frío genera dolor y cómo el frío a nivel visceral puede producir sensaciones muy desagradables, como cuando se toma uno un helado o una horchata granizada.

¿Se puede anular por completo el dolor, inhibiendo la parte del cerebro donde se genera esa sensación? Totalmente. La señal del dolor va de la periferia (la piel, por ejemplo, cuando te quemas) a la médula espinal y ahí va dando saltos en distintos niveles del sistema nervioso hasta que llega a la corteza, que es donde se aloja la sensación consciente de dolor. Hay otras zonas que alojan las emociones del dolor. Son zonas separadas, de forma que se pueden separar selectivamente unas u otras. Así que hay pacientes que tienen dolor, pero no lo viven emocionalmente como desagradable, y, al revés, dolores en principio nimios son insoportables para algunos.

¡Así que son mecanismos totalmente independientes! Son paralelos, pero están separados. Una de las cosas que hacemos en la neurociencia actual es descomponer lo que parecía único. Así estamos entendiendo los mecanismos que la generan. La memoria tampoco es una sola. Hay diez tipos distintos de memoria con mecanismos neurológicos completamente distintos.

¿Están ustedes fotografiando cada milímetro cuadrado del cerebro como otros fotografían cada palmo de la Tierra? Sí, estamos descomponiendo, desarmando. En el caso del dolor hay otra parte interesante. Nosotros disponemos de un sistema para defendernos del dolor. Cuando un animal es atacado, puede defenderse o huir, y para ninguna de las dos cosas es recomendable que sienta dolor. De hecho, no lo siente. Es bien conocido que en la batalla los soldados no sienten dolor cuando son heridos. En esas situaciones extremas se activa un sistema del organismo que inhibe el dolor. Lo elimina interrumpiendo la subida de la información dolorosa a la corteza cerebral. De hecho, la morfina activa ese mismo sistema, que es endógeno, nuestro.

De manera que el desafío es hallar analgésicos que activen ese mecanismo sin producir efectos secundarios. Claro. Que sean específicos. El problema más importante en el sistema nervioso es la especificidad, encontrar lo que actúa de manera selectiva en el circuito que quieres modificar. El problema es que el sistema nervioso no tiene receptores diferentes para cada cosa. Lo que varía es la manera de conectarse entre ellos. A nivel químico, si bloqueas un tipo de receptor, como hacen los opiáceos contra el dolor, activas al mismo tiempo el sistema de recompensa. Por eso la morfina da tanto gustirrinín. El problema es que también se puede bloquear la respiración. Es el peligro de la morfina en dosis altas. Desgraciadamente, no usamos un solo receptor para una sola cosa.

Volviendo al principio, decía usted que el 95% de los dolores ya se pueden controlar, pero lo cierto es que ese avance no ha llegado todavía al ciudadano ni siquiera de un país desarrollado como el nuestro. Es cierto. No se controlan de hecho el 95% de los dolores. Pero tenemos las herramientas y, de hecho, tenemos tratamientos para una gran parte de los dolores. El problema es que la gente pide milagros, resultados inmediatos, y la ciencia no funciona así. Avanza a pequeños pasos, que, en perspectiva, son enormes. A mí me impresiona, por ejemplo, la velocidad con la que progresa el conocimiento del cerebro. Es apabullante. Y la sociedad no es consciente de la influencia y el debate ético que va a suponer todo lo que podremos hacer con el cerebro.

Como por ejemplo... Podremos leerlo como una ventana abierta, saber qué piensa una persona. Podremos manipularlo, modificarlo, estimularlo, hacer ver cosas que en realidad el individuo no ve, hacer sentir cosas que no se sienten. Podremos saber cómo enseñar a los niños para que aprendan. Ahora todo lo hacemos empíricamente.

¿Podríamos modificar un cerebro física o químicamente? También genéticamente. Haciendo que se expresen unos genes que antes no se expresaban o introduciendo unos genes que modifican un determinado circuito o haciendo que un circuito se desarrolle más que otro o reforzando una sinapsis... Ya se está aplicando al estrés postraumático con gente que ha participado en guerras como las de Irak o Afganistán. Ese síndrome impide dormir a la gente, que se despierta horrorizada porque el cerebro conserva las experiencias más traumáticas para poder evitarlas en el futuro. Gracias a ello hemos sobrevivido a nivel evolutivo. Para esa gente se ha encontrado el remedio: borrarles selectivamente ese recuerdo. El debate ético a plantear es dónde poner los límites.

