
Los científicos identificaron la región del cerebro involucrada en los juicios morales.
Científicos afirman que es posible cambiar los juicios morales de la gente alterando una zona específica del cerebro con impulsos electromagnéticos.
Los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) identificaron una región del cerebro detrás del oído derecho que al parecer controla la moralidad.
Y utilizando impulsos electromagnéticos para bloquear la actividad celular lograron alterar en los voluntarios la noción de lo correcto y lo equivocado.
Los detalles de la investigación aparecen publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) (Actas de la Academia Nacional de Ciencias).
Tal como explica la doctora Liane Young, quien dirigió el estudio "pensamos que la moralidad es una conducta de muy alto nivel".
"Así que poder aplicar un campo magnético a una región específica del cerebro y cambiar sus juicios morales es realmente sorprendente", expresa.
Esta región clave del cerebro es un nudo de nervios conocida como intersección temporoparietal derecha o RTJP.
En el estudio los científicos sometieron a 20 voluntarios a varias pruebas diseñadas para analizar su noción de correcto y equivocado.
En un escenario se preguntó a los participantes qué tan aceptable era que un hombre permitiera que su novia caminara por un puente que él sabía era inseguro.
Después de recibir un pulso electromagnético de 500 milisegundos en el cuero cabelludo, los voluntarios dieron veredictos basados en las consecuencias y no en el principio moral.
Es decir, si la novia lograba cruzar el puente de forma segura, no consideraron que el hombre hubiera hecho algo malo.
Esto refleja, dicen los investigadores, que los voluntarios no pudieron hacer un juicio moral para el cual se requiere un entendimiento de las intenciones de los demás.
Estudios previos han demostrado que la RTJP es muy activa cuando la gente está pensando en las creencias y pensamientos de los otros.
Corrientes eléctricas
El equipo del MIT identificó esta región en los voluntarios utilizando un sofisticado escáner cerebral de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
Después se enfocaron en el área usando una técnica llamada estimulación magnética transcraneal (TMS) para crear corrientes eléctricas débiles que evitar temporalmente que las neuronas trabajen normalmente.
En una prueba, los voluntarios fueron expuestos a TMS durante 25 minutos antes de leerles historias sobre personajes moralmente cuestionables y pedirles que juzgaran sus acciones.

Los científicos utilizaron impulsos electromagnéticos para alterar la RTJP.
En un segundo experimento, los voluntarios fueron sometidos a una TMS mucho más corta de 500 milisegundos mientras se les pedía que hicieran un juicio moral.
En ambos casos los científicos encontraron que cuando se alteraba la RTJP los voluntarios solían juzgar a las acciones únicamente sobre la base de si éstas causaban daño y no porque éstas estuvieran moralmente equivocadas.
Los actos moralmente dudosos con un final "feliz" a menudo eran juzgados como aceptables.
Otros expertos afirman que el estudio es interesante.
"La investigación sugiere que esta región -la RTJP- es necesaria para llevar a cabo un razonamiento moral" afirma Sarah-Jayne Blakemore, experta en cerebro de la Universidad de Londres.
"Lo que es interesante es que ésta es una región que tarda mucho en desarrollarse -por lo general en la adolescencia o ya entrados los 20 años de edad".
"El siguiente paso ahora será analizar si acaso el desarrollo de la moralidad cambia cuando un niño pasa a la adultez, y si es así, cómo ocurre este cambio", expresa la experta.
El equipo del MIT está ahora investigando el papel del RTJP en los juicios de las personas que son moralmente afortunadas o desafortunadas.
Por ejemplo, un conductor ebrio que golpea y mata a un peatón es desafortunado, comparado con otro conductor igualmente ebrio que puede llegar a su casa sin causar un accidente.
Lo que los científicos quieren investigar es por qué el conductor desafortunado y homicida tiende a ser juzgado como más culpable moralmente que el otro conductor.
Utilizar las señales cerebrales para controlar teclados, robots o dispositivos protésicos es un área activa de la investigación médica. Ahora, un equipo de investigadores en la Universidad de Washington ha completado un análisis de señales en la superficie cerebral de varias personas mientras éstas ejecutaban movimientos imaginarios para controlar un cursor. Los resultados muestran que ver a un cursor responder a nuestros pensamientos induce señales cerebrales más fuertes que las generadas en la vida cotidiana
Un equipo de investigadores de la Universidad de Oregón ha aislado un canal de procesamiento independiente de sinapsis en el interior de la corteza auditiva del cerebro, que se ocupa específicamente de desactivar el procesamiento de los sonidos en los momentos apropiados. Tal regulación es vital para la audición y para comprender el lenguaje hablado



SILVERIO SÁNCHEZ CORREDERA La naturaleza de la conciencia aborda la reciente historia de una polémica entre científicos y filósofos. El encargado de reunir las partes de la polémica (2003-2007) es Daniel Robinson (introducción y capítulo final), quien nos presenta, por una parte, al científico Maxwell Bennett (Sidney) y al filósofo Peter Hacker (Oxford) y, enfrentados a éstos, los filósofos Daniel Dennett (Tufts) y John Searle (Berkeley), que entran en la polémica suscitada por los dos primeros. De este modo, la obra reúne seis escritos de los cuatro polemistas: dos con los argumentos de la polémica (Bennett y Hacker), seguidos de otros dos con las refutaciones (Dennett y Searle) y rematados por los dos finales de réplica (Bennett y Hacker). ¿Puede haber más emoción?