Porque se puede borrar la memoria, pero también seleccionar a la gente; tener un hijo más listo, por ejemplo. O decidir que sea músico. ¿Pero quién es usted para decidir que su hijo sea músico si a lo mejor su cerebro estaba más preparado para que fuera periodista? En un futuro será posible hacerlo o, al menos, no es una cuestión imposible o descabellada. Y, claro, los límites son muy borrosos entre la delincuencia y el éxito social, por ejemplo. No hay más que leer los periódicos. No es sencillo programar un cerebro para que uno sea banquero o asaltador. ¿Qué es Madoff? [Bernard Madoff, responsable del mayor fraude financiero de la historia].

Sí parece que hay unas diferencias más evidentes entre el cerebro de un asesino en serie y el de una persona normal. Sí, bueno, ése es un caso muy patológico. Los asesinos en serie tienen un cerebro muy diferente. Hay una zona del cerebro, la corteza orbitofrontal, que es la última en desarrollarse y es ahí donde se establecen los circuitos que inhiben conductas impulsivas y que determinan nuestras valoraciones éticas y nuestra empatía emocional con otros. A los 18, 19, 20 años de un individuo, todavía se está engrosando esa zona cerebral. Según un estudio realizado en una prisión de Estados Unidos, el 30% de los internos tenía alteraciones funcionales graves en esas zonas. Hay gente que tiene serias alteraciones de esas partes del cerebro y que no es capaz de prever las consecuencias de sus actos. Es lo que determina la madurez.

¿Son incapaces, por ejemplo, de sentir compasión por los otros? Eso es la empatía. Entre los hombres y las mujeres es distinta. Las mujeres son más empáticas que los hombres. Las mujeres detectan mejor el estado emocional de quien tienen enfrente. Hay un experimento muy divertido que lo demuestra. Enseñan a un grupo de personas imágenes muy desagradables de maltrato, por ejemplo, lo que activa la amígdala cerebral (se ve gracias a las técnicas de imagen), una zona que nos despierta el sistema de alarma de sensación de peligro y emergencia. Esas personas se identifican con la víctima. Pero luego ves a la víctima, a su vez, maltratando a un niño. Y le vuelves a enseñar la imagen primera. Pues bien, a las mujeres se les sigue iluminando la amígdala. Siguen sintiendo empatía hacia la primera víctima a pesar de saber que es un cabrón. En los hombres, nada. Como si le estuvieran pegando a un saco. Es una simplificación, pero básicamente ésa es la observación.

Aparte del desafío ético que va a suponer la manipulación del cerebro, habrá que aceptar en el futuro esas diferencias entre hombre y mujer y quizá entre un europeo y un chino o entre un blanco y un negro. Exactamente. Y habrá que tener muy en cuenta el componente hereditario. Porque cada uno tiene una determinada carga genética para que el cerebro acabe conectando todos sus circuitos de una manera automática. Lo que llamamos inteligencia está genéticamente muy predeterminada, lo que quiere decir que es imposible ir más lejos que eso. Un cerebro se puede llevar al máximo, pero no por encima de su capacidad genética.

Así que no se puede amueblar el cerebro, como decimos coloquialmente, de manera extraordinaria. Puedes amueblar al máximo en tus 180 metros cuadrados, pero si tienes 40 metros cuadrados, amueblas 40 metros. El apartamento puede ser muy coqueto o puede ser un asco. Lo que más me preocupa es que lo más fácil es que sea un asco. Por eso me obsesiona la educación de los niños. Es un periodo determinante para que una persona vaya por un lado o por otro, dada la enorme plasticidad del cerebro. Hay circuitos que en un determinado momento de la vida se quedan cerrados para siempre. Estoy convencido de que ocurre con la violencia. Al que es maltratado en un momento determinado se le activan unos circuitos de emergencia que se quedan para toda su vida. Es una especulación mía, pero hay datos que sugieren que eso es así. A las ratas les das de comer una comida que tiene un sabor o un olor determinado que las hace vomitar cuando son chiquititas y no vuelven a tomar ese alimento jamás. Jamás. Es un circuito primitivo de supervivencia. Es sorprendente comprobar el número de niños que son maltratadores después.

Dice usted que lo más sencillo es empeorar el cerebro y muy difícil mejorarlo. ¿No hay esperanzas gracias a las investigaciones sobre células madre y regeneración de tejidos? En el sistema nervioso, por supuesto. Pero regenerar un cerebro que ya es adulto es algo de lo que estamos muy lejos. Puedes lograr que algunas zonas lesionadas se regeneren, pero lo importante del cerebro no son tanto las neuronas como las conexiones. Tenemos 100.000 millones de neuronas, y cada una de ellas, 1.000 conexiones que forman un circuito determinado.

¿Sería más sencillo simplemente corregir? ¿Lograr que una persona obsesiva o triste por naturaleza sea un poco más optimista y un poco más feliz? Claro. Conocemos qué es lo que pasa si hay un circuito neuronal que funciona anómalamente, como es el caso del obsesivo compulsivo. Le bajas la actividad de los canales de sodio y cambia. Ocurre algo parecido con la depresión. Administras a un depresivo un bloqueante de la recaptación de la serotonina y al día siguiente está como una rosa. Lo que pasa es que todo esto lo hacemos groseramente y se puede llegar a hacer mucho más finamente. La cuestión es dónde pones el límite, dónde paras. ¿Vamos a tener a todo el mundo siempre contento? ¿Es a eso a lo que aspiramos? A lo mejor entonces ya no trabajamos, porque no tenemos otra recompensa. Es muy complicado. Es un verdadero debate ético para la sociedad del próximo futuro.

Sí, porque además se puede cambiar la personalidad de la gente. Convertir a alguien en lo que no era. Efectivamente. Pero imagine situaciones. Conviene controlar la agresividad, pero esa misma agresividad en un determinado individuo puede ser muy útil en el trabajo. Los límites entre lo bueno y lo malo de la personalidad de la gente son muy difusos.

Y a través de los fármacos podemos estar volviendo de alguna manera a la tan criticada lobotomía. Fue criticada, pero su impulsor ganó el Premio Nobel. Pero sí, podemos hacer que todo el mundo sea bueno y algo estúpido. Y también se puede utilizar la electroestimulación cerebral para que la gente tenga vivencias tan reales como las de verdad. La utilización de la imagen cerebral en juicios ya se ha empezado a plantear, porque se puede ver claramente si alguien miente o no. Todavía no se ha establecido el procedimiento que asegure en términos legales los resultados, pero lo cierto es que cuando se ilumina una determinada parte del cerebro sabemos que alguien miente como un bellaco.

Sería una máquina de la verdad, pero rigurosa. Claro. Le voy a poner otro ejemplo de los desafíos a los que nos enfrentamos. El sentido de la responsabilidad es un concepto muy discutible en términos neurológicos. Hay un experimento también increíble. [Se ríe]. Se pone a prueba a una persona para que elija entre salvar a un niño o salvar a diez ancianos. No puede hacer ambas cosas a la vez. Pues bien, registrando la actividad cerebral de la persona que va a decidir, sabemos 100 milisegundos antes de que lo haga que va a salvar al niño o a los ancianos. Podemos saberlo e incluso estimularle de manera que tome una decisión distinta. En los dos casos, el individuo aportará una explicación racional a posteriori sobre la decisión tomada.

¿Eso se va a poder hacer? Bueno, de momento es sólo un experimento de laboratorio, pero explica de alguna manera que las decisiones supuestamente libres se toman en un 80% basándose en información subconsciente. Decidir que es mejor salvar una vida que empieza que diez ya cumplidas es una explicación que el individuo hace basándose en elementos emocionales en activación por un montón de cosas que no tiene ni idea que están en su cerebro.

Pero previamente hay todo un trabajo y una experiencia vital que hace posible que se activen esos circuitos del cerebro para tomar rápidamente una decisión. Por supuesto. Es la experiencia vital la que determina esa decisión, pero intervienen elementos emocionales no controlables.

Y suponiendo que mi experiencia vital me determinara salvar al niño, alguien desde fuera podría cambiarme mi decisión. ¿Es eso lo que dice? Es que las decisiones son intelectuales, emotivas y racionales. Y todo eso ocurre antes de que usted haya sido consciente de ello. La zona consciente es una parte muy pequeña del cerebro. Nuestro cerebro construye un mundo interno que es una visión muy deformada del mundo real, por las vivencias, por la memoria y por una información sensorial que es muy incompleta. Las abejas ven la luz ultravioleta que nosotros no vemos.

Eso no anula la idea de que podemos tener un buen cerebro, desarrollarlo mejor, mantenerlo muy vivo, etcétera. No. Nuestra mente es el producto del cerebro funcionando. Los actos más sofisticados, las emociones más complejas, los sentimientos más profundos, las mayores abstracciones, no son sino una serie de circuitos actuando que dan lugar aese producto que es el pensamiento.

hallar analgésicos que activen ese mecanismo sin producir efectos secundarios. Claro. Que sean específicos. El problema más importante en el sistema nervioso es la especificidad, encontrar lo que actúa de manera selectiva en el circuito que quieres modificar. El problema es que el sistema nervioso no tiene receptores diferentes para cada cosa. Lo que varía es la manera de conectarse entre ellos. A nivel químico, si bloqueas un tipo de receptor, como hacen los opiáceos contra el dolor, activas al mismo tiempo el sistema de recompensa. Por eso la morfina da tanto gustirrinín. El problema es que también se puede bloquear la respiración. Es el peligro de la morfina en dosis altas. Desgraciadamente, no usamos un solo receptor para una sola cosa.

Volviendo al principio, decía usted que el 95% de los dolores ya se pueden controlar, pero lo cierto es que ese avance no ha llegado todavía al ciudadano ni siquiera de un país desarrollado como el nuestro. Es cierto. No se controlan de hecho el 95% de los dolores. Pero tenemos las herramientas y, de hecho, tenemos tratamientos para una gran parte de los dolores. El problema es que la gente pide milagros, resultados inmediatos, y la ciencia no funciona así. Avanza a pequeños pasos, que, en perspectiva, son enormes. A mí me impresiona, por ejemplo, la velocidad con la que progresa el conocimiento del cerebro. Es apabullante. Y la sociedad no es consciente de la influencia y el debate ético que va a suponer todo lo que podremos hacer con el cerebro.

Como por ejemplo... Podremos leerlo como una ventana abierta, saber qué piensa una persona. Podremos manipularlo, modificarlo, estimularlo, hacer ver cosas que en realidad el individuo no ve, hacer sentir cosas que no se sienten. Podremos saber cómo enseñar a los niños para que aprendan. Ahora todo lo hacemos empíricamente.

¿Podríamos modificar un cerebro física o químicamente? También genéticamente. Haciendo que se expresen unos genes que antes no se expresaban o introduciendo unos genes que modifican un determinado circuito o haciendo que un circuito se desarrolle más que otro o reforzando una sinapsis... Ya se está aplicando al estrés postraumático con gente que ha participado en guerras como las de Irak o Afganistán. Ese síndrome impide dormir a la gente, que se despierta horrorizada porque el cerebro conserva las experiencias más traumáticas para poder evitarlas en el futuro. Gracias a ello hemos sobrevivido a nivel evolutivo. Para esa gente se ha encontrado el remedio: borrarles selectivamente ese recuerdo. El debate ético a plantear es dónde poner los límites.

Porque se puede borrar la memoria, pero también seleccionar a la gente; tener un hijo más listo, por ejemplo. O decidir que sea músico. ¿Pero quién es usted para decidir que su hijo sea músico si a lo mejor su cerebro estaba más preparado para que fuera periodista? En un futuro será posible hacerlo o, al menos, no es una cuestión imposible o descabellada. Y, claro, los límites son muy borrosos entre la delincuencia y el éxito social, por ejemplo. No hay más que leer los periódicos. No es sencillo programar un cerebro para que uno sea banquero o asaltador. ¿Qué es Madoff? [Bernard Madoff, responsable del mayor fraude financiero de la historia].

Sí parece que hay unas diferencias más evidentes entre el cerebro de un asesino en serie y el de una persona normal. Sí, bueno, ése es un caso muy patológico. Los asesinos en serie tienen un cerebro muy diferente. Hay una zona del cerebro, la corteza orbitofrontal, que es la última en desarrollarse y es ahí donde se establecen los circuitos que inhiben conductas impulsivas y que determinan nuestras valoraciones éticas y nuestra empatía emocional con otros. A los 18, 19, 20 años de un individuo, todavía se está engrosando esa zona cerebral. Según un estudio realizado en una prisión de Estados Unidos, el 30% de los internos tenía alteraciones funcionales graves en esas zonas. Hay gente que tiene serias alteraciones de esas partes del cerebro y que no es capaz de prever las consecuencias de sus actos. Es lo que determina la madurez.

¿Son incapaces, por ejemplo, de sentir compasión por los otros? Eso es la empatía. Entre los hombres y las mujeres es distinta. Las mujeres son más empáticas que los hombres. Las mujeres detectan mejor el estado emocional de quien tienen enfrente. Hay un experimento muy divertido que lo demuestra. Enseñan a un grupo de personas imágenes muy desagradables de maltrato, por ejemplo, lo que activa la amígdala cerebral (se ve gracias a las técnicas de imagen), una zona que nos despierta el sistema de alarma de sensación de peligro y emergencia. Esas personas se identifican con la víctima. Pero luego ves a la víctima, a su vez, maltratando a un niño. Y le vuelves a enseñar la imagen primera. Pues bien, a las mujeres se les sigue iluminando la amígdala. Siguen sintiendo empatía hacia la primera víctima a pesar de saber que es un cabrón. En los hombres, nada. Como si le estuvieran pegando a un saco. Es una simplificación, pero básicamente ésa es la observación.

Aparte del desafío ético que va a suponer la manipulación del cerebro, habrá que aceptar en el futuro esas diferencias entre hombre y mujer y quizá entre un europeo y un chino o entre un blanco y un negro. Exactamente. Y habrá que tener muy en cuenta el componente hereditario. Porque cada uno tiene una determinada carga genética para que el cerebro acabe conectando todos sus circuitos de una manera automática. Lo que llamamos inteligencia está genéticamente muy predeterminada, lo que quiere decir que es imposible ir más lejos que eso. Un cerebro se puede llevar al máximo, pero no por encima de su capacidad genética.

Así que no se puede amueblar el cerebro, como decimos coloquialmente, de manera extraordinaria. Puedes amueblar al máximo en tus 180 metros cuadrados, pero si tienes 40 metros cuadrados, amueblas 40 metros. El apartamento puede ser muy coqueto o puede ser un asco. Lo que más me preocupa es que lo más fácil es que sea un asco. Por eso me obsesiona la educación de los niños. Es un periodo determinante para que una persona vaya por un lado o por otro, dada la enorme plasticidad del cerebro. Hay circuitos que en un determinado momento de la vida se quedan cerrados para siempre. Estoy convencido de que ocurre con la violencia. Al que es maltratado en un momento determinado se le activan unos circuitos de emergencia que se quedan para toda su vida. Es una especulación mía, pero hay datos que sugieren que eso es así. A las ratas les das de comer una comida que tiene un sabor o un olor determinado que las hace vomitar cuando son chiquititas y no vuelven a tomar ese alimento jamás. Jamás. Es un circuito primitivo de supervivencia. Es sorprendente comprobar el número de niños que son maltratadores después.

Dice usted que lo más sencillo es empeorar el cerebro y muy difícil mejorarlo. ¿No hay esperanzas gracias a las investigaciones sobre células madre y regeneración de tejidos? En el sistema nervioso, por supuesto. Pero regenerar un cerebro que ya es adulto es algo de lo que estamos muy lejos. Puedes lograr que algunas zonas lesionadas se regeneren, pero lo importante del cerebro no son tanto las neuronas como las conexiones. Tenemos 100.000 millones de neuronas, y cada una de ellas, 1.000 conexiones que forman un circuito determinado.

¿Sería más sencillo simplemente corregir? ¿Lograr que una persona obsesiva o triste por naturaleza sea un poco más optimista y un poco más feliz? Claro. Conocemos qué es lo que pasa si hay un circuito neuronal que funciona anómalamente, como es el caso del obsesivo compulsivo. Le bajas la actividad de los canales de sodio y cambia. Ocurre algo parecido con la depresión. Administras a un depresivo un bloqueante de la recaptación de la serotonina y al día siguiente está como una rosa. Lo que pasa es que todo esto lo hacemos groseramente y se puede llegar a hacer mucho más finamente. La cuestión es dónde pones el límite, dónde paras. ¿Vamos a tener a todo el mundo siempre contento? ¿Es a eso a lo que aspiramos? A lo mejor entonces ya no trabajamos, porque no tenemos otra recompensa. Es muy complicado. Es un verdadero debate ético para la sociedad del próximo futuro.

Sí, porque además se puede cambiar la personalidad de la gente. Convertir a alguien en lo que no era. Efectivamente. Pero imagine situaciones. Conviene controlar la agresividad, pero esa misma agresividad en un determinado individuo puede ser muy útil en el trabajo. Los límites entre lo bueno y lo malo de la personalidad de la gente son muy difusos.

Y a través de los fármacos podemos estar volviendo de alguna manera a la tan criticada lobotomía. Fue criticada, pero su impulsor ganó el Premio Nobel. Pero sí, podemos hacer que todo el mundo sea bueno y algo estúpido. Y también se puede utilizar la electroestimulación cerebral para que la gente tenga vivencias tan reales como las de verdad. La utilización de la imagen cerebral en juicios ya se ha empezado a plantear, porque se puede ver claramente si alguien miente o no. Todavía no se ha establecido el procedimiento que asegure en términos legales los resultados, pero lo cierto es que cuando se ilumina una determinada parte del cerebro sabemos que alguien miente como un bellaco.

Sería una máquina de la verdad, pero rigurosa. Claro. Le voy a poner otro ejemplo de los desafíos a los que nos enfrentamos. El sentido de la responsabilidad es un concepto muy discutible en términos neurológicos. Hay un experimento también increíble. [Se ríe]. Se pone a prueba a una persona para que elija entre salvar a un niño o salvar a diez ancianos. No puede hacer ambas cosas a la vez. Pues bien, registrando la actividad cerebral de la persona que va a decidir, sabemos 100 milisegundos antes de que lo haga que va a salvar al niño o a los ancianos. Podemos saberlo e incluso estimularle de manera que tome una decisión distinta. En los dos casos, el individuo aportará una explicación racional a posteriori sobre la decisión tomada.

¿Eso se va a poder hacer? Bueno, de momento es sólo un experimento de laboratorio, pero explica de alguna manera que las decisiones supuestamente libres se toman en un 80% basándose en información subconsciente. Decidir que es mejor salvar una vida que empieza que diez ya cumplidas es una explicación que el individuo hace basándose en elementos emocionales en activación por un montón de cosas que no tiene ni idea que están en su cerebro.

Pero previamente hay todo un trabajo y una experiencia vital que hace posible que se activen esos circuitos del cerebro para tomar rápidamente una decisión. Por supuesto. Es la experiencia vital la que determina esa decisión, pero intervienen elementos emocionales no controlables.

Y suponiendo que mi experiencia vital me determinara salvar al niño, alguien desde fuera podría cambiarme mi decisión. ¿Es eso lo que dice? Es que las decisiones son intelectuales, emotivas y racionales. Y todo eso ocurre antes de que usted haya sido consciente de ello. La zona consciente es una parte muy pequeña del cerebro. Nuestro cerebro construye un mundo interno que es una visión muy deformada del mundo real, por las vivencias, por la memoria y por una información sensorial que es muy incompleta. Las abejas ven la luz ultravioleta que nosotros no vemos.

Eso no anula la idea de que podemos tener un buen cerebro, desarrollarlo mejor, mantenerlo muy vivo, etcétera. No. Nuestra mente es el producto del cerebro funcionando. Los actos más sofisticados, las emociones más complejas, los sentimientos más profundos, las mayores abstracciones, no son sino una serie de circuitos actuando que dan lugar aese producto que es el pensamiento